Pasó a los anales de la historia como la cumbre sobre el cambio climático de Naciones Unidas más larga de la historia.

La versión 25 de la Conferencia de las Partes (COP), que congregó en Madrid a representantes de casi 200 países, terminó este domingo 15 de diciembre, con dos días de retraso, haciendo un llamado a mejorar la ambición de los países en miras al año 2020, y a cumplir el Acuerdo de París para evitar que el aumento de la temperatura supere 1,5 grados este siglo.

No obstante, las maratónicas negociaciones, el rechazo de un primer borrador (calificado como «insuficiente»), y la elaboración de un documento final que tampoco convenció, despertaron diversas reacciones de parte de autoridades, científicos y organizaciones ambientales, en especial por la postergación definitiva de temas claves como los mercados de carbono y la compensación por eventos climáticos extremos.

En su regreso al país, la presidenta de la cumbre y ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, sostuvo: «Aún no existe la voluntad ni la madurez política de algunos de los países más grandes emisores. Esto es doloroso y triste», admitiendo también que «por supuesto que no estamos satisfechos, los acuerdos no están a la altura».

Cortesía WWF
Cortesía WWF

“Todos coinciden que el resultado es decepcionante, pero esto muestra que, simplemente, el mundo sigue tomando decisiones ‘business as usual’, es decir, bajo la misma lógica de siempre, que ve a los recursos naturales, y en este caso a la atmósfera, como recursos infinitos, sin comprender que ahora sabemos que la Tierra ha alcanzado tal grado de deterioro, que requiere otra aproximación más integral a los problemas ambientales globales”, recalca Aníbal Pauchard, académico de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción que participó en el comité científico de la COP25.

“Creo, además, que se produce un problema en pensar que estas soluciones planetarias las va a poder resolver el mercado; se necesita otro tipo de acuerdos más solidarios entre países”, añade.

Para la encargada de políticas y regulación de Chile Sustentable, Pamela Poo, “la primera gran falencia de la COP25 es que los Estados que más emiten gases de efecto invernadero no lograron asumir mayor ambición y que la ciencia, si bien era el piso desde donde se tiene que construir, nuevamente se dejó de lado ante el mega problema en el cual nos encontramos”.

Similar es la postura del líder de la delegación de la Sociedad Civil por la Acción Climática en España, Samuel Leiva, quien lamenta el desenlace de la cumbre, “no solo para nosotros, sino para la ONU, los expertos, los científicos y los pueblos indígenas que vieron como la COP de la ambición no pudo reflejar ese objetivo en el texto y lo postergó para el otro año con un llamado inocente a mayor ambición”.

Lo que se acordó y lo que tendrá que esperar

El primer gran acuerdo tiene que ver con un compromiso al año 2020 para que los países presenten planes de reducción de emisiones de carbono «más ambiciosos» con el fin de responder de mejor manera a la emergencia climática, lo de deberá presentarse en la versión número 26 de la COP, que se realizará el próximo año en Glasgow, Escocia.

Las partes deberán abordar la brecha entre la recomendación de la ciencia para evitar los diversos riesgos que implica el cambio climático, y el estado actual de sus propias emisiones. Pese a ello, no todos los países se adhirieron a este compromiso, como fue el caso de grandes emisores de gases de efecto invernadero como Estados Unidos, China e India.

Otro aspecto relevante del documento fue reconocer el rol medular de la ciencia. En ese sentido, el acuerdo señala que cualquier política climática debe ser permanentemente actualizada en base a los avances de la ciencia, decisión que fue valorada por la comunidad científica y las ONG.

 

©José Tomás Yakasovic
©José Tomás Yakasovic

A esto se suma el océano y el uso del suelo como un tercer punto clave por el rol que desempeñan en el sistema climático, aunque no estuvo exento de polémicas, en especial por el hecho de que Brasil estuvo a punto de restarse del acuerdo.

Al respecto, Leiva señala que “una de las pocas cosas que podemos sacar al limpio de esta COP, es la inclusión de los océanos y la tierra en la acción climática, eso sin duda nos dará una oportunidad de mejorar las acciones nacionales para no solo mitigar, sino que también adaptarnos a los efectos nocivos del calentamiento global”.

Sin duda, uno de los aspectos más controversiales fue la postergación para el próximo año de la discusión sobre el Artículo 6, herramienta que tienen los países y las empresas para disminuir sus emisiones a través del denominado “mercado de carbono”.

“En este punto no se llegó a acuerdo porque los grandes emisores se oponen a que dicho mercado sea bien regulado, ya que esto no solo es una simple compensación de las emisiones, y la crítica a la presidencia de nuestro país es porque presentaron un documento nada ambicioso y muy acorde a los grandes emisores que han bloqueado dicho mecanismo, por lo cual les faltó diplomacia de peso en las negociaciones y, efectivamente, más ambición”, advierte Poo.

¿Cómo seguimos?

La vocera de Chile Sustentable subraya la urgencia de que, en materia energética, las políticas públicas de Estado “permitan abordar la mitigación, como por ejemplo el cierre de termoeléctricas a carbón y la adaptación con medidas muy agresivas, ya que Chile se encuentra con mucho retraso, colocando en juego ecosistemas y vidas humanas”.

El representante de la Sociedad Civil por la Acción Climática coincide: “Debemos ser más ambiciosos en el calendario de cierre de las termoeléctricas, pero al mismo tiempo, avanzar en dar financiamiento a los planes de adaptación. Sin esas medidas, nuestro país no será capaz de dar el ejemplo en este año que queda de presidencia. El mundo científico ya nos ha estado dando los datos, es hora de que pasemos a la verdadera acción”.

Precisamente, uno de los aportes de la academia nacional fue el informe “Evidencia científica y cambio climático en Chile. Resumen para tomadores de decisiones”, el cual fue entregado por el Comité Científico de la COP25 durante la tercera jornada de la cumbre.

Bosque patagónico ©Paula Díaz Levi
Bosque patagónico ©Paula Díaz Levi

El documento, fruto del trabajo de más de 600 investigadores, abordó distintas temáticas, entre ellas la biodiversidad, mesa en la cual participó Pauchard.

“Es muy probable que sea imposible lograr las metas de 1,5 o 2 grados Celsius y, por lo tanto, nuestros ecosistemas van a sufrir un severo cambio climático, especialmente en la zona mediterránea. Cómo logramos que nuestra biodiversidad sobreviva a este proceso va a depender de decisiones que tomemos en el territorio, como la cobertura de áreas protegidas, el manejo de los cauces de agua y la responsabilidad ambiental en la actividad productiva”, alerta el investigador de la Universidad de Concepción.

Por ello, el académico afirma que es necesario avanzar por dos lados complementarios: la reducción de emisiones y el aumento de la capacidad del planeta para secuestrar el carbono liberado.

“Sobre la reducción de emisiones, las soluciones son fundamentalmente tecnológicas, pero para aumentar el secuestro de carbono es muy importante cómo conservamos la biodiversidad y los ecosistemas”, agrega.

Por ello, el científico también apunta a la necesidad de entender y monitorear los ecosistemas, junto a la implementación de políticas públicas que busquen una sustentabilidad en el largo plazo.

“Donde yo veo la esperanza, es que estas acciones no son un costo para Chile, sino una inversión, ya que van a asegurarnos un país más sustentable para todos, con la naturaleza como base del desarrollo, y en el cual todos los ciudadanos puedan disfrutar de sus beneficios”, concluye.

 

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...