©2021 Wild Sanctuary, all rights reserved.
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La memoria individual recopila el recuerdo del paso de la vida. La memoria colectiva construye himnos y espacios comunes donde compartimos un lenguaje universal: el llanto, la risa, el sonido del aullido de una jauría cuando retumban las sirenas en las calles. Cuando atravesamos esa biblioteca sonora asimilamos imágenes incrustadas en la memoria, de tal forma que toda una generación podría llegar a reconocer la visual de guerra con la canción The End de la banda norteamericana The Doors o la Cabalgata de las Valquirias de Wagner y automáticamente trasladarnos a la indeleble vibración de helicópteros sobrevolando la selva, como en el clásico film de Francis Ford Coppola, Apocalypse Now. ¿El responsable de tal hazaña sonora? Bernard L. Krause.

Bernie Krause, aparte de haberse introducido en la memoria sonora colectiva, comenzó su carrera como compositor a principio de los años 60’s en la costa oeste de Estados Unidos, formando parte del grupo estadounidense de música folk The Weavers. Posteriormente cuando el grupo se separó, creó el dúo Beaver & Krause de música electrónica, llegando a jugar un rol esencial en el soundtrack de la antesala a Woodstock, el festival Summer of Love para celebrar el nacimiento de esa entonces nueva contracultura. Paul Beaver y Bernie Krause influyeron en una nueva ola de música experimental introduciendo el sintetizador en el pop, tocando sesiones para músicos y bandas como The Beatles, The Beach Boys, The Doors, Simon & Garfunkel y Neil Young, entre muchos otros.

Krause abrió el campo de la ecología del paisaje sonoro tras dejar atrás la carrera musical, revolucionando lo que en ese momento comenzó como un cambio de rumbo a uno de los trabajos más relevantes en términos de estudios del mundo por medio del sonido; evidenciando los cambios ecosistémicos en los diversos hábitats de la Tierra (comprobando que la crisis climática puede ser escuchada), tras acuñar tres expresiones esenciales para definir sus contenidos: la geofonía, biofonía y antropofonía.

Photo courtesy: © 2021, Nick Nichols, all rights reserved.
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Bernie en el campo grabando gorilas de montaña en Karisoke, el campamento de la difunta Dian Fossey en Ruanda, 1987.

¿Cómo pasaste de ser un productor discográfico e ingeniero musical a dedicar tu vida a grabar paisajes sonoros naturales?

Llegué a este campo de estudio prácticamente por accidente. A finales de los 60’s, mientras me encontraba escribiendo y produciendo mi primer álbum Warner Bros. con mi ya difunto amigo y compañero musical Paul Beaver, necesitábamos recolectar paisajes sonoros naturales para nuestras composiciones… considerando que en ese entonces no existían las bibliotecas de sonidos naturales, tuvimos que encontrar la manera de hacer estas grabaciones por nuestras vías. El álbum, In a Wild Sanctuary, fue el primero en el tema de la ecología y también el primero en presentar paisajes sonoros naturales como un componente de la orquestación. Paul se rehusó a grabar afuera dejándome la tarea a mí. Resulta que recién aparecían en el mercado nuevas grabadoras estéreo portátiles y nos dieron un modelo de prueba beta para probar…

…Una tarde de octubre en 1968, fui a un parque local cerca de San Francisco, grabadora y micrófonos en mano -y rollos- claro. El impacto de la delicada tela acústica y el espacio, fue tan impresionante y emocionalmente poderoso que decidí en ese momento dedicar el resto de mi vida a capturar paisajes sonoros naturales. Además, la ecología del paisaje sonoro me hacía sentir relajado y centrado por primera vez, dado mi batalla eterna con TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).
Como resultado, la transición fue una decisión fácil. En 1979, luego de haber sido despedido 8 veces mientras trabajaba para Apocalypse Now, renuncié a la música profesional, obtuve un doctorado en bioacústica y nunca miré atrás.

¿Qué es la ecología del paisaje sonoro?

El paisaje sonoro se refiere a todo el sonido que llega a nuestros oídos desde cualquier fuente, ya sea de origen humano o natural. Y los paisajes sonoros se componen de tres fuentes básicas. El primero de ellos es la geofonía: sonidos naturales no biológicos como el sonido del agua en un arroyo, una tormenta, el viento que sopla de un árbol o la hierba en un prado, el movimiento de la tierra. La geofonía es la clase de sonido más antigua de la tierra, con sus señales presentes cuando la tierra se formó hace unos 4.500 millones de años, pero esos sonidos no se escucharon hasta que los organismos vivos evolucionaron hace unos 550 millones de años con la capacidad de detectar el sonido. Con el tiempo, estos organismos establecieron sus propias estructuras productoras de señales aplicadas como parte de su comportamiento. El sonido colectivo producido por estos organismos en un hábitat determinado en un momento determinado se llama biofonía (bio = vida y pon = sonido… los sonidos de los organismos vivos). La tercera fuente de sonido es producida por humanos y se llama antropofonía (antropo = humano y el pon = sonido). El sonido humano se divide libremente en dos subclases: sonido controlado como música, lenguaje y teatro; y un sonido caótico o incoherente, principalmente electromecánico, al que nos referimos como ruido.

¿Cuáles son los hallazgos que más te han sorprendido en tu trabajo?

Mi archivo, recopilado en el campo durante los últimos 53 años, consta de más de 5.000 horas de hábitats completos, marinos y terrestres, con aproximadamente 15.000 organismos diferentes identificados en la mezcla (probablemente hay más de un millón). No trato de grabar organismos individuales porque encuentro que el paisaje sonoro total de un hábitat completo es mucho más atractivo e informativo. Es la forma en que todas las voces trabajan juntas en lo que yo llamo una “proto-orquesta”, una biofonía colectiva que comunica todo lo que necesitamos saber sobre ese bioma o lugar en particular.

El momento más sorprendente ocurrió cuando me di cuenta -recientemente- que más de la mitad de mi colección ahora proviene de hábitats enteros que se han extinguido (no estamos hablando de animales individuales, aquí). O eso, o los hábitats son tan radicalmente transformados por el comportamiento humano que ya no se pueden escuchar en su forma original. Ese hallazgo hace que esta colección sea bastante peculiar, en efecto. Porque si uno quiere saber cómo sonaba un lugar natural salvaje en los años setenta u ochenta, mi colección es el lugar para comenzar esa búsqueda.

Photo courtesy: @2021, Tim Chapman, all rights reserved.
Photo courtesy: @2021, Tim Chapman, all rights reserved.

¿Cual es tu relación con los animales luego de haberte insertado en su mundo sonoro?

Cuando era un niño creciendo en el medio oeste de Estados Unidos, me aterrorizaban los animales y era bastante alérgico a la mayoría de ellos. No fue hasta mis 30 años que decidí desafiar ese miedo y superar mi reacción física a su presencia. Nuestro proyecto de obtener grabaciones de sonidos naturales para nuestro álbum In a Wild Sanctuary me convenció de que había mucho que amar en el mundo natural y que, si aprendía a viajar de forma segura entre las criaturas, estaría perfectamente bien y capaz de prosperar en medio de ellos, bastante feliz. Ahora, se me hace extremadamente difícil pasar mucho tiempo sin salir a caminar adentrándome en un bosque solo, reunir mis sentidos y restaurar mi cordura una vez más, especialmente cuando tenemos que soportar de otra manera este mundo disfuncional sin precedentes que hemos creado para nosotros mismos.

¿A qué te refieres cuando mencionas que los animales le enseñaron a los humanos a bailar y cantar?

Como menciono en mi libro The Great Animal Orchestra: Finding the Origins of Music in the World’s Wild Place, los humanos son imitadores. Aprendimos nuestra música imitando los ritmos de los grandes simios golpeando el compás en los contrafuertes de las higueras o escuchando ritmos de las ranas o los insectos mientras vocalizan o estridifican (crear sonido mediante el roce). Aprendimos de la melodía de los pájaros. Aprendimos armonía de la forma en que todos los organismos vocales en hábitats saludables se mezclan. Y aprendimos de la orquestación de la manera en que cada organismo encuentra un ancho de banda acústico específico dentro del cual vocalizar, al igual que los instrumentos de una orquesta.

En relación a la pandemia, pudiendo presenciar en diferentes lugares del mundo cómo la vida silvestre emergía en la ausencia temporal de la actividad humana, ¿crees que se alcanza a hacer alguna diferencia respecto a la descontaminación sonora?

Sí. Durante un tiempo; al comienzo de la pandemia, cuando muchas ciudades de todo el mundo estaban cerradas, obviamente hubo menos antropofonía. Durante un breve período de tiempo la primavera pasada, como señalaron muchos amigos y colegas, las aves urbanas se podían escuchar donde muchas nunca se habían notado antes. Muchos de nuestros amigos se dieron cuenta de la belleza sonora de las biofonías, sonidos que anteriormente habían sido ahogados por la arrogancia competitiva de nuestra feroz ambición.

De acuerdo al mismo tema (COVID-19), ¿crees que esta pandemia humana afecte directamente a la vida natural?

Sí, a su inicio el escenario parecía -brevemente- favorable: todo tipo de animales salvajes aparecían en las calles urbanas y suburbanas. Ahora, a medida que retomamos la “normalidad” saqueando todos los recursos naturales a nuestro alcance, pareciera que estamos más trastornados que nunca, empeñados en agotar los elementos finitos que quedan para obtener ganancias a corto plazo y “cosas” de consumo que nadie realmente necesita. Y los animales se han retirado, una vez más, a lugares seguros, raramente vistos.

¿Crees que el ser humano es capaz de sincronizarse con el medio ambiente?

No por el momento. Nuestra misión colectiva pareciera estar más calculada hacia la autodestrucción.

¿Qué necesitamos para lograr una conexión con la naturaleza?

Tres cosas: (1) Educación. (2) La voluntad colectiva de reconocer los problemas que hemos creado y confrontar nuestro propio comportamiento, y (3) liderazgo compasivo, político, social y religioso, que tenga en cuenta las consecuencias si no lo hacemos.

Luego de haber escuchado a la naturaleza, ¿como te sientes respecto a la música creada por los humanos?, ¿estamos a la altura?

Para mí, incluso como compositor, ningún sonido es más hermoso que un coro de animales sanos al amanecer en una selva tropical antigua.

Selva tropical registrada en el Km 41, en un sitio de investigación en el Amazonas no lejos de Manaus.
Biophonic audio files recorded and licensed by Bernie Krause. © 2021 Wild Sanctuary. All Rights Reserved.

 Si pudieras elegir un sonido…

 Cualquier paisaje sonoro natural saludable, marino o terrestre.

Compuesto marino registrado principalmente frente a Maui y está compuesto por peces de arrecife, mamíferos (ballenas jorobadas) y crustáceos.
Biophonic audio files recorded and licensed by Bernie Krause. © 2021 Wild Sanctuary. All Rights Reserved.
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De acuerdo a la crisis climática que vivimos mundialmente y la manera en que se relaciona directamente a una débil gestión política, ¿cómo ves el futuro del medio ambiente?

No estoy seguro de que haya mucho futuro, dado los caminos que hemos elegido seguir. Si todo el mundo dejara de consumir, incluso por un periodo corto de tiempo, quizás  podríamos convertir los eventos más a nuestro favor. ¿Cuál es tu suposición al respecto?

Sobre esto, ¿cuál crees que vendría a ser -el cambio- en términos políticos?, ¿el desarrollo de la ciencia se encuentra en sintonía con el sistema?

Primero, tiene que haber un enfoque en la ciencia que indique las formas en que debemos comportarnos si hay alguna esperanza de cambio de actitud entre la mayoría de la población mundial. Sin esa fuerza detrás del objetivo, no puede pasar mucho. Si eso sucede, entonces, tal vez, aquellos que tienen en sus manos las ruedas del poder escucharán y actuarán de manera apropiada.

En Chile vivimos un estallido social a finales del año 2019; las murallas hablaban y las voces se alzaron por la dignidad, llegando a formar un canto al unísono que logró acabar con la constitución escrita en dictadura. Sobre esto, ¿cuál sería tu consejo para esta nueva carta magna, respecto a tu campo de conocimiento?

Estudié historia latinoamericana cuando estuve en la universidad, por lo tanto he seguido de cerca los eventos ocurridos en Chile, Brasil, Venezuela y otros lugares, particularmente en lo que respecta a los grupos indígenas. Por lo tanto, esos temas están cerca de mi corazón.

Respaldaría tener en cada constitución un preámbulo que establezca un compromiso por vivir de manera más ligera respecto a la tierra que habitamos.

Cuando nos sentimos enfermos, el grado de enfermedad se puede detectar en nuestras voces. Lo mismo ocurre con el mundo natural. Si un hábitat está bajo estrés o se ve comprometido, esa condición alterará su biofonía; sonará estresado. Entonces, uno de nuestros objetivos debe ser mantener silencio y dejar que la presencia de los Otros sean escuchados. En otras palabras, ¡Oiga!.

¿Algún otro consejo sobre la vida misma?

Sí. No sucederá en Marte.

Bernie Krause Photo courtesy: ©2021, Wild Sanctuary | Chris Chung, all rights reserved.
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