Para potenciar el desarrollo de los niños/as a través del juego es muy importante pensar los patios escolares de modo de promover el contacto con la naturaleza, el juego con desafío y una cultura escolar de confianza en sus capacidades.

Colegio Ayelén ©Fundación Patio Vivo
Colegio Ayelén ©Fundación Patio Vivo

A lo largo de la infancia, los niños se desenvuelven y aprenden sobre el mundo a través del juego. Para lo cual requieren que los patios escolares sean un ambiente de libre exploración, donde tengan la oportunidad de descubrir qué les gusta hacer; de conocer a otros niños e interactuar. El juego en la naturaleza cumple un rol central en el desarrollo de los niños, es una instancia segura para comenzar a socializar, para probar, para atreverse a correr, saltar, escalar y entablar amistades.

©Fundación Patio Vivo
©Fundación Patio Vivo

Si en el patio escolar no hay naturaleza ni estructuras de juego, se promueve sólo un tipo de juego y de movimiento, donde quedan muchos niños que no participan. Los niños necesitan patios de juego desafiantes y polifuncionales, donde se sientan contenidos por el espacio y los adultos. Llevar la naturaleza al patio escolar brinda oportunidades de juego infinitas: las texturas, olores y colores de la tierra, las plantas y los árboles despiertan los sentidos de los niños. La naturaleza permite la libre exploración, dando espacio para el desarrollo de la curiosidad y la creatividad. Subir a los árboles requiere una serie de capacidades físicas, donde se trabaja la motricidad gruesa, fina y el sistema vestibular. Así se activa el movimiento y el equilibrio. En la naturaleza no hay una sola forma de jugar, sino que cada niño llena de sentido el espacio y da curso a su imaginación. 

Promover una cultura de confianza

Forest Kindergarten Robin Hood de Berlín ©Fundación Patio Vivo
Forest Kindergarten Robin Hood de Berlín ©Fundación Patio Vivo

De igual modo, tenemos que promover una cultura que valide el juego y confíe en las capacidades de los niños, si no podemos limitar su desarrollo. Cuando por proteger a los niños les decimos: cuidado, no subas, no corras, no te alejes, no entres ahí; cuidado, no toques eso, no esto, no aquello; estamos coartando sus posibilidades de interactuar con otros y desarrollar habilidades socioemocionales y físicas.

Muchas veces los adultos, profesores, padres y madres, tomamos decisiones pensando en lo que nos genera dificultad y no en lo que es bueno para el niño. De este modo, restringimos su desarrollo. Lo que nosotros podemos hacer no necesariamente se aplica a los niños, que son más hábiles, más flexibles y cuentan con una gran curiosidad. Si por proteger a los niños no los dejamos experimentar, usar sus capacidades físicas, imaginar y jugar con otros, limitamos su campo de acción y de aprendizajes.

Colegio Juan Pablo Duarte ©Fundación Patio Vivo
Colegio Juan Pablo Duarte ©Fundación Patio Vivo

Si un niño se está subiendo a un árbol, un juego de barras o caminando sobre un juego topográfico y el adulto piensa que se puede caer y se asusta, muchas veces le transmite ese temor y puede influir en que no lo logre. Si el adulto en cambio reacciona de otra forma y lo estimula a subir paso a paso, el niño adquiere confianza para trepar, experimentando la satisfacción de lograrlo.

Antes de decir no, no hagas eso, no subas a ese árbol, cuidado, proponemos cambiar el foco y decir:

Así, le damos espacio y confianza a los niños para que descubran sus propios límites, desarrollen la autoestima y el autocontrol. Es muy importante que ellos cuenten con un espacio de juego libre en contacto con la naturaleza y perciban que los adultos estimulan su perseverancia y sus diversas capacidades.

Todos los proyectos que realizamos en Patio Vivo consideran un trabajo con docentes para potenciar una cultura de juego, buena convivencia, cuidado de la naturaleza y uso del patio como un aula abierta.

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