Un abejorro chileno (Bombus dahlbomii) vuela por el Fundo Monte Oscuro en Romeral. Es imposible no identificarlo: es robusto y de color anaranjado, destacando en el paisaje con sus antenas, patas y cuerpo negro. Un abejorro que es uno de los más grandes del mundo y una importante especie polinizadora de flora nativa. Al mismo tiempo, es uno de los más amenazados por la introducción del abejorro europeo (Bombus terrestris), encontrándose actualmente catalogado en peligro de extinción, según a la lista roja de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Sistema de Clasificación de Especies de Chile. Razones que hacen cada vez más urgente fomentar su conservación.

Bombus dahlbomii ©Víctor Monzón
Bombus dahlbomii ©Víctor Monzón

Es también una de las especies identificadas en un estudio que catastró la diversidad de abejas nativas en tres áreas donde la Viña Aresti produce uvas para la elaboración de vinos. Se trata de un trabajo desarrollado en alianza con la Universidad Católica del Maule, para identificar la biodiversidad de abejas nativas presente en sus viñedos, la flora que visitan y planificar medidas para su conservación. “Estamos muy conscientes que la viticultura es un sector cuya operación sustentable depende de un amplio conjunto de servicios ecosistémicos, de los cuales somos todos responsables de identificar, mantener, entender y mejorar”, dice Marcelo Lorca, gerente agrícola en Viña Aresti.

“La presencia de las abejas nativas en los viñedos es importante por un tema de conservación ecológica. La vid no se poliniza gracias a las abejas nativas como sí se ha identificado en otros cultivos agrícolas, pero su presencia significa que estos cultivos de viñedos son sanos porque hay especies de plantas nativas y sus polinizadores”, dice el Dr. Víctor Monzón, del Departamento de Ciencias Biológicas y Químicas de la Universidad Católica del Maule, responsable del estudio, quien también destaca la presencia Bombuss dahlbomii: “Encontramos una población en la precordillera. O sea, es un lugar que hay que conservar porque además hay una especie que está en peligro de extinción. Por lo tanto, demuestra que es un lugar sano ecológicamente”.

Abejas nativas en el valle de Curicó

Se estudiaron tres áreas, desde la costa a la precordillera, de la Región del Maule. Específicamente, el Fundo los Cuervos, en la comuna de Iloca; el Sector la Reserva, en Río Claro, y el Fundo Monte Oscuro en Romeral. Entre los tres lugares, se identificaron 41 especies de abejas nativas de las cinco familias presentes en Chile. Un número significativo al considerar que se estiman 424 especies de abejas nativas en Chile, lo que significa que en este sector habita cerca de un 10% de ellas.

Si bien se identificó que existen 10 especies de abejas nativas presentes en todas las zonas estudiadas, como Centris nigerrima, Alloscirtetica gayi o Diadasia chilensis, hay algunas que sólo estaban en dos lugares o en un viñedo. Por ejemplo, especies presentes tanto en el Fundo los Cuervos, como en la Reserva Río Claro, son Cadeguala albopilosa, Epiclopus gayi o Acamptopoeum submetallicum.

Centris nigerrima ©Víctor Monzón
Centris nigerrima ©Víctor Monzón

Con respecto a cada viñedo, el informe destaca que “es muy relevante el hecho que existen abejas nativas que están presentes en un área de estudio, lo que da cierto valor en cuanto a la diversidad específica de cada zona”.

Si se hace un recuento de las especies totales encontradas en cada una de las áreas, en la Reserva en Río Claro hay 28. Entre ellas, Anthidium chilense o Caenohalictus pygosinuatum. En el Fundo Monte Oscuro se contaron 19 especies, dentro de las que están Nothanthidium steloides, Bombus dahlbomii y Manuelia postica. Por último, en la zona costera, en el área Los Cuervos, se identificaron 21 especies, entre las que están Alloscirtetica tristigata, Isepeolus luctuosus y Ruizanthedella nigrocaerulea.

Dentro de los resultados que más destaca Monzón, además de la presencia del abejorro chileno, es la presencia de Centris nigerrima: “es una especie grande, de color negro, y ahí la presencia de individuos es muy alta, lo que se repite con otras especies”. Además, dice que es muy relevante que en la zona precordillerana se hayan identificado otras especies de abejas grandes con alta población. Entre ellas, Alloscirtetica gayi, Svastrides melanura y el ya mencionado Bombus dahlbomii. Esto indica, según las conclusiones del estudio, que es “una zona de alta probabilidad de conservación ecológica, generando la posibilidad de estudios de comportamiento, biología y ecología de estas especies de abejas nativas”.

La presencia de flora nativa

Otro punto que destaca el investigador es que, al no cumplir un rol polinizador de la vid, las especies nativas en el lugar son polinizadoras y excelentes bioindicadoras. Por lo tanto, se valora el rol de las abejas como visitantes de la flora que acompaña el viñedo como muestra de un ecosistema sano.

En este sentido, la presencia de ciertas especies de flora nativa también incide en qué especies visitan el sector. Por ejemplo, en las tres zonas, la Alstroemeria ligtu se relaciona con la Centris nigerrima. Y en los casos en que hay especies de flora que sólo se encuentran en una de las áreas estudiadas, es más probable abejas que sólo se dirijan a esa zona.

Allorscirtetica gayi en Echium vulgare
Alloscirtetica gayi en Echium vulgare ©Víctor Monzón

Por lo tanto, la conservación de la flora nativa es fundamental para mantener y proteger a las abejas que visitan estos lugares. Con respecto a esto, Monzón asegura que “lo más significativo es que estas especies se puedan establecer en el lugar definitivamente, o sea, que uno las pueda encontrar siempre. Hicimos un estudio y las encontramos, pero no sabemos si a lo largo del tiempo, van a seguir apareciendo estas especies”.

En este sentido, Lorca, de Viña Aresti, comenta que se están desarrollando planes de siembras de especies de flora nativa, evaluando cuáles se necesitan plantar para apoyar al mayor número de abejas nativas. Por otro lado, agrega que se están evaluando nuevas líneas de trabajo con el abejorro chileno o Bombus dahlbomii. En esta línea, la Viña Aresti desarrolló una alianza con la ONG británica Buglife para la conservación de abejas en ambos países, contribuyendo con apoyo monetario.

Mientras tanto, Mozón explica que los planes de conservación que se desarrollen deberían ir en la línea de atraer más abejas y plantas nativas, ampliando el conocimiento sobre estas importantes especies indicadoras de ecosistemas sanos.

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