Son los íconos de la Pampa del Tamarugal. Árboles que alcanzan hasta 15 metros de altura y que son capaces de sobrevivir en uno de los climas más áridos del mundo, como el del desierto chileno. Mientras todo a su alrededor está seco, se alimenta de las aguas del fondo de la tierra a través de sus raíces que alcanzan hasta los ocho metros y que incluso tienen depósitos adyacentes para capturar agua.

Este árbol endémico de Chile se distribuye en la Región de Tarapacá y la de Antofagasta. Habita en alturas que no superan los 1.100 msnm y su área de ocupación es de zonas áridas en las que casi no hay precipitaciones y la neblina se hace poco presente. También son lugares con alta radiación solar, en los que se pueden alcanzar cerca de 32ºC de día y descender a 8ºC en la noche. Sin embargo, pese a estas inhóspitas condiciones, el árbol se ha adaptado para subsistir gracias a la presencia de napas freáticas –acumulación de agua subterránea–, que son su principal fuente de abastecimiento hídrico.

©Alejandro Lorca
©Alejandro Lorca

El problema es que ahora está en peligro de extinción y esto se debe, en parte, a la sobreexplotación de agua en la zona que ha llevado a que las napas subterráneas disminuyan varios centenarios de metros en los últimos decenios. A esto se suman las consecuencias del calentamiento global, que ha provocado una falta de precipitaciones en la zona andina, lo que afecta a la alimentación de este árbol.

Hoy los bosques de tamarugo en el norte del país y especialmente en la Pampa del Tamarugal, forman parte del 55% de los ecosistemas en Chile que está en alguna situación de riesgo, siendo de los pocos que está en peligro crítico. En cifras, esto se ve reflejado en su baja extensión en el territorio. Según datos del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), los tamarugos sólo ocupan 39 mil km2 del territorio nacional y existen en menos de cinco localidades. Además a pesar de que ya se han llevado a cabo planes de reforestación anteriormente, luego de que su población disminuyera considerablemente debido a la explotación de leña y carbón durante el apogeo de la industria del salitre, su situación no ha mejorado. Aun cuando la mayoría de sus ejemplares se encuentran en una zona protegida como lo es la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal.

©Mabel Flores
©Mabel Flores

Dentro de los beneficios que el MMA destaca de esta particular especie, se encuentran su capacidad de proteger naturalmente las reservas de agua subterráneas; que puede disminuir los efectos del viento sobre el desierto y también moderar las temperaturas locales en el ambiente. Junto con ello, da sombra a los animales, acumula biomasa para energía y aporta nitrógeno a la tierra, lo que aumenta su fertilidad.  Estas características hacen que el tamarugo sea de gran utilidad para el hombre, facilitando su asentamiento en el desierto desde épocas prehispánicas.

Hoy existe una iniciativa que busca declarar a los tamarugos como monumento nacional. Se trata de un Proyecto de Ley que busca el desarrollo de investigaciones científicas debidamente autorizadas, desarrollar planes de manejo forestal de los tamarugos con el objetivo de conservar la especie; el aprovechamiento de árboles muertos de esta especie –sólo una vez que se cuente con la aprobación de Conaf–, además de fijar infracciones a quienes incumplan con la ley. El problema es que está en primer trámite constitucional desde marzo de 2015 y a la fecha, no ha habido ningún avance.

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