©Amelia Ortúzar
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1.¿Qué idea tuviste en un principio para armar tu jardín? ¿Fue una planificación o improvisación?

A ver yo creo que con el clima que tenemos en Santiago una de las cosas que sí se puede hacer es generar espacios intermedios, al haber épocas templadas uno puede armar espacios en el que en el interior y el exterior estén bien interrelacionados.  Otro factor importante es que esta casa está en un cerro por lo que el concepto de jardín es distinto, la pendiente de 45° crea un escalonamiento, como una casa en terraza. Es  por eso que surgió la idea de armar estos patios, que se integran totalmente a la arquitectura. Por ejemplo el muro de piedra del living es continúo hacia el patio, por lo que abrimos los ventanales y se integra el espacio interior con el exterior.

Yo lo diseñe pero las plantas me las vio la Mari Montt y Jorge Prieto, pero las ideas de los espacios son mías. La idea fue hacer unas placitas dentro de este patio generando distintos ambientes.

2.¿Tuviste algún referente, alguna inspiración?

Los referentes son obligados, yo no creo en la gente que dice que no tiene referentes, porque los referentes de alguna manera son las letras del lenguaje, cuando uno piensa en palabras piensa en letras y cuando uno piensa en arquitectura toda la memoria que uno tiene uno lo tiene como capital y eso está construido con los referentes que uno ha visto, le han gustado y ha registrado. Lo que pasa es que uno va mezclando los referentes con distintos criterios. Yo viví en una casa que diseñó mi padre totalmente raitiana, que está muy inspirada en Frank Lloyd Wright porque tenía el tema de las líneas horizontales. Yo siento que si bien esta casa no tiene nada que ver con eso implícitamente en esta casa está de alguna manera presente, entonces yo creo que hay muchos referentes.

3.¿Le dedicas tiempo a tu jardín?

Poco, me gustaría más. Me encanta regar, es una terapia maravillosa, todo se alegra cuando uno riega las plantitas. Algo hago, pero no mucho, no soy muy experto, pero me preocupo obviamente.

©Amelia Ortúzar
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4.¿Cuál es el ritual en tu jardín?

Yo rescato que esto es un patio más que un jardín, porque el jardín tiene que ver con la idea de la casa más norteamericana, con pasto y abierto. A mí me encanta el concepto de patio es más parecido a nuestra idiosincrasia, de sentirse protegido, es un espacio controlado porque tiene límites. Los muros encierran el lugar, para el común de la gente hicimos al revés la casa, porque no miramos hacia Santiago, pero a mí me interesa observar el norte que es por donde entra el sol. Miramos el cerro todo el día, y estar en Santiago con vista al cerro sin construcciones es una ventaja.

Nosotros usamos mucho ese espacio exterior-saliendo del living y comedor-  donde hay una mesa y una especie de parrón para un cocktail o almorzar, y la otra mesa la gente sale en la noche a fumar y conversar. El patio de abajo lo usan más los jóvenes y hacemos asados y almuerzos más grandes.

5.¿Hay algún árbol o planta favorita para ti?

No, pero si me pasa que en los proyectos que me ha tocado diseñar o intervenir nos preocupamos que toda la vegetación sea autóctona, efectivamente hay un repertorio grande de cubrepisos, plantas y enrredaderas que se dan bien en este clima. Por lo tanto la planta o arbusto que se elija tiene que conversar mucho con el lugar, por su clima y tipo de tierra.

6.¿Cómo sería para ti la Plaza de Armas ideal de Santiago?

Qué buena pregunta, el tema de los espacios públicos es un tema que me interesa mucho, de hecho he escrito sobre eso y siento que el espacio público de la ciudad tiene un rol absolutamente relevante y muy mal entendido. Yo siento que la ciudad como decía Octavio Paz, es un testigo insobornable de la historia, en el sentido de que en la ciudad queda la huella, el registro de lo que acontece en ella. Normalmente las políticas públicas que tienen que ver con el espacio público están muy centradas en los temas de infraestructura, pavimento de calles, creación de plazas. Eso está muy bien pero hay un ámbito muy huérfano que tiene que ver con el ámbito simbólico de la ciudad. Lo que quiero decir es que la ciudad es un agente de inclusión social y en este momento es todo lo contrario. La ciudad lo que hace es que los que pertenecen a la ciudad -los poderosos en el buen sentido digamos- . Los monumentos, lo edificios,  siempre se relacionan con la política y el dinero. Los que están fuera de ese ámbito es como si no tuvieran espacio dentro de la ciudad –taxistas, feriantes, nanas-, a pesar de ser  actores fundamentales pasan desapercibidos.

A mí me encanta la Plaza de Armas, que esté llena de peruanos. Lo que haría es hacer un  monumento o intervención que celebrara la presencia de peruanos en Santiago, de manera de que la ciudad reaccionara de una manera positiva y que valorara eso y que el peruano se sintiera  incorporado no excluido.  En ese sentido, el espacio público es injusto, las ciudades tienen potencial de lograrlo a través de reacciones simbólicas o arte, existe un camino bien interesante. La Plaza de Armas ha tenido una transición bien atractiva porque en la práctica debería ser un plano abierto como es el Sócalo en Ciudad de México. Yo creo que con el desarrollo que tuvo Santiago, con por ejemplo el Neoclásico Francés, se fue yendo un poco a este modelo de patio que también es muy bonito, pero yo creo que las transformaciones de la Plaza de Armas y la serie de intervenciones que ha tenido han sido de manera híbrida. Le falta definir una identidad más nítida, si hubiese tenido una identidad más clara sería la Plaza Italia, el lugar donde suceden las cosas en Santiago. Finalmente no es un lugar, y el corazón de la ciudad debería haber estado ahí.

7. Si tu tuvieras todas las posibilidades de hacer un jardín, ¿cómo te gustaría que fuera?

Mi fantasía tiene que ver más con hacer intervenciones en el paisaje, hay gente que piensa que el paisaje en sí mismo llegó a lo máximo, y yo estoy de acuerdo en que el paisaje mientras menos se intervenga es mejor porque la experiencia que tenemos es que las intervenciones son mal hechas. Pero yo creo que uno puede aportar al paisaje, hay experiencias que tienen que ver con generar simplemente una línea de un murito de algodón que recorre 150 mt y que esa línea logra escalar y dialogar con el paisaje. Eso para mí es un aporte positivo, hacerlo con mucho respeto y entendimiento del paisaje.

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