Me hubiera encantado escribir para Ladera Sur desde un tema más lúdico, y mostrarles tantas cosas lindas que nos entrega la naturaleza. Sin embargo, me veo en la obligación de denunciar uno de los mayores atentados ecológicos que estamos viviendo en Chile y en nuestras narices, a la vista de todos, especialmente de las autoridades.

Desde el año 1994 existe en la Región Metropolitana, una herramienta la planificación territorial que es el Plano Regulador Metropolitano de Santiago (PRMS), el cual, como su nombre lo dice, regula el uso del suelo en la región. Dentro de esta planificación, se identificaron dos grandes zonas: el Área Urbana y el Área Excluida o Restringida del Desarrollo Urbano.

©Gonzalo Prieto
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En estás últimas se definieron la Áreas de Interés Natural y como parte de éstas están nuestras queridas Áreas de Preservación Ecológica (APE), las que en general conocemos como la “Cota 1.000”. Esta es una zona llena de bosques, que todos queremos preservar y que está completamente excluida – se supone- para los proyectos inmobiliarios, por razones obvias.

Estas APE son las que tú o yo generalmente recorremos cuando hacemos trekking o subimos montañas. Es un corredor biológico maravilloso que separa la ciudad de cemento de las grandes cumbres y permite el desarrollo de una inmensa actividad biológica.

Acá es donde habita el escaso bosque esclerófilo, donde encontramos especies como el quillay, peumo, chagual, litre, espino, tevo, quisco, guayacán y muchos más. Se encuentra en la eco-región mediterránea que, si bien comparte un clima con otros cuatro lugares en el mundo, gran parte de su vegetación no se da en ninguna otra parte, es decir, es endémica.

©Gonzalo Prieto
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Ha sido clasificada a nivel mundial como “sobresaliente” y uno de los 35 hotspots (puntos calientes) de biodiversidad más valiosos a conservar. Además es el hábitat de especies de reptiles, mamíferos e insectos. Por ejemplo, el puma y el cóndor son posibles de encontrar en este lugar y así lo he vivido personalmente con encuentros sorprendentes.

Toda esta maravilla está en peligro porque varios proyectos inmobiliarios entre Lo Barnechea y Colina están buscando la manera de intervenir la zona creando una verdadera ciudad sobre el bosque. Algunos incluso se encuentran por sobre los 1.400 metros de altura.

Estos proyectos en su afán de avanzar, y sabiendo las características únicas de la zona, ingresaron estudios de impacto ambiental y como era esperable, fueron absolutamente rechazados por todos los organismos pertinentes. Se les dijo muy claro que era un área de protección, excluida al desarrollo inmobiliario, que el bosque presente no se podía talar, que los efectos medioambientales eran incalculables, pero así y todo siguieron adelante. Y no solo siguieron, sino que dejaron sin respuesta las interrogantes y argumentos por los cuales fueron rechazados.

Huella puma ©Gonzalo Prieto
Huella puma ©Gonzalo Prieto

Me propuse entonces investigar a fondo e iniciar un movimiento medioambiental para proteger este lugar y he ido logrando el apoyo de muchas personas en el camino. Me he juntado con la Superintendencia de Medioambiente, con el Seremi de Vivienda, con los alcaldes de Colina y Lo Barnechea, etc. Aunque avanzo, siempre me encuentro con la letra chica de las normativas, con abogados que se especializan en esto y finalmente con todo un mundo de burocracia que lo que menos hace es proteger el medioambiente, sino que dar libertades a las inmobiliarias para avanzar.

Lo más increíble es todo lo que ha ido apareciendo en los medios de comunicación producto de mis denuncias. Se habla de subdivisiones ilegales, de intenso lobby, acusaciones de elusión ambiental, denuncias por tala ilegal de bosque nativo y lo que considero más grave, es que varios de los proyectos en cuestión comparten dueños en común. Esto confirmaría que la situación es mucho más que unos simples proyectos inmobiliarios, sino que más bien es una estrategia muy bien planificada para usar suelos de escaso valor comercial, pero de alto valor biológico, y transformarlos en millonarios proyectos inmobiliarios destrozando uno de los corredores biológicos más importantes de la Región Metropolitana y posiblemente a nivel mundial.

Condorera ©Gonzalo Prieto
Condorera ©Gonzalo Prieto

¿Por qué es tan importante esto? Porque si se da autorización a uno, se iniciará un proceso de destrucción masiva del bosque, tal como ocurrió bajo la cota 1000. Para que sepas, todo está ya subdividido y los dueños de los terrenos son grandes inmobiliarias que han tenido como “sueño” que se desafecte este lugar. Como no lo han conseguido, buscaron esta “letra chica” y están a la espera de que les den el ok para avanzar con el resto. Necesito mucho apoyo de la gente porque he aprendido a lo largo de los años y de varias causas importantes que son las personas quienes logran proteger el medioambiente y no las leyes o instituciones.

Hoy es el momento de actuar, de exigir que no se siga generando este inmenso daño ambiental porque estamos en medio de una crisis conocida por todos y es inevitable que debemos cambiar la forma como nos relacionamos con la naturaleza, no solo somos parte de ella, somos naturaleza y debemos ser parte del ciclo que la mantenga viva.

©Gonzalo Prieto
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