Hoy en día es cada vez más común escuchar o leer el concepto de “naturalista” o “naturalismo”, que se ha comenzado a utilizar para denominar a personas con una especial afinidad o pasión hacia el mundo natural, o hacia actividades que buscan una conexión profunda con la naturaleza.

Sin embargo, este concepto no es algo nuevo. Fue esta misma pasión la que llevó en el siglo XVIII o XIX a personajes como Alexander von Humboldt, Charles Darwin, Alfred Russel Wallace, Rodolfo Philippi o Claudio Gay a explorar esa naturaleza salvaje y desconocida, a conocerla, comprenderla y enseñarla al mundo. Personas que escaparon de una visión reduccionista, que se comenzaba a instaurar en ese entonces, la cual propone que el comportamiento de un sistema complejo es explicable sólo a través de la reducción de éste a sus partes fundamentales.

Naturgemälde, ilustración realizada por Alexander Von Humboldt que demuestra la compleja interconexión de cada elemento en la naturaleza.
Naturgemälde, ilustración realizada por Alexander Von Humboldt que demuestra la compleja interconexión de cada elemento en la naturaleza.

En contraposición al reduccionismo, se encuentra el holismo, cuyas raíces se remontan a Aristóteles. Corriente que quizás fue la inspiradora de los naturalistas del siglo XVIII y XIX, quienes se embarcaron en largas odiseas para conocer los “nuevos mundos”, recopilando y registrando literalmente todo lo que encontraban en su camino, desde el más pequeño insecto hasta las presiones atmosféricas. Aquella idea de que, de una u otra forma, todo se encuentra conectado, acompañaba a estos científicos en sus viajes y estudios. Y fue gracias a su capacidad de comprender y conectar los distintos componentes del mundo natural que se acuñaron teorías como la de la evolución por selección natural de Darwin, o el efecto del clima en la distribución de los organismos de Humboldt.

Bajo la concepción de los naturalistas, la Tierra funciona como un gran organismo vivo, en el que todo se encuentra conectado, premisa que fue trabajada luego por científicos modernos como James Lovelock en su hipótesis de Gaia o Rolando Toro con su teoría biocéntrica.

“Urwaldlaboratorium” (Laboratorio de la selva), retrata a Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland en Orinoco, 1870 ©Otto Roth
“Urwaldlaboratorium” (Laboratorio de la selva), retrata a Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland en Orinoco, 1870 ©Otto Roth

Sin embargo, con el paso del tiempo, la corriente filosófica reduccionista reinó, propiciando entre otras cosas la división de las ciencias en distintas disciplinas (botánica, zoología, climatología, geología, geografía, química, etc.), buscando de esta forma simplificar el mundo natural para poder predecir sus fenómenos.

El naturalismo hoy

Las hormigas son llamados insectos sociales, en las que cada individuo aporta hacia el fin común: la supervivencia de la colonia. ©Bernardo Segura
Las hormigas son llamados insectos sociales, en las que cada individuo aporta hacia el fin común: la supervivencia de la colonia. ©Bernardo Segura

La creciente especialización, no solo en las disciplinas de la ciencia, sino también en el pensamiento moderno han hecho que estos naturalistas los veamos como algo cada vez más lejano. La era del naturalista del siglo pasado ha quedado atrás. El conocimiento que se tiene de los fenómenos naturales es cada vez más completo (aunque aún no suficiente, nunca lo es), y si bien aún quedan rincones desconocidos y por descubrir, creo que las preocupaciones hacia nuestro entorno natural debieran ir más allá que comprenderlo de mejor forma.

Hoy estamos viviendo un momento crítico de nuestro paso como seres humanos en el planeta. A partir de la revolución industrial nuestro impacto y huella en el mundo es evidente, lo que ha ido en desmedro de los procesos naturales y de la biodiversidad. Hay consenso científico en que estamos dentro de una nueva era geológica, llamada Antropoceno, era en que nosotros los humanos estamos siendo la causa principal de los cambios planetarios, entre ellos de la llamada sexta extinción masiva –desaparición en masa de plantas y animales–, y la primera en la historia de la Tierra provocada por un ser vivo. Y lamentablemente, estos cambios van en desmedro no sólo de la naturaleza, sino también de nosotros mismos.

Eventos naturales como los relacionados con el cambio climático o la extinción de especies que proveen importantes servicios ecosistémicos tienen una directa repercusión en el ser humano, lo que da cuenta de la misma interconexión que evidenció Humboldt hace más de 100 años.

Entrada principal a la Exposición Universal de París, el año 1900, en donde el arquitecto francés René Binet se basó en una de las ilustraciones de radiolarios del naturalista Ernst Haeckel.
Entrada principal a la Exposición Universal de París, el año 1900, en donde el arquitecto francés René Binet se basó en una de las ilustraciones de radiolarios del naturalista Ernst Haeckel.

Si bien hoy en día sí es necesario conocer y comprender mejor el funcionamiento del planeta y sus procesos, de mayor urgencia es hacernos cargo de nuestro impacto en el mundo. En el pasado apenas conocíamos una pequeña fracción de las especies que habitaban la Tierra; hoy en día el conocimiento es mayor y, aunque aún queda mucho por descubrir, es nuestro deber ir más allá; intentar revertir nuestro impacto en el planeta, en busca de una convivencia más armónica con la naturaleza.

Y es aquí donde el naturalismo juega un rol fundamental. Sin embargo es un naturalismo algo diferente al del siglo pasado. Es un nuevo naturalismo, que toma el espíritu del naturalista como fuente de inspiración para generar cambios.

Los nuevos naturalistas llevan consigo el mismo espíritu, curiosidad y amor por la naturaleza que llevó a Humboldt o a Darwin a descubrir rincones inexplorados del planeta, pero hoy con un fin que va más allá que el de descubrir y comprender. Y lo hacen desde distintas disciplinas como el arte, la biología, la sociología, el diseño, la publicidad, la informática, el periodismo o las letras. Hoy ya no contamos con esta única persona que es capaz de comprender el mundo bajo el dominio de diversas disciplinas como lo hacían los naturalistas antiguos; hoy son muchos y muchas quienes aportan desde su propia mirada y experiencia, buscando ya no sólo entender el mundo natural, sino aportar a su conservación amándolo, protegiéndolo y respetándolo.

El superorganismo

Serie documental Wild Chile, emitida durante el año 2017 por Chilevisión, que busca dar a conocer la biodiversidad de Chile y concientizar de las principales amenazas a su conservación.
Serie documental Wild Chile, emitida durante el año 2017 por Chilevisión, que busca dar a conocer la biodiversidad de Chile y concientizar de las principales amenazas a su conservación.

Y es así como nacen los nuevos naturalistas, los naturalistas de un mundo moderno en crisis y que necesita con urgencia de acciones para su conservación. Aquí el trabajo colaborativo es clave: el botánico ya no es el que ilustra sus descubrimientos o que luego los difunde en libros o enciclopedias, sino que se asocia con personas de otras áreas del conocimiento hacia un fin común.

Como las hormigas, funcionan como un superorganismo, en que la colonia funciona como una unidad, en el pasado se pensaba que existía un “espíritu de la colonia”, una fuerza que emergía de la comunión entre estos insectos y que actuaba como guía en las acciones de cada hormiga hacia el fin común: la supervivencia de la colonia. Si bien esto se trata más de un proceso adaptativo, la idea de la existencia de este “espíritu” es interesante de rescatar por su analogía a lo que inspira a los nuevos naturalistas, el “espíritu naturalista” que guía esta pasión y amor hacia la naturaleza, el mismo que guió a los naturalistas del pasado a descubrir y que hoy guía a los naturalistas modernos en un trabajo colaborativo hacia un mismo fin.

La nueva era

El taller de diseño Cabeza Gráfica se ha asociado con algunas ONG’s para aportar al conocimiento de especies chilenas amenazadas.
El taller de diseño Cabeza Gráfica se ha asociado con algunas ONG’s para aportar al conocimiento de especies chilenas amenazadas.

Ciertamente hoy podemos estar entrando a una nueva etapa en la conservación de la naturaleza; una en la que todos y todas tenemos la misión de aportar. Una era en la que el trabajo en colaboración es fundamental y necesario hacia una búsqueda por informar, concientizar y fomentar la toma de acciones concretas por un mejor vivir, que tome en cuenta y respete este complejo entramado que es nuestro planeta tierra.

Campaña por la protección del rinoceronte, en la que se evidencia un trabajo interdisciplinario.
Campaña por la protección del rinoceronte, en la que se evidencia un trabajo interdisciplinario.
Campaña de Lacoste en colaboración con la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Campaña de Lacoste en colaboración con la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Campaña de Eggpicnic que relaciona el arte y la conservación.
Campaña de Eggpicnic que relaciona el arte y la conservación.

 

 

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