Hace días me ronda en la cabeza que algo anda mal. Algo anda mal y no creo que ni siquiera nos demos cuenta de que lo estamos haciendo  mal. Hemos ido normalizando situaciones que nunca debieron ser normalizables. Me refiero a algunas medidas que se han ido tomando en torno a la crisis del Covid-19 y la pandemia, que nos tiene sumidos en un distanciamiento y una crisis multisistémica. Se han tomado medidas destempladas y mi reflexión me lleva a pensar que no ha sido por mala voluntad. Es una situación nueva, que se nos vino de golpe y no teníamos libreto, nadie tenía lista la “bala de plata”. Se ha ido aprendiendo sobre la marcha.

Existe un documento firmado por miles de científicos, expertos y profesionales de la salud, encabezado por el doctor Martin Kulldorff, profesor de Medicina en la Universidad de Harvard, solicitando el fin de los confinamientos. “Como epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública, nos preocupan los impactos en la salud física y mental de las políticas que predominan en relación al Covid-19 y recomendamos un abordaje que llamamos Protección Focalizada”. Con estas palabras se inicia la denominada “Declaración de Great Barrington”.

© Augusto Domínguez
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Los confinamientos son elegidos como una de las soluciones más eficaces, pero que ahora vuelve a verse cuestionada por los miles de expertos que firman la referida declaración y señalan que los encierros NO son una medida viable y tendrán importantes consecuencias a corto plazo.

Los miles de firmantes consideran que las políticas de confinamiento adoptadas por los gobiernos para frenar la propagación del virus están produciendo efectos devastadores en la salud pública tanto a corto como a largo plazo. Entre otras, el deterioro de la salud mental aparece como una de las grandes consecuencias. Dejar a los niños sin escuela es una gran injusticia, expresa la declaración. Ellos dicen “Sabemos que la vulnerabilidad a la muerte por Covid-19 es más de mil veces mayor en los ancianos y débiles que en los jóvenes”.

“Aquellos que no son vulnerables, deberían reanudar inmediatamente su vida con normalidad. Medidas sencillas de higiene, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando se esté enfermo, deberían ponerse en práctica por todos para reducir el umbral de inmunidad de rebaño. Las escuelas y universidades deberían abrir para una enseñanza presencial. Actividades como los deportes deberían reanudarse. Los adultos jóvenes de bajo riesgo deberían trabajar con normalidad, en lugar de hacerlo desde casa. Los restaurantes y otros negocios deberían abrir. Las artes, la música, los deportes y otras actividades culturales deberían reanudarse”, aseveran.

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© Augusto Domínguez

Yo, como fotógrafo profesional guía de safaris fotográficos, acostumbraba a llevar a mi gente a entornos naturales donde abundan las aves, y a muchos parques nacionales, en su mayoría administrados por la CONAF. Chile posee gran cantidad de áreas silvestres protegidas y a mí me parece inconcebible que muchas de ellas hayan permanecido cerradas al público los últimos meses. Sin embargo lugares de comercio y malls han tenido grandes aforos ¡ALGO NO ME CALZA!

Entiendo que las autoridades intenten cuidar la economía para que no se produzca un gran desplome, pero ¿ no somos nosotros, las personas, la parte fundamental de ese engranaje? ¿Nos están cuidando de la manera correcta?

Creo que llevamos demasiado tiempo encerrados; necesitamos ir a esas áreas naturales “a perder la cabeza y encontrar el alma”.

Creo que los Parques Nacionales y las playas deben abrir lo antes posible y con aforos más grandes, cumpliendo por supuesto con los protocolos sanitarios.

La Terapia de Bosque, por ejemplo, está inspirada en la práctica japonesa de Shinrin-Yoku que se traduce como baño de Bosque.

Los estudios han demostrado que tiene una amplia gama de beneficios para la salud, especialmente en los sistemas cardiovascular e inmunológico y para estabilizar y mejorar el estado de ánimo y la cognición. El Baño de Bosque estimula la actividad del sistema nervioso parasimpático, lo que estimula el descanso, conserva la energía y disminuye la frecuencia cardíaca, reduce la ansiedad, rabia y fatiga. Está comprobado que la naturaleza provee una variedad de beneficios para nuestro bienestar y salud mental, y además cultiva conexiones profundas que pueden tener impactos transformadores en las personas.

¿Quién determina que un mall es primera necesidad?

¿Por qué mientras los casinos estaban abiertos, los parques estaban cerrados?

¿La sanidad física y mental está considerada?

¿Pasearse por una playa con poca gente seguirá estando prohibido?

¿Los actores de la industria del turismo, seguiremos prohibidos?

Se produce un abuso de reglamentaciones prohibitivas en lugares al aire libre, donde las posibilidades de contagio son cercanas a cero. No hay lógica alguna en éstas decisiones.

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© Augusto Domínguez

Es momento de que TODOS nos sentemos a conversar y salgamos de esta pandemia con todos los medios que tenemos, alimentándonos bien, de verdad, cuidando a los grupos de mayor riesgo, lavándonos las manos, sin hacer encuentros masivos, pero permitiendo a los que tienen un mínimo riesgo de muerte, vivir sus vidas con normalidad como dicen las eminencias en inmunología. Es la llamada “Protección Enfocada”.

No vivo en una isla, no desconozco la realidad, y efectivamente estamos en una situación crítica que hace que mi discurso parezca un poco simplón y poco empático. Pero de verdad creo que de cierta forma estamos demasiado bombardeados por noticias catastrofistas y hay una población que está en sicosis colectiva, inducida por esta narrativa globalizadora que no me huele bien.

¡Abramos los Parques y las playas!

Augusto Domínguez

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