Eran los inicios de los 80’ y el barco Calypso, cuyo capitán era Jacques Cousteau, navegaba por el mar. A bordo iba un equipo de producción y documentalistas, liderados por este conocido explorador e impulsor del documental submarino, junto a su esposa que, en muchos sentidos, también era la capitana. Inmersa en este mundo de cámaras, mar y aventuras, una pequeña Céline Cousteau observaba con inocencia lo que sucedía a su alrededor, con todos sus sentidos alerta mientras acompañaba a sus abuelos. Estaba en una expedición que la llevaría a conocer nuevos rincones de la naturaleza. Y ella escuchaba, comía y olía. Todo bajo la perspectiva de un niño.

Céline de niña, archivo familiar
Céline de niña, archivo familiar

Esa oportunidad fue la primera vez que buceó junto a su abuelo, viendo los enormes erizos de distintos colores y los delicados corales al fondo del mar. Nunca lo dejó de lado. Fue también su primer acercamiento con el Amazonas y sus comunidades. Tampoco las dejó de lado. Es que con eso fue surgiendo la exploración con la que nació y la pasión por luchar por el cuidado del entorno que nos rodea.

Y así ha sido hasta el día de hoy.

A sus 49 años, lleva un poco menos de 20 dedicándose a la exploración marina y terrestre, desempeñándose, tal como se detalla en su biografía, como una “activista ambiental, narradora y autora comprometida en compartir el mensaje vital de la interconectividad entre los humanos y el mundo natural”. En esto, fundó la productora CauseCentric, donde ha dirigido, producido y presentado una veintena de películas a nivel internacional. Además, cofundó la ONG The Javari Project y The Outdoor Film Fellowship, entre algunos de sus trabajos importantes.

Ese ha sido su camino de conocer el mundo.

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Para Céline, el concepto de oficina más cercano que tenía era en medio de la naturaleza. Su abuelo se adentraba en los misterios del mar y su abuela era fotógrafa. Su padre siguió los pasos de la documentación ambiental y ella, simplemente, fue fluyendo con todo esto y viendo cómo iba cambiando el enfoque del trabajo a través de los años.

“Al inicio el trabajo de mi abuelo fue realmente de exploración, de saber lo que había en el mundo y darlo a conocer. Tras los años eso se transformó en un recorrer para conocer y proteger. Con esa idea, sabemos mucho más sobre el impacto del ser humano en el medio ambiente, sobre la importancia de la biodiversidad. Y también que la exploración era más de mostrar una relación del ser humano con el medio ambiente”, afirma Céline.

A exploradora Céline Cousteau © DR
A exploradora Céline Cousteau © DR

– ¿Recuerdas historias de tu abuelo buceando con escafandras y cómo esto después tuvo un foco en la conservación? ¿Sientes que estas cosas te llevaron a dedicarte a lo que haces ahora?

– (Céline asiente y sonríe cuando escucha sobre su abuelo) Sí, dedicarme a lo que hago no fue nada que estuviera formulado, fue muy natural. Por ejemplo, cuando viajé de pequeña siempre eran aventuras y no de pensar que iba a salvar el mundo. El ver el trabajo que hizo mi familia, claro que me influenció, en el sentido de tener la idea de que no había que contar solo sobre los lugares, sino que inspirar a las personas a las personas a protegerlos y que se sientan conectados a ellos.

De hecho, uno de los lugares con los que Céline más sintió una conexión fue en el Amazonas. Primero en el viaje con su abuelo en su infancia. Luego, en 2007 cuando volvió con su padre a grabar Return to the Amazon, donde se desempeñó como productora, buzo y coordinadora logística en áreas de acceso difícil, como los glaciares de los Andes y desconocidas áreas de Brasil, donde conectó con varias comunidades indígenas del valle de Javari.

Instagram Celine Costeau Michael Clark Photo (4)
Instagram Celine Cousteau ©Michael Clark Photo 

“En ese momento estaba en una conferencia de todas las tribus de la región y estaban hablando de salud. Yo pensé que quería hacer algo más por ellos. No sabía qué y, tres años después, en 2010, me contactó un Beto, de la tribu Marubo y me dijo: ‘Céline, queremos que regreses y cuentes nuestra historia al mundo. Queremos que el mundo sepa que existimos’”.

Así nació Tribes on the Edge, uno de los sus proyectos más importantes y duraderos.

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-El mundo no sabe lo que está pasando en el valle de Javari.

Aparecen rostros de las comunidades indígenas. Se enfocan sus ojos, sus pinturas corporales y sus accesorios. Luego cae un árbol. Y el paisaje son grandes cultivos de cosas que tienen de todo menos árboles de la Amazonía. Luego, la voz de Céline Cousteau toma protagonismo: “si ellos desaparecen, también lo hará ese bosque lluvioso”. Y están en serio peligro por una crisis sanitaria y de derechos humanos.

Así se puede describir en palabras el trailer del documental Tribes on the Edge, en el que Céline, como se diría popularmente, ha puesto su “cuerpo y alma”. Ha sido, durante años, el foco de CauseCentric Productions y también la motivación para crear la ONG Proyecto Javari. “Con esto podemos usar el documental como catalizador para tomar acciones tangibles en el lugar de los indígenas. Regresaremos ahora en el Amazonas para asegurarnos que seguimos en el buen camino con ellos o cómo nos ajustamos. Este se ha vuelto un proyecto más grande con el paso del tiempo y ha contado con la colaboración de muchas ONG que nos han guiado en temas de biodiversidad, salud y buen vivir para proteger la cultura, el idioma, cuestiones de salud y para hacer un reportaje científico. Es un proyecto muy grande que ahora quiero llevar a la realidad virtual. Así que me estoy dedicando a varias cosas, siempre con el tema de contar, proteger e inspirar”, cuenta Céline.

Celine-Cousteau-Amazonia LA VOZ DE PERU
Céline Cousteau en el Amazonas, extraída del Medio La Voz del Perú.

-¿Cuánto tiempo llevan realizando Tribes on the Edge?

-Tomé tres años para grabar. Otros tres en postproducción y en 2019 hicimos una gira proyectando el documental desde Los Ángeles en Estados Unidos hasta Vancouver, en Canadá. Tenemos distribución ahora en Estados Unidos e Inglaterra. Es como si este documental tuviera una larga vida lenta (ríe), pero es bueno, porque yo creo que como trata de la supervivencia del ser humano y la protección de la naturaleza, toma tiempo porque necesitamos que llegue a muchas generaciones, no solo a las de ahora. Así que el proyecto es como un espejo a la realidad porque cuando uno se dedica a algo a veces es para toda la vida. Así que empecé a grabar en 2013 hasta 2015, regresé varias veces, piensa que la región son 85 mil kilómetros cuadrados de selva con tribus lejanas unas de otras, pero eso también es parte de la historia. No me patrocinaron, buscamos fondos y fue muy independiente, mostrándolo dentro de la comunidad, en pequeños teatros y entendí que necesitaba hacer más, por lo que nace Proyecto Javari.

-Me contabas que ellos querían que contaras su historia. Es decir, bajo su forma de verla. ¿Cómo lograr hacer eso respetando su visión de mundo, desde tu narración?

-Uno tiene que cuestionarse siempre cuál es la mejor manera de hacerlo. Como narradora, hay que hacer un puente entre culturas porque si mostramos solo un punto de vista quizás no se va a entender. No es una traducción de idioma, es de consciencia. La manera de presentar la historia, a través del montaje y la escena es delicada porque si no se entiende, no sirve. Lo más importante fue que regresé al Amazonas y proyecté el documental al pueblo indígena más grande y ellos se sintieron representados e interpretados. Yo les expliqué por qué hice ciertas cosas y ellos confían en mí porque, de cierta forma, soy la traductora de su mensaje. Ellos quedaron contentos con el resultado y es lo más importante de todo.

Instagram Celine Costeau (2)
Instagram Celine Cuosteau 

-Me imagino que en zonas como el Amazonas el mensaje no se separa de los conflictos medioambientales. ¿Cómo mostrarlo para que la gente tenga conciencia y conozca lo que está pasando?

-Pues a través de las palabras de los indígenas mismos. Ellos cuentan su historia, su realidad, hablan de los desafíos de todas las actividades ilegales de su territorio. Hay caza, pesca, búsqueda de oro, deforestación y todo eso tiene un impacto no solamente en las vidas de los indígenas, pero también en su posibilidad de vivir en paz, tranquilidad y seguridad porque hay mucho conflicto agresivo cuando hay actividades ilegales, pues el problema es muy grande ahí porque hay leyes que no son respetadas. Hay un gobierno que no es muy simpático por el medio ambiente ni para los indígenas. Y hay derechos humanos para defender. Es una situación complicada. Un documental no puede hacer todo, cierto, pero hacemos nuestra parte y espero que el Proyecto Javari los apoye en los lugares en los cuales nos han pedido ayuda.

-Ojalá se logre.

Es muy complicado ese tema, porque, bueno si fuera plantar un árbol es más simple, pero no es así (ríe).

-Es parte de lo bonito de la misión del documentalista.

-Sí, bueno, si uno puede hacer más que un documental, como dije, es para toda la vida. Estoy ligada a este lugar, así que voy a seguir.

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Con su traje de buzo puesto, Céline se lanzó al agua como lo había hecho incontables veces es su vida. El agua estaba gélida, pero le permitió en 20 minutos apreciar un fondo submarino que parecía de otro planeta. Una vez más, la naturaleza le enseñaba a respetar los límites.  Estaba en la Antártica. Ya en la superficie, sentía que volvía a la Tierra, en esos paisajes inhóspitos donde la luz que llevaba a cada hielo presente lo hacía único. Estaba grabando el programa “Océano, Chile frente al mar”, junto al periodista chileno Rafael Cavada. Fue una serie de 12 episodios que obtuvo un reconocimiento del Consejo Nacional de Televisión.

Ha sido una de sus muchas expediciones en Chile.

Capkin van Alphen
©Capkin van Alphen

-Hablando de Chile, si tuvieras que elegir un lugar o situación para documentar acá, ¿cuál sería?

Bueno, haciendo esta serie tuve la felicidad de explorar este país tan largo, lindo y con paisajes tan distintos unos de otros. Yo creo que, si tuviera que regresar y grabar algo, sería en la Patagonia, haciendo algo entre el mar y la montaña. Este es un lugar espectacular, pero también hay algo rudo y muy vivo entre la zona del mar y la montaña. Este paralelo me gustaría mucho.

– ¿También relacionándote con comunidades?

-Más como la vida humana donde se encuentra con la naturaleza.

-Tu trabajo tiene que ver con eso.

-Porque no podemos separar al ser humano de la naturaleza, somos un animal. Hemos hecho cosas increíbles, creativas, de innovación, tecnología, vivimos en edificios con todas las comodidades que hemos creado, pero no somos separados. Nos hemos separado, que es distinto. Pero la historia es la misma, así que me gusta hacer pareja de ambas cosas.

En ese enfoque, Céline ha vivido las maravillas de la naturaleza para transmitir un mensaje. Y ha ido marcando hitos en su vida. Un claro ejemplo fue Tribes on the Edge, pero ha recorrido de polo a polo buscando historias. No olvida su experiencia grabando con su padre la migración de la ballena gris desde Baja California (Estados Unidos) hasta Alaska, hasta conocer un trabajo apasionante en Uganda grabado en uno de sus documentales, realizado por la ONG Uganda Community Relief Foundation: “a la escala de mundo parece pequeño, pero a la de ellos es enorme su trabajo y los cambios que han podido hacer. Eso se queda conmigo, de pensar en un momento difícil cuando hablamos de cambio climático, de especies de desaparecen o lo que vemos. Ahí me enseñaron que hay que tener esperanza, y eso se queda conmigo”.

A exploradora no cenário das filmagens© DR
Céline en la Patagonia © DR

-Con el tema del cambio climático, también la crisis climática, y eso que mencionaste de la esperanza. Ya que has trabajado mucho tiempo en esto, ¿has visto si es que las personas han cambiado su conciencia respecto a este tema?

-Depende con quien hables. Yo intento de rodearme de personas conscientes porque también necesito apoyarme en esa energía. Hablo de personas que, aunque no trabajen o se relacionen con el medio ambiente, son conscientes en su manera de ser, comer, moverse, todo en su manera de ser. Sí creo que ha cambiado en general, pero no sé si a la escala que se necesita. Hay que hacer harto más. El COVID también abrió un poco la mente de que estamos en el mismo planeta, todos sufrimos el virus, y que el cambio climático no es un sufrimiento personal, es social, y hay una ansiedad global que estamos viviendo. Mi esperanza es que nos demos cuenta de que estamos juntos en esto.

– ¿Tú crees que en su tiempo tu abuelo también buscaba entregar este mensaje, en un contexto diferente?

-Yo creo que bueno, en su época era más directamente con el mensaje de qué hacer para frenar el cambio climático y proteger el medioambiente. Por ejemplo, no pescar de ciertas maneras. Era concreto y tangible en el qué hacer. Creo que ahora, y la manera en que yo veo las cosas luego de haber estudiado psicología, es que hay que sanar los traumas de nuestras vidas; nuestra salud mental física, espiritual, todo. Si no nos enfocamos en proyectarnos en protegernos para cuidar lo que nos rodea, es muy difícil. Yo creo que una vez que enfrentemos la conexión dentro de nosotros, vamos a solucionar nuestra relación con lo demás y la naturaleza. Por eso yo creo más en el cambio de conciencia y eso puede ser más sutil, pero a la vez más fuerte.

Mohok Reserve2 Extraída de Facebook
Reserva Mohok, extraída de Facebook

Y el poder lograrlo, para Céline, también implica aplicar la creatividad y la innovación. Con el COVID y la falta de viajes, se planteó la idea de que no es necesario viajar para entender, sino que se puede usar la tecnología a favor de esto: “Podemos llevar a las personas a un lugar, dentro de una historia sin viaje. Tengo curiosidad de hacerlo con realidad virtual y estoy desarrollando un proyecto para que la gente conozca la selva sin salir de su ciudad. Podemos hacer un viaje dentro de nosotros mismos, rodearnos del uso de los sentidos y sentirnos en medio de la historia. Esa es mi nueva exploración”. 

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