La presión del ser humano sobre el medioambiente y la naturaleza es una problemática global que ocasiona graves efectos, como la transmisión de enfermedades infecciosas entre personas, animales domésticos y especies silvestres.

Un claro ejemplo es la situación que vive la guiña, el felino salvaje más pequeño de América, sigiloso habitante de nuestros bosques entre la zona central de Chile y la Patagonia. Este animal, de aspecto similar a un pequeño leopardo, o bien completamente negro como una pantera, se ha visto expuesto a la fragmentación de su hábitat y al contagio de diversos patógenos provenientes de perros y gatos domésticos de áreas rurales. Esto, de acuerdo a estudios anteriores desarrollados por Constanza Napolitano, académica del Departamento de Ciencias Biológicas y Biodiversidad de la Universidad de Los Lagos e investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB.

Un encuentro inesperado con una guiña.
Créditos: Eduardo Minte.

“A partir de estos hallazgos, quisimos comprender qué tan preparadas estaban las guiñas para hacer frente a esos patógenos que las afectan. Una forma de abordarlo es estudiar la diversidad de genes asociados a la respuesta inmune en poblaciones de esta especie”, explica Constanza Napolitano.

En ese contexto, la investigadora lideró un estudio que fue publicado en la revista científica Science of the Total Environment, en el cual se analizó un grupo de genes que existe en  todos los vertebrados -llamado MHC o complejo mayor de histocompatibilidad- y que participa en la activación de la respuesta inmune contra virus, bacterias y otros microorganismos patógenos.    

 “Lo interesante es que mientras más diversos son estos genes, se puede gatillar una respuesta inmune ante una mayor diversidad de patógenos extraños. Esto tiene gran influencia en la resiliencia a enfermedades, sobrevivencia, adaptación al medio y adecuación biológica, lo que es particularmente relevante en el contexto actual de enfermedades emergentes”, señala la científica.

Diversidad genética y resistencia a patógenos en felinos

¿Cómo realizaron este trabajo y qué resultados obtuvieron? Las y los investigadores recolectaron y analizaron muestras biológicas de 128 guiñas presentes entre la región de Valparaíso y la de Aysén, que habitaban paisajes con distintos grados de perturbación humana, como áreas con bosque nativo continuo y zonas rurales con remanentes de bosque.

“Nuestros resultados indican que las guiñas tienen una diversidad de MHC media a alta comparada con otras especies de carnívoros y felinos silvestres a nivel mundial. Esto sugiere que en general sus poblaciones tendrían actualmente una capacidad adaptativa adecuada para propiciar la resiliencia frente a enfermedades transmitidas por animales domésticos, exóticos y/o invasores, lo que podría facilitar su persistencia a largo plazo”, señala la científica del IEB.

Los científicos aseguran que el huiña es un animal muy difícil de estudiar, incluso mediante signos indirectos como las heces. Foto: Eduardo Silva Rodríguez.
Los científicos aseguran que el huiña es un animal muy difícil de estudiar, incluso mediante signos indirectos como las heces. Foto: Eduardo Silva Rodríguez.

En la investigación se encontró una mayor diversidad de genes del MHC en guiñas que habitan paisajes más perturbados, con presencia de casas y menor cobertura vegetal. Esto sugiere que este grupo estaría expuesto a mayores cargas de patógenos en el ambiente, probablemente de perros y gatos domésticos, generando presiones de selección que mantienen a través de las generaciones esta alta diversidad genética.

Por otra parte, se observó una mayor diversidad de estos genes de respuesta inmune en guiñas que estaban infectadas y que tenían una infección más severa con parásitos cardiorespiratorios, y también en aquellas que presentaban una mayor co-infección con distintos y diversos patógenos.

Pese a estos resultados, Napolitano advierte que el potencial adaptativo de las güiñas podría disminuir y afectar particularmente a esta especie, y lo mismo podría ocurrir potencialmente con otras especies que habitan los bosques, si las actuales tendencias en el cambio de uso de suelo y sus amenazas asociadas persisten en Chile. “A pesar de que la guiña ha mantenido una relativamente alta diversidad genética en los genes del MHC, la especie arriesga perder variantes de diversidad genética si sus poblaciones se vuelven cada vez más pequeñas y aisladas, y afectadas por amenazas de origen antrópico, como la pérdida y fragmentación de su hábitat, la transmisión de patógenos de perros y gatos domésticos, los ataques por perros, los atropellos y la caza ilegal, entre otras”.

Apoyando la conservación

Este pequeño y carismático felino, cuyo rol es clave en el control de plagas, se encuentra en estado de conservación vulnerable. Y es por ello      que      estas y otras investigaciones  buscan aumentar el conocimiento sobre esta especie, y apoyar su conservación.

En ese contexto, Constanza Napolitano advierte que este estudio genético, el primero de este tipo en felinos nativos de Chile, y el segundo realizado en carnívoros nativos chilenos -después del huillín-, puede entregar diferentes aportes.

El huiña es enigmático hasta en su maullido. El sonido captado por Joel Sartore, fotógrafo de National Geographic en Fauna Andina, una reserva chilena de rehabilitación y cría, parece una mezcla entre pájaro y gato. Foto: Jerry Laker.
El huiña es enigmático hasta en su maullido. Foto: Jerry Laker.

“Bajo el concepto de Una Salud, el cual recalca que la salud de la fauna silvestre es interdependiente con la salud humana y de nuestros animales domésticos, estudios como éstos tienen importantes implicancias. Las enfermedades emergentes y zoonosis son una preocupación clave y un problema creciente a nivel mundial. Este estudio incrementa nuestro conocimiento a nivel global sobre las dinámicas evolutivas y el potencial adaptativo de los vertebrados en el cambiante mundo actual”, afirma la académica de la Universidad de Los Lagos.

Asimismo, la científica explica que los resultados de este estudio pueden ser usados para esclarecer e informar sobre los efectos de las perturbaciones humanas en la fauna silvestre, contribuyendo a la toma de decisiones basadas en evidencia para futuros programas de conservación y manejo de esta especie amenazada, y de otras con características ecológicas similares.

Guiña sobre una roca en costa de Pucatrihue.
Pequeña pero majestuosa se encumbra sobre una roca. ©Eduardo Minte

“Las poblaciones de guiña y otras especies nativas deberían ser continuamente monitoreadas en cuanto a su diversidad inmunogenética, y a potenciales amenazas de enfermedades emergentes, para comprender procesos e interacciones en sistemas naturales bajo condiciones ambientales cambiantes”, concluye.

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