Sin ellos no tendríamos alimentos, telas ni instrumentos musicales. Nos referimos a los polinizadores, aquellos animales que – en término muy simples – trasladan polen de una flor a otra, permitiendo la formación de semillas y frutos, y todo lo que puede derivar de ellos. La mayoría corresponde a insectos como las afamadas abejas, junto a avispas, moscas, mariposas, polillas y escarabajos, por nombrar solo algunos. También hay aves, murciélagos y otros mamíferos que brindan este crítico beneficio ecológico – o “servicio ecosistémico” – ya sea para las plantas silvestres y los cultivos.

Caupolicana en Loasa. ClarillO ©Luis Flores
Caupolicana en Loasa. Clarillo  ©Luis Flores

No cabe duda de que la función que cumplen los polinizadores es vital no solo para el mantenimiento de la biodiversidad, sino también para la supervivencia de la población humana. Pese a ello, las diversas actividades de nuestra especie han desatado una crisis global de la polinización, mientras que en Chile no se ha dimensionado este fenómeno, ya que existe una escasez considerable de información sobre estos procesos y las distintas especies involucradas, generando, en definitiva, un escenario poco favorable a la hora de conocer y conservar a estas criaturas y su mayúscula contribución.

Eso inspiró el nacimiento del “Desafío Polinizadores”, un BioBlitz o evento participativo de ciencia ciudadana donde el objetivo es registrar a tantas especies de polinizadores como sea posible en Chile, entre el 1 al 30 de noviembre a través de la aplicación iNaturalist. Todos los registros serán utilizados para investigaciones científicas que buscan comprender, precisamente, lo que sucede con la polinización en Chile.

©Luis Flores, M. gayi forrajeando en A. ligtu2, Clarillo 25-11-09
©Luis Flores, M. gayi forrajeando en A. ligtu, Clarillo

“Muchos piensan que los polinizadores se limitan a la abeja de la miel, siendo que hay muchos animales nativos que cumplen esa función, como las moscas, coleópteros, mariposas y picaflores. Hace tiempo pensábamos hacer algo al respecto con iNaturalist, invitando a la gente a hacer ciencia ciudadana con esto, a través de un evento bioblitz, que es cuando la gente sale con el teléfono y fotografía todo lo que pilla. La idea es que la gente utilice esta herramienta, que es gratuita y muy fácil de usar, para expandir su propia percepción de los polinizadores y, además, contribuir con bases de datos que serán de gran ayuda para nuestro proyecto”, relata Francisco Fontúrbel, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).

Esta iniciativa se enmarca dentro del proyecto SURPASS, fruto de la colaboración internacional entre Argentina, Brasil, Chile y el Reino Unido, que estudia a estos animales y los beneficios que proporcionan en Latinoamérica. Por ello, la idea es que los datos generados a partir de las fotos queden disponibles y públicos para todas y todos.

La académica de la Universidad de La Frontera e investigadora asociada del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC), Lorena Vieli, detalla que “en Chile tenemos muy poca información de las especies de polinizadores que están presentes. Sabemos que hay muchos problemas de conservación con los polinizadores a nivel mundial. En países de Europa y Estados Unidos hay muchos datos y muestran tendencias super claras, pero acá nos quedamos cortos al momento de decir con datos cuántos polinizadores tenemos, o cómo han disminuido sus poblaciones”.

En efecto, si bien han aumentado en los últimos años los estudios que involucran a polinizadores en Chile, hay varios aspectos básicos que están poco cubiertos.

Cadeguala occidentalis en arandano ©Lorena Vieli
Cadeguala occidentalis en arándano ©Lorena Vieli

“Todavía no está para nada entendido en Chile las amenazas, qué pasa con todos los lugares donde se ha destruido el hábitat colindante o qué pasa con los pesticidas. Hay una percepción popular de que han disminuido los insectos, que antes había más, pero no se sabe a ciencia cierta si efectivamente el uso de cierto pesticida ha disminuido la diversidad de cierto grupo. No sabemos todos los efectos del cambio de uso de suelo o de otros depredadores, o de la transmisión de patógenos de las especies introducidas hacia especies nativas, entonces, las amenazas hacia la polinización en Chile, desde mi perspectiva, están super poco abordadas”, asegura Maureen Murúa, docente e investigadora de la Universidad Mayor.

Frente a esto, la idea es que grandes y chicos participen en este desafío, ya sea en sus patios, balcones, en áreas verdes o ecosistemas naturales, si el contexto sanitario así lo permite. Como sea, “no es necesario ir a un parque nacional para contribuir con fotos y datos”, subraya Vieli.

Astylus trifasciatus en raps, 2019 ©Lorena Vieli
Astylus trifasciatus en raps, 2019 ©Lorena Vieli

El primer paso para participar consiste en descargar la aplicación iNaturalist en el teléfono celular o acceder desde la página web, creándose una cuenta para ello. Luego, la idea es tomarle fotografías – en la mejor calidad posible – a cada polinizador que esté posado en una flor, para subirlas posteriormente a iNaturalist, indicando adherencia al proyecto “Red Chilena de Polinización”. Debe completarse la información, indicando fecha y ubicación del registro. En el caso de que alguien no pueda identificar a la especie inmortalizada, no hay impedimento para compartirlo, pues otros usuarios sí podrán hacerlo. Las personas que más registros suban entre el 1 y el 30 de noviembre serán premiadas con libros de naturaleza.

Para quienes no estén del todo familiarizados con este grupo, los científicos señalan que una forma de detectar a un posible polinizador es ver a aquellos animales que estén posados en flores. Aunque es importante aclarar que un visitante floral no es necesariamente un polinizador (ya que un organismo puede estar allí para otras acciones, como refugiarse o encontrar pareja reproductiva), sirve de todos modos un registro de este tipo, pues el chequeo y filtrado de rigor se realizará posteriormente por los expertos.

Escarabajo (Scirtidae) en ulmo ©Lorena Vieli
Escarabajo (Scirtidae) en ulmo ©Lorena Vieli

En cuanto a los polinizadores chilenos, Murúa ejemplifica: “Existe el grupo de los himenópteros que son las abejas, los abejorros, las avispas y las hormigas. Hay varias hormigas que polinizan. Tenemos también al grupo de las moscas florícolas y los coleópteros. En cuanto a las aves, siempre identificamos a los picaflores, pero hay otras especies que son polinizadores también”.

Inclusive, en Chile tenemos un quiróptero en este distinguido grupo. Se trata del murciélago longirostro peruano (Platalina genovensium), que habita entre el extremo norte de Chile y Perú, y que al ser nectarívoro es un importante polinizador de los cactus de la Región de Arica y Parinacota.

La clave está en observar a los organismos y sus conductas en el espacio que sea posible, y en los distintos horarios del día, incluida la noche cuando irrumpen polinizadores nocturnos como las polillas.

Sirfido en raps 2019 ©Lorena Vieli
Sirfido en raps 2019 ©Lorena Vieli

De esa manera, los registros quedarán disponibles en forma pública en la base de datos de iNaturalist y, una vez que sean revisados y validados por expertos, también podrán ser accesibles para todos en la plataforma de la Global Biodiversity Information Facility (GBIF), una iniciativa colaborativa que reúne datos de biodiversidad de múltiples partes del mundo.

La preocupante situación global y local

Para hacerse una idea, la gran mayoría de las especies de polinizadores a nivel global son silvestres, incluidas más de 20.000 especies de abejas, algunas especies de moscas, mariposas, polillas, avispas, escarabajos, pájaros, murciélagos y otros animales vertebrados. A ellos se suman algunas especies domesticadas y manejadas por el humano, como la famosa abeja melífera (Apis mellifera), la cual fue introducida en nuestro país. Dicho de otro modo, no es nativa de estas tierras, aunque suela ser la más conocida.

Además de ser fundamentales para la regeneración natural de los ecosistemas, los polinizadores son esenciales para la producción de alrededor de un 75% de las especies de plantas de las que nos alimentamos, como frutas, verduras y semillas, varias de las cuales constituyen relevantes cultivos comerciales, como el café, el cacao y las almendras.

Insectos en Curauma ©Francisco Fontúrbel
©Francisco Fontúrbel

De hecho, como bien recoge el informe sobre polinizadores de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), estas criaturas no solo nos benefician con el mero abastecimiento de alimentos, sino que influyen en la nutrición de calidad a través de la producción de frutas, verduras, semillas, nueces y cultivos oleaginosos, que aportan importantes micronutrientes, vitaminas y minerales a la dieta humana.

Por si fuera poco, la existencia de estos animales contribuye en múltiples niveles a nuestro acceso a los medicamentos, las fibras como el algodón y el lino, los biocombustibles, la madera y otros materiales de construcción, los instrumentos musicales, las actividades recreativas, la inspiración para las artes, e incluso se erigen como importantes símbolos en muchas culturas, tal como sucede en estas tierras con el abejorro colorado (Bombus dahlbomii) y su relevancia para el pueblo mapuche, el cual lo denomina como diwlliñ o pullomeñ.

Abejorro colorado (Bombus dahlbomii) ©Christiaan Muñoz Salas | Wild Chile
Abejorro colorado (Bombus dahlbomii) ©Christiaan Muñoz Salas | Wild Chile

“La nutrición depende de los cultivos de polinización animal, si queremos tener una seguridad nutricional (más que alimentaria) necesitamos ese servicio. También nos otorgan materias primas, ya que de las mismas plantas que no comemos obtenemos madera y extractos para productos medicinales. Los instrumentos vienen de la madera, y muchos árboles se reproducen por la polinización. Son muchos beneficios”, sintetiza Vieli.

Sin embargo, en la actualidad continúa el declive de los polinizadores. De hecho, se calcula que la degradación de los suelos ha reducido la productividad en el 23% de la superficie terrestre mundial, y que la pérdida de polinizadores pone en peligro la producción anual de cultivos a escala global por valor de entre 235.000 millones y 577.000 millones de dólares, según la evaluación global sobre el estado de la biodiversidad publicado en 2019 por IPBES.

Pero ¿cómo vamos por casa?

En el caso de Chile, la falta de información sobre aspectos esenciales es considerable. De partida, muchas especies – sobre todo de animales invertebrados – no han sido descritas o “descubiertas” por la ciencia. En muchos casos ni siquiera se ha evaluado el estado de conservación de un sinnúmero de organismos.

©Luis Flores, M. gayi en Chagual, Clarillo 29-12-09
©Luis Flores, M. gayi en Chagual, Clarillo

No sería tan descabellado especular, por lo tanto, que una especie que nunca fue descrita pudo extinguirse sin que nadie se enterase.

Tampoco se conocen en profundidad las intrincadas interacciones entre estos animales y las plantas.

Así lo evidencia una revisión de la literatura científica sobre la polinización en el ecosistema mediterráneo de Chile central, realizada por Rodrigo Medel, Catalina González-Browne y Fontúrbel, donde queda de manifiesto la falta de investigación sobre las relaciones entre planta y polinizador, y sobre los efectos de este servicio ecosistémico para el uso humano de la tierra, en especial por el extendido desarrollo de la actividad agrícola en esta zona del país.

Todo lo anterior demuestra cuán complejo es impulsar medidas para la conservación y recuperación de los polinizadores nativos ante la falta de información fundamental.

©Luis Flores, Cadeguala, Clarillo 28-11-09
©Luis Flores, Cadeguala, Clarillo 

He ahí la relevancia de la ciencia ciudadana.

“No tenemos ese monitoreo, tenemos muy poca información, entonces una parte de este proyecto se preocupa de hacer disponible la mayor cantidad de información posible y levantar datos usando la ciencia ciudadana. Aquí tenemos el doble propósito de levantar más información, pero también de generar conciencia en la ciudadanía sobre la existencia de una gran diversidad de especies de polinizadores. Si nos referimos solamente a abejas y abejorros nativos de Chile, se estima que hay al menos entre 430 y 473 especies, aproximadamente”.

Abeja nativa ©Paula Diaz Levi
©Paula Diaz Levi

En ese sentido, lo que sí podemos aseverar, a grandes rasgos, es que dentro de las principales amenazas para los polinizadores nativos se encuentra la degradación y fragmentación de su hábitat, por factores como la construcción de ciudades, carreteras, cultivos agrícolas, entre otros. A esto se suma la utilización de insecticidas o biocidas, y la propagación de especies exóticas introducidas, como el icónico caso del abejorro europeo (Bombus terrestris) que sería uno de los factores que han impulsado el ocaso de las poblaciones del abejorro colorado (Bombus dahlbomii).

La académica de la Universidad de La Frontera, quien trabaja con cultivos agrícolas, agrega que “si hablas con agricultores que son mayores, todos conocen muy bien al abejorro nativo Bombus dahlbomii, porque lo veían todos los días antes, eran super abundantes en el campo. Ahora ellos mismos dicen que nunca lo ven, y que ven a insectos exóticos como el Bombus terrestris y Bombus ruderatus”.

Insectos en Curauma ©Francisco Fontúrbel (3)
Abejorro exótico Bombus terrestris  ©Francisco Fontúrbel 

Sin embargo, no existe documentación y datos acabados sobre la situación de todos los polinizadores chilenos durante el “antes y después”, lo que dificulta la cuantificación y dimensión de los impactos que hemos generado.

Al respecto, el científico de la PUCV puntualiza que “incluso registrar a los exóticos como el abejorro europeo nos sirve, para saber – en la medida de lo posible – dónde está, rastrear el proceso de invasión y cuantificar cuán rápido se ha expandido a otras áreas, Lo mismo para la abeja de la miel, es super importante para este proyecto saber en profundidad cuál es el alcance de recursos que está forrajeando o colectando, queremos saber si los insectos introducidos se relacionan solo con plantas introducidas, si también polinizan nativas, excluyen o compiten por recursos con los polinizadores nativos, etc. Toda esa información se puede extraer en la medida de que sepamos qué plantas están visitando por lo menos, más allá de si están polinizando o no”.

Por eso también es útil cuando la foto permite la identificación de la planta en cuestión.

©Luis Flores, Toxomerus vertebratus en Raps, Temuco 9 octubre 2019
©Luis Flores, Toxomerus vertebratus en Raps, Temuco 9 octubre 2019

Murúa señala que falta conocer aspectos “sobre la ecología y biología de varios organismos, por ejemplo, qué comen, qué necesitan para vivir, etc. Es importante saber que las flores entregan distintos productos o recompensas florales. Tienen polen, néctar, otras tienen las dos cosas, y los individuos utilizan esos recursos de diferentes maneras de acuerdo a sus requerimientos. Por lo tanto para los insectos no todas las flores son bienvenidas, pero hay otras que prefieren ya que serían nutricionalmente más relevantes. De hecho, hay estudios que muestran que hay ciertos grupos de organismos que visitan ciertas plantas que están emparentadas, que son próximas evolutivamente, entonces pareciera que todas ellas tienen un compuesto o proteína que les aporta mucho más que otras. Cuando uno participa en estas iniciativas, los ciudadanos están contribuyendo a saber qué necesitan los polinizadores”.

Insectos en Curauma ©Francisco Fontúrbel (1)
©Francisco Fontúrbel 

Vieli agrega que “de esto puede salir un sinnúmero de cosas muy relevantes, que trasciende a decir cuántas especies hay en un lugar. Es más bien una interacción, un proceso ecológico y todo lo que eso conlleva, como la competencia y la partición de recursos. Es muy relevante que la gente sepa que esa información puede servir para un montón de cosas. Puede abrir varias interrogantes y proyectos. Eso es lo bonito de esta iniciativa. Los datos son de todos y eso es lo importante, democratizar la información”.

De esa forma, la invitación del “Desafío Polinizadores” es que el ciudadano se reconecte con el entorno, con la ayuda de la tecnología en este caso, y que se involucre en la conservación de los polinizadores nativos, partiendo por el paso más elemental de todos, como es conocerlos.

“Estas iniciativas son fundamentales para que la gente vea que ellos también pueden hacer ciencia. Tomar fotos te puede llevar a entender la polinización in situ, ir, observar lo que está pasando e identificar organismos, y además aportan a una base de datos que es ciencia. Son ellos los que levantan la información. Nosotros vamos a procesar y modelar los datos, si se puede decir de alguna forma, pero en el fondo la ciudadanía tiene un rol protagónico. El ciudadano con su celular no solo puede sacar fotos para Instagram, sino que también puede hacerlo para aprender y aportar al conocimiento y cuidado de los polinizadores”, sentencia Murúa.

©Luis Flores, Corynura chloris, Temuco 9 octubre 2019
©Luis Flores, Corynura chloris, Temuco
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