Una vez más la tecnología hizo de las suyas: gracias al uso de drones y datos tomados con satélites, un equipo de arqueólogos peruanos descubrió más de 50 nuevas líneas de Nazca y otros enigmáticos geoglifos que corresponderían a culturas anteriores, como las de paracas y topará y que habrían sido talladas entre los años 500 aC. y 200 a.D. Muchos de los dibujos están formados por trazados tan delgados que es casi imposible que el ojo humano las distinga.

©GlobalXplorer
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El equipo colaboró con la iniciativa GlobalXplorer, fundada por la exploradora de National Geographic Sarah Parker, arqueóloga espacial y ganadora del premio TED 2016, que capacita a científicos para analizar imágenes satelitales y encontrar yacimientos arqueológicos y señales de saqueo. Fue gracias a este proyecto y sus imágenes en alta resolución, además del uso de tecnología de escaneos en 3-D del terreno, que estos geoglifos, antes ocultos a la vista, pudieron ser descubiertos.

El satélite más poderoso que utiliza GlobalXplorer puede ver un objeto de unos 30 centímetros de ancho desde unos 616 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Eso es el equivalente a ver un solo cabello humano a más de 198 metros de distancia. Pero las líneas que trazan los geoglifos recién descubiertos son de apenas unos centímetros, demasiado finas para ser detectadas desde el espacio.

©GlobalXplorer
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Por lo mismo, los drones fueron cruciales: estos operan a altitudes de 61 metros o menos y pueden detectar objetos de menos de 1,25 cm de ancho. Ahora, los investigadores han marcado nuevos sitios potenciales que los arqueólogos peruanos continuarán verificando en el terreno este otoño e invierno, por lo que no se descarta que pueda haber nuevos descubrimientos.

¿Qué significan estos hallazgos para la ciencia?

©GlobalXplorer
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Para los investigadores, este nuevo descubrimiento en el desierto al sur de Perú, en las provincias de Nazca y Palpa, abre una puerta a nuevas teorías. Los geoglifos descubiertos añaden datos cruciales sobre la cultura Paracas, así como la misteriosa cultura Topará, que marcó la transición entre los Paracas y los Nazca, ya que siglos antes de que se hicieran las famosas líneas de Nazca, los habitantes en la región estaban experimentando con la fabricación de geoglifos enormes.

«Esto significa que es una tradición de más de mil años que precede a los famosos geoglifos de la cultura Nazca, lo que abre la puerta a nuevas hipótesis sobre su función y significado», reconoce el arqueólogo del Ministerio de Cultura de Perú, Johny Isla, quien dirige la restauración y protección de las líneas de Nazca.

A su vez, el arqueólogo peruano Luis Jaime Castillo Butters, co-descubridor de los nuevos diseños, dice: «La mayoría de estas figuras son guerreros. Estos podían ser vistos desde cierta distancia, por lo que la gente los hubiera visto; pero con el tiempo, fueron borrados por completo».

©GlobalXplorer
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A diferencia de las icónicas líneas de Nazca, la mayoría de las cuales solo son visibles desde el aire, los antiguos geolifos de Paracas fueron colocados en las laderas de las montañas, haciéndolos visibles para los pueblos que se encontraban a sus pies. Además ambas culturas difieren de las figuras utilizadas:  mientras las líneas de Nazca suelen estar formadas por líneas o polígonos, muchas de las nuevas figuras de Paracas representan a seres humanos.

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