La COP, o Conferencia de las Partes, es la reunión internacional organizada cada año bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Su obetivo es la negociación de acciones globales frente al cambio climático. La vigésimo cuarta versión de la Conferencia, o COP24, está ocurriendo ahora en la ciudad de Katowice, Polonia.

Cada COP parece más urgente que la anterior. Y es que en los 24 años que llevan reuniéndose todos los países del mundo, aún no logramos siquiera empezar a mitigar las emisiones contaminantes responsables del calentamiento del planeta.

Pero la COP24 es especialmente relevante porque tiene lugar poco después de que se diera a conocer el más reciente informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC por sus siglas en inglés), que establece los impactos que podrían ocurrir si la temperatura promedio del planeta supera los 2°C, y los compara con los que ocurrirían si logramos frenar el calentamiento o al menos evitar que sea mayor a 1.5°C.

Además, se espera que en la COP24 se cierre el “Libro de reglas” del Acuerdo de París, que establece un plan de acción mundial para frenar el calentamiento global.

¿De qué se trata el informe del IPCC? 

Cada cinco o seis años, la comunidad científica internacional que integra el IPCC saca un informe evaluando la situación del cambio climático global. Hace años que esta publicación da cuenta de la gravedad del asunto y de la urgencia con la que debemos actuar para mitigar emisiones y adaptarnos a los efectos inevitables del cambio climático. Pero en su más reciente versión, el informe fue más determinante que nunca.

En resumen, lo único que puede salvarnos de una catástrofe climática es un cambio radical e inmediato. Los próximos once años son los más importantes en la historia del planeta al respecto. Revisa aquí un análisis más detallado del informe. 

¿Y qué hay del “Libro de Reglas” del Acuerdo de París?

El objetivo del “Libro de Reglas” es hacer que el Acuerdo de París funcione. El Acuerdo de París se firmó durante la COP21, en 2015, estableciendo medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, con la doble meta de mantener el aumento de la temperatura muy por debajo de los 2ºC con relación a los niveles preindustriales, y proseguir esfuerzos para limitar el aumento en 1.5ºC. Su valor consiste fundamentalmente en que fue firmado por todos los países miembros de la CMNUCC, representando el primer acuerdo global climático. Su verdadera efectividad en resolver el problema depende, en gran medida, del “Libro de Reglas” que se negocia estos días.

Lo que esperamos de la COP24

Necesitamos que la COP24 dé como resultado la disposición de los países de incrementar sus compromisos para la reducción de emisiones (NDC, por sus siglas en ingles), haciéndolos mucho más ambiciosos. Estos compromisos, piezas fundamentales del Acuerdo de París, son las “contribuciones nacionales determinadas” que cada país establece de manera individual para conseguir el objetivo global de frenar el cambio climático.

Hace pocas semanas, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sacó su último Informe de la Brecha de las Emisiones. El informe sale todos los años,  mostrando cómo vamos con el cambio climático, analizando lo que están haciendo los países en contraposición con lo que se necesita. En esta ocasión, el informe concluyó que necesitamos que la ambición se quintuplique para no superar los 1.5°C y que se triplique para no superar los 2°C.

Por otro lado, un tema clave de estas negociaciones, y que ocupa parte importante de la agenda de la COP24, es el financiamiento. Necesitamos seguridad financiera para lograr la transición, un aspecto que constituye además la base de la confianza entre los países, fundamental para salir de este entuerto global. Actualmente, las negociaciones climáticas se enfocan en el financiamiento público de países desarrollados a países en desarrollo, pero una meta a largo plazo del Acuerdo de París es lograr que todos los flujos de financiamiento sean consistentes con un desarrollo bajo en emisiones y resiliente al clima.

Otro tema de gran relevancia es el de los derechos humanos. El hecho de que el mundo esté como está y que la ciencia nos esté diciendo a gritos que tenemos que ser más ambiciosos para evitar la catástrofe, es un asunto de derechos humanos cuya solución tenemos el deber de exigir. Ya lo dijo la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en una carta abierta: “Es fundamental que el resultado de la COP24 en Katowice se base en compromisos concretos para defender la dignidad y los derechos humanos, a fin de cumplir con el legado y el propósito del Acuerdo de París, así como con los esfuerzos mundiales para alcanzar el desarrollo sostenible y erradicar la pobreza extrema”.

Los derechos humanos cobran relevancia en la implementación de medidas de acción climáticas. Con la situación actual, las medidas que podrían salvarnos suelen ser bastante extremas. Por ello, es crucial promover transiciones justas, que no afecten a los más pobres y a los más vulnerables, y que protejan a los más afectados. La importancia de lo anterior quedó demostrada hace unas semanas cuando París se transformó en un campo de batalla luego de que miles de personas salieron a manifestarse en contra de un impuesto al diésel.

Y finalmente… ¿saldremos adelante?

Lograr que la temperatura del planeta no pase de los 1.5°C es posible, pero requiere cambios sin precedentes. Para lograrlo, las emisiones deberían bajar en 45% entre 2010 y 2030, y deberíamos llegar a cero emisiones netas para 2050. Esto quiere decir que no se debe emitir más de lo que los bosques y sumideros naturales de carbono puedan secuestrar.

Siendo la región con el mayor potencial para energías renovables, Latinoamérica tiene la oportunidad de ser un ejemplo para el resto del planeta. El riesgo que la región enfrenta es grande y bien vale la pena el esfuerzo para evitarlo.

El panorama es claro: demorar y mantener el calentamiento mundial por debajo de los 1.5°C no es tarea fácil, pero la ciencia ha dicho que es posible. Tenemos lo necesario para lograrlo: conocimiento científico y capacidad tecnológica y financiera. La responsabilidad principal es de los gobiernos, de los tomadores de decisión y del sector privado, que deben dar el impulso para lograr entre todos dar un giro sin precedentes. Esperemos que en la COP24, en Katowice, los países den un gran paso en la dirección correcta.

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