Caminar sobre las aguas o Puente Infinito
Nuestra colaboradora Macarena Gaete nos escribe directamente desde los Países Bajos, para contarnos acerca de un proyecto llamado Puente Infinito. Conoce más, acá.
Voy a seguir con los paisajes EN el agua, escribiéndoles desde los Países Bajos, entre canales y lluvias ya otoñales junto a una taza de té chai.
Antiguamente el pueblo de Aarhus en Dinamarca, alojó una gran actividad portuaria. Existen imágenes que registran una gran cantidad de muelles de racional y sencilla factura en madera maciza que eran lugares de encuentro e intercambio entre los personajes señoriales de aquella época ya olvidada y en blanco y negro.
Pero hoy quiero presentarles algo distinto. Los invito a dar una vuelta por el Puente Infinito, una pasarela circular de 180 m de circunferencia que como un anillo levita quieto entre la arena y el agua de la playa costera. Si el puente del post anterior llevaba por nombre Moisés, dan aún más ganas de llamar con ese nombre a esta pasarela levitante.
La situación natural es elegante en todo sentido. El ambiente denota la más natural realidad, a pesar de la proximidad a la actual ciudad de Aarhus que yace oculta tras los bosques. Las imágenes a color nos muestran texturas de los más fuertes verdes y turquesas. La arena brilla encandilante con una fuerza que pocos tendrán en su memoria en este septentrional lugar. Ordenadamente distribuidos por la amplia bahía, incluso los para-olas parecen una elegante expresión del Land Art en el borde costero. En medio de esta imagen minimalista yace un círculo perfecto de madera sobre delgados filamentos de metal recientemente inaugurado.
En la playa corre una brisa helada y abunda el silencio, que sólo se interrumpe de forma intermitente por los gritos de juego de tres niños en la arena mientras sus padres leen recostados. A lo lejos una pareja en un picnic primaveral, y en la pasarela tres personas que sin conocerse deambulan en circular. La situación se sostiene largos minutos.
Más tarde, desde el bosque aparece un par de estudiantes de arquitectura a capturar una tal escultura en el mar con sus Iphone 6. Al verla no dudan en treparse y comenzar la caminata, que al cabo de unos minutos comienzan a grabar en un continuo video circular. En sus pantallas el paisaje se captura como una eterna panorámica. El horizonte quieto permanece en su lugar, y en torno a él los seres humanos deambulan a diferente paso. Capturan primero el horizonte del mar, luego la playa, el bosque; luego la playa, y nuevamente el horizonte donde termina el mar. Todo en un video que muestra una y otra vez la mutación cíclica del paisaje.
En un momento el puente los recibe a todos. Entregados al instante, unas 12 personas deambulan por el puente infinito a diferentes velocidades. Primero el horizonte del mar, luego la playa, el bosque; luego la playa, y nuevamente el horizonte donde termina el mar.
Los sonidos comienzan a fundirse al unísono, los niños han dejado de hablar. Absortos por el infinito deambular cae la noche y las figuras se vuelven luces a la deriva. Lentamente como linternas en el cielo van y se vuelven a acercar.