La bicicleta está cada vez cobrando más relevancia en el contexto actual. A finales de mayo el Ministerio de Transportes respaldó la propuesta de las organizaciones ciudadanas para incorporar la bicicleta, sus tiendas talleres. La ministra de Transportes, Gloria Hutt, informó que envió un oficio a los ministerios de Salud, Interior y Hacienda para “evaluar” la solicitud ciudadana. En esta línea, desde la misma cartera anunciaron que se realizarán “gestiones para que talleres de bicicletas sean declarados servicios esenciales y puedan operar durante cuarentena”.

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Cortesía Specialized

¿Qué es lo que buscan las organizaciones? La petición se basa, en resumen, en favorecer el uso de la bicicleta para los traslados indispensables durante la cuarentena, y permitir el uso, con salvoconducto respectivo, de los servicios de bicicleta para facilitar su desplazamiento. En este sentido, dicen, “la iniciativa busca reconocer el aporte natural de la bicicleta en su capacidad de movilizar personas, de transportar pequeñas cargas y mantener el distanciamiento social, tal como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS)”. La carta fue firmada por la Red Nacional de Convivencia Vial, la Red de Movilidad del Nuevo Pacto Social, y cuenta con el patrocinio del Consejo de la Sociedad Civil (COSOC) de la Subsecretaría de Transportes.

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Más allá de sólo el contexto actual, también ha surgido una inquietud respecto al rol de la bicicleta post pandemia. En lugares, como en algunos países de Europa, se ha notado la importancia de la bicicleta para avanzar en infraestructura de ciclovías. Esto bajo un concepto de “nueva normalidad” que se verá post pandemia y, que según se explica en un artículo de la página del Centro de Desarrollo Urbano Sostenible de la Universidad Católica (CEDEUS) se puede deber a que cuando vuelvan los vehículos a las calles, la gente puede tener cierto rechazo a utilizar medios de transporte que incluyan masas para evitar contagios entre las personas, optando por la bicicleta, que garantiza distanciamiento social. 

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Y justamente por eso, se agrega, para evitar la mayor cantidad de autos en las calles en estos lugares se están desarrollando medidas para fomentar el uso de la bicicleta, lo que aportaría al medioambiente, por su bajo impacto y alta eficiencia. Por ejemplo, en Berlín se duplicaron los carriles para bicicleta en ciertas zonas, o en Nueva York se está preparando una ley para habilitar 120 kilómetros de sus calles para el uso exclusivo de ciclistas para evitar nuevos contagios. Una opción que,  esperemos que pronto sea considerada en Chile.

Los beneficios de la bicicleta y su uso en Chile

Además de ser un medio de transporte más seguro al facilitar la distancia social en el contexto de pandemia, los beneficios de salud de las bicicletas son variados. La bicicleta puede ser capaz de estimular el sistema inmunológico y ayudar a reducir el estrés. Y a esto se suman otros beneficios entregados por la actividad física: mejora el rendimiento académico, felicidad, menor ansiedad y depresión. 

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A esto se suma el rol medioambiental, porque la bicicleta, a diferencia de los automóviles, es la forma más eficiente de transporte y no emite gases contaminantes. 

En Chile, de hecho, según la última Encuesta Nacional de Medioambiente (2018), la población encuestada entiende que el transporte es la “principal actividad contaminante del aire”, seguidos por la industria y por la leña. Sin embargo, el automóvil y el transporte público sigue siendo el medio de transporte principal de la población, siendo sólo un 7% el que usa la bicicleta ¿La razón principal? Según la encuesta, esto “estaría asociado a grandes distancias entre los lugares de trabajo y las casas”.

Pese a esto, la bicicleta va tomando cada vez más protagonismo. Según el quinto Índice de Ciclismo Mundial realizado por Eco-Counter y NewCities, publicado en Emol, la tasa de crecimiento de ciclistas en Chile, publicado en 2019, llega a un 10% anual. 

Bicicleta eléctrica: aprende a pedalear nuevamente

Según Jonatha Junge, de Specialized, quienes actualmente promueven la campaña “Aprende a pedalear nuevamente”, en la que se fomenta el uso de las bicicletas eléctricas como una nueva forma de andar en este medio de transporte, comenta que se espera un aumento de la presencia de bicicletas eléctricas en las ciudades: “las personas no quieren estar más encerradas y van dejando el transporte público – por la pandemia –  y el auto – por el medio ambiente y la salud – , los reemplazandolos por un medio de transporte que de distanciamiento social sin perder el contacto con el outdoor”.

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En este sentido, agrega que las bicicletas eléctricas amplifican en alcance las bicicletas comunes, porque, al tener el auxilio de un motor, permiten que se puedan recorrer mayores distancias en menor tiempo: “Solo cuando empiezas a pedalear el motor se acciona. De esta forma, hay más movilidad, es más potente e interesante sin perder el punto de vista del deporte porque incluso se pedalea más. Con esto se torna una opción para muchas personas. Se deja el auto en los recorridos diarios”.

©James Alfaro
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De hecho, un estudio elaborado por el Transportation Research Interdisciplinary Perspectives en ciudades europeas confirmó que los usuarios de bicicletas eléctricas hacen igual o más ejercicio que los de bicicletas convencionales. 

Se explica que si bien las bicicletas eléctricas, al asistir el pedaleo, restan la intensidad del esfuerzo al ejercicio físico y también reducen el tiempo de desplazamiento, permiten a los usuarios realizar desplazamientos más largos y más veces seguidas. En este sentido, dice, las bicicletas eléctricas se usan más días al mes que las normales, con más desplazamientos en más tiempo de pedaleo.

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En resumen, se hace más ejercicio porque aquellos que usan estas bicicletas, de acuerdo al estudio, acumulan una media semanal de 817 minutos a las semana de ejercicio activo, en comparación a los 471 de los ciclistas tradicionales y 447 de los peatones. Es decir, se pedalea más, se usa menos el auto y se está más tiempo haciendo actividad física en el aire libre por consecuencia de la bicicleta eléctrica.

En este contexto y también dando un enfoque en su aporte a la disminución de la emisión de gases contaminantes, Junge explica que “las bicicletas, eléctricas o no, están ayudando a ciclistas a cubrir más kilómetros y reemplazar los viajes con más huellas de carbono en los automóviles, aquellos cortos de 15 kilómetros o menos”. 

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