Hace algunos meses presenciamos en Chile una batahola política producto de la decisión del Consejo de Ministros, de no dar luz verde al proyecto minero-portuario Dominga. Dicha batahola finalizó con la renuncia de dos ministros claves del área económica a fines de agosto, en las carteras de Hacienda y Economía. Al respecto, la Presidenta dijo “no hay crecimiento económico sin desarrollo sustentable”; el mismo mensaje entregó en la 72º Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado 20 de septiembre en Nueva York.   

Más allá de los cuestionamientos a nuestra institucionalidad ambiental; la pertinencia del Consejo de Ministros; la controversia originada por la forma en que se incluyó el mencionado proyecto en la agenda del Consejo en su cita del 21 de agosto; el rechazo al proyecto Dominga y el posterior berrinche que terminó con la renuncia del equipo económico; y más allá del ‘legado ambiental’ de la actual administración; resulta interesante tomarse un momento y analizar lo sucedido puesto que podría ser ésta una señal de las dinámicas políticas que se auguran. No solo en nuestro país, sino en el mundo entero.

Cormoranes Guanay, Archipiélago de Humboldt ©Movimiento Chao Pescao
Cormoranes Guanay, Archipiélago de Humboldt ©Movimiento Chao Pescao

Sucede que actualmente nos encontraríamos en nuestro planeta Tierra en una época geológica que los científicos han denominado ‘Antropoceno’, y cuya característica fundamental es que el impacto que la actividad humana origina en los ecosistemas del planeta habría cruzado un umbral, encontrándonos ya en un punto de no retorno.

La degradación del tejido de la vida, pérdida de biodiversidad y quiebre de ecosistemas; los cambios biofísicos –como la modificación a los ciclos del agua y del nitrógeno–; el incremento sin precedente de la población humana; y el aumento de las concentraciones de CO2 y otros gases de efecto invernadero que intensifican el Calentamiento Global y consiguiente Cambio Climático, son muestras inequívocas del impacto irreversible que como especie hemos originado en nuestro hábitat planetario.

Lo anterior es paradigmático en cuanto a lo que entendemos por ‘desarrollo sustentable’, puesto que dicho concepto acuñado en la década de 1980, hace referencia ‘al desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades’ (Comisión Brundtland, 1987). ¿Existe entonces el desarrollo sustentable si ya no podemos echar marcha atrás a ciertos impactos que hemos generado en el planeta?

Costa de La Higuera ©Movimiento Chao Pescao
Costa de La Higuera ©Movimiento Chao Pescao

Si consideramos la huella imborrable y cada vez más grande que como especie estamos dejando en la Tierra, entonces el cuidado y la preservación del planeta se transforma cada vez más en un asunto de interés público, en una cuestión de la polis. Ergo, en una materia política.

Volviendo al episodio de Dominga en Chile, el ‘desarrollo sustentable’ sugiere en su conceptualización más básica, un equilibrio entre las dimensiones económica, social y ambiental. Luego cabe preguntarse, ¿en Chile, quién debe hacer el balance entre estas tres dimensiones?

Lo anterior considerando que el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) y los Tribunales Ambientales se pronuncian solo sobre su competencia técnica, es decir la dimensión ambiental.

El mencionado Antropoceno, sumado a la ideología ecológica cada vez más fuerte, entregan razones de sobra para maximizar los esfuerzos por la conservación ambiental –a nivel local y global–, y quien se oponga hoy a la preservación del planeta puede ser pronto tildado de hereje.

En Chile y el mundo entero, presenciaremos cada vez más enfrentamientos políticos suscitados por disputas que contraponen la conservación ambiental y el crecimiento económico. Es parte del cambio de paradigma que la sentencia del Antropoceno exige en la forma de hacer política, en el modo de relacionarnos con nuestro entorno, con nuestro hábitat.

Pero en la humanidad ya hemos pasado por cambios fundamentales en el ethos* que motiva las dinámicas de nuestra convivencia. No hace tanto tiempo una porción no menor del mundo pasó de la fe, a la razón, como ethos de la discusión pública.

Ahora es necesario reflexionar y preguntarnos qué forma de concebir la relación con nuestro hábitat –con nuestro planeta Tierra– requerimos en nuestra convivencia política, más allá de la fe y la razón. Debemos considerar que cuando se trata de cambios fundamentales en la forma de hacer las cosas, la legislación y la política suelen ir a la siga de la moral, en vez de guiarla.

* El ethos corresponde al conjunto de reglas de comportamientos y principios morales que se forman a través del paso del tiempo y permiten que se pueda vivir en comunidad. 

Últimos sucesos en el caso Dominga

Pescadores de caleta chungungo ©Movimiento Chao Pescao
Pescadores de caleta chungungo ©Movimiento Chao Pescao

Hace unos días se dio a conocer el inédito proceso de conciliación que le abre una nueva ventana al proyecto Minero-Portuario Dominga cuando Daniel Guevara, Presidente del Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, señaló que se buscaría perfeccionar la iniciativa. Esto luego que el 30 de noviembre de 2017,  la empresa Andes Iron presentara un recurso de reclamación ante el Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta para revertir la decisión del Comité de Ministros que rechazó el proyecto. 

Ante esta situación, el Primer Tribunal Ambiental habría abierto un proceso de conciliación para que las partes involucradas lleguen a un acuerdo. Ahora los abogados representantes de 9 terceras partes (particulares, agrupaciones y movimientos ambientalistas) más los abogados del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) y los de Andes Iron, escucharán la propuesta del Tribunal durante la primera audiencia  fijada para el próximo 14 de marzo. Esta propuesta podrá ser enriquecida por los 11 abogados presentes durante los 3 días que se estima durará la cita.

Así, a solo tres días de realizarse el cambio de Gobierno, será la nueva ministra de Medio Ambiente, Marcela Cubillos, quien deberá aprobar el potencial acuerdo al que se llegue. De no llegar a un acuerdo entre las partes involucradas, el Tribunal dictará su sentencia el 30 de marzo.

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