La historia de cómo los loros tricahue se han multiplicado por veinte en la Reserva Nacional Río de los Cipreses en Chile o el esfuerzo para la protección de un árbol en Ecuador que ayuda a su vez a conservar al colibrí Estrellita Esmeralda en la Reserva Río Ayampe confirman que existen estrategias de conservación que pueden mitigar las amenazas y salvar a una especie.

Compartimos cinco historias de conservación en Chile, Argentina, Ecuador, Colombia y Perú que muestran el camino y a veces el calvario que enfrentan quienes trabajan arduamente para no perder una especie emblemática.

Chile: 35 años de exitosa recuperación de los loros tricahue

La primera vez que Cristián Bonacic se dedicó a contar loros tricahue (Cyanoliseus patagonus bloxami) en la cuenca del Río Cachapoal, en la región del Libertador General Bernardo O’Higgins el panorama no era alentador. Las cifras de ese momento —era 1986— indicaban que solo había 217 individuos en esa zona y el número estimado en todo Chile era de 3300 loros según la Corporación Nacional Forestal (CONAF).

Loros Tricahue ©Eduardo Pavez
Loros Tricahue ©Eduardo Pavez

Poco antes de que Bonacic termine su trabajo una noticia cambió el rumbo de esta especie de ave: 38 mil hectáreas del territorio que recorría el investigador se convirtieron en la Reserva Nacional Río de los Cipreses. Así empezó la historia de conservación de los loros tricahue. La declaración de esta reserva nacional permitió que los guardaparques custodiaran de manera permanente las loreras que había en la cuenca del río Cachapoal. Luego se incluyó a esta especie en el Libro Rojo de Vertebrados Terrestres de Chile en la categoría En Peligro de Extinción y, posteriormente se prohibió definitivamente su captura en todo el país.

Actualmente, 35 años después de iniciado este proceso de conservación, la población de loros tricahue es de 4478 individuos en la reserva, 20 veces más que cuando Bonacic llegó a ese lugar. “Abordamos también las principales amenazas, como las especies invasoras, incendios, cambio climático, el ganado y las mascotas. Queremos que sean ciudadanos participativos de su comunidad, conscientes y activos en la protección de su entorno natural y que se entienda a sí mismos como parte de ese entorno”, dice Katherine Cuadra, profesora de la escuela Chacayes sobre el trabajo de educación ambiental que se realiza con los niños y las niñas. Lea la historia completa aquí.

Argentina: triplican la población de cocodrilos gracias a estrategia de aprovechamiento sustentable

En Argentina —como ha sucedido en otras partes del mundo— las poblaciones de cocodrilos, llamados yacaré en ese país, se redujeron durante décadas debido a la destrucción de sus hábitats y a la caza destinada al comercio de sus pieles. Pero en 1990 la historia cambió para los cocodrilos que habitan en Santa Fé, cuando se crea el Proyecto Yacaré destinado a la conservación del yacaré overo (Caiman Latirostris).

©Proyecto Yacaré
©Proyecto Yacaré

Quince años después del inicio de este proyecto la población del Caimán Latirostris se triplicó. Antes de la implementación del proyecto era de 2,7 individuos por kilómetro cuadrado; mientras que 15 años después la cifra ascendió a 9,8 por kilómetro cuadrado. El trabajo de conservación también ha permitido que las hembras se reproduzcan con normalidad en la vida silvestre.

“La clave del éxito del programa es que se le ha dado al yacaré un uso comercial sustentable, con la participación de poblaciones locales, que va de la mano con la conservación”, explica Alejandro Larriera, el veterinario que creó y dirige El Proyecto Yacaré y que actualmente es el subsecretario de Recursos Naturales de la provincia de Santa Fe. Lea la historia completa aquí.

Ecuador: el árbol de pechiche que puede salvar al segundo colibrí más pequeño del mundo

En el año 2012 se creó la Reserva Río Ayampe, de casi 100 hectáreas de extensión, en la comuna de Las Tunas, provincia de Manabí. Esta área protegida ha sido vital para la recuperación del árbol de pechiche (Vitex gigantea) del cual depende, en gran medida, el colibrí Estrellita Esmeraldeña (Chaetocercus Berlepschi). “Esta reserva se crea con la prioridad de proteger al segundo colibrí más pequeño del mundo”, asegura Byron Delgado, administrador y guardaparque de la reserva.

La madre de los pichones regresa constantemente a cuidar de sus crías y alimentarlos con el néctar del árbol de pechiche ©Fundación Jocotoco
La madre de los pichones regresa constantemente a cuidar de sus crías y alimentarlos con el néctar del árbol de pechiche ©Fundación Jocotoco

Desde la creación de este espacio de conservación, la Fundación Jocotoco ha trabajado en coordinación con la comunidad, para lograr la reforestación del área con más de 15 000 árboles nativos, de los cuales un 80 % son pechiche, de cuyo fruto se alimenta el colibrí Estrellita Esmeraldeña.

La creación de la reserva ha sido muy importante para la conservación de esta especie que según la Lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) está categorizada como una especie En Peligro de extinción, con apenas una población entre 500 y 1000 ejemplares en menos de 15 puntos del territorio ecuatoriano, repartidos entre las provincias de Esmeraldas, Manabí, Santa Elena y Guayas. El colibrí llega a la zona de Ayampe en noviembre, durante la floración del pechiche, y permanece hasta mayo. Sin embargo, en junio de 2021, Delgado reportó la presencia de un nido con nuevos pichones dentro de la reserva. Lea la historia completa aquí. 

Colombia: cinco años protegiendo a cinco especies en peligro en el Magdalena Medio

El bagre rayado del Magdalena (Pseudoplatystoma magdaleniatum); la marimonda del Magdalena (Ateles hybridus); el manatí del Caribe (Trichechus manatus); el paujil de pico azul (Crax alberti); y el árbol carreto colorado (Aspidosperma polyneuron) son las cinco especies que forman parte del Proyecto Vida Silvestre (PVS) implementado por la Wildlife Conservation Society (WCS) en el río Magdalena medio, en los departamentos de Santander y Antioquia, en  Colombia.

Mono araña café, marimonda del Magdalena o choibo ©Mauricio ‘El Pato’ Salcedo – WCS Colombia
Mono araña café, marimonda del Magdalena o choibo ©Mauricio ‘El Pato’ Salcedo – WCS Colombia

Estas especies consideradas en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) forman desde hace cinco años parte de esta propuesta considerada una de los proyectos de conservación más ambiciosos del país. “Lo que hicimos  fue orientar todo el esfuerzo hacia un proceso para establecer acuerdos de pesca como instrumentos de ordenación y conservación”, dice Mauricio Valderrama, biólogo y director de la Fundación Humedales que trabaja con el bagre rayado, catalogado En Peligro por la UICN. En el caso de la marimonda del Magdalena, hace 20 años pasó a estar catalogado como en Peligro Crítico cuando se descubrió que no era una subespecie del mono araña amazónico, sino una especie diferente.

El Proyecto Vida Silvestre también contempla al Grupo Guardianes del Manatí que realiza recorridos para avistamientos del Trichechus manatus y una intensa coordinación con los ganaderos de la zona para vincularlos con la conservación a través de la recuperación de bosques que permitan mejorar la conectividad de la fauna. Lea la historia completa aquí.

Perú: la rana gigante del Titicaca enfrenta el peligro de su desaparición

El biólogo Jhazel Quispe empezó a investigar sobre la rana gigante del lago Titicaca Telmatobius culeus cuando se unió a un proyecto del Denver Zoo. Lo que se hizo fue recorrer 17 puntos alrededor del lago Titicaca, en la zona peruana, para conocer  la abundancia relativa de la especie en esos sitios. “Vimos que en algunos puntos había ranas y en otros no había nada”, comenta Quispe.

Jhazel Quispe durante la primera exploración subacuática en la comunidad de Perka Norte ©Natural Way
Jhazel Quispe durante la primera exploración subacuática en la comunidad de Perka Norte ©Natural Way

Tras esta investigación, Quispe empezó a trabajar con la comunidad de Perka Norte, donde existía una gran cantidad de ranas. “En esta localidad llegaban hasta 15 o 16 en un solo transecto de cien metros. Encontrar este punto fue una alegría grande para nosotros, porque todavía hay esperanza para la especie. Y nos enfocamos en esa comunidad, en Perka Norte. Ahí iniciamos el esfuerzo de conservación desde el 2017”, cuenta el investigador.

A través de Natural Way, la organización que lidera Quispe, además de involucrar a la comunidad se organizaron talleres de educación ambiental para los niños, quienes le tenían miedo a las ranas debido a que la influencia de los adultos “Pensábamos que cuando los niños crezcan, a la primera oportunidad que tengan van a vender las ranas. Porque uno de los problemas más grandes que tiene la especie es el tráfico ilegal”, menciona Quispe. Lea la historia completa aquí.

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