La Policía Ecológica y la Brigada de Control Ambiental han endurecido controles y operativos contra el tráfico ilegal de fauna silvestre en la Provincia de Buenos Aires. Crédito: © BCA / Gobierno Federal de BsAs.
La Policía Ecológica y la Brigada de Control Ambiental han endurecido controles y operativos contra el tráfico ilegal de fauna silvestre en la Provincia de Buenos Aires. Crédito: © BCA / Gobierno Federal de BsAs.

En la localidad de González Catán, de poco más de 300 mil habitantes y ubicada en el borde oeste de la gran Buenos Aires —casi en la periferia— fue donde los funcionarios de la Brigada de Control Ambiental del Gobierno Federal ejecutaron un procedimiento en un establecimiento comercial dedicado a la venta de artículos e insumos para ganado en el que hallaron 68 aves enjauladas que serían vendidas sin controles ni permisos, según indicaron autoridades del gobierno local. En el procedimiento se procedió a la incautación o confiscación de las aves que serán llevadas a la Reserva Ecológica Costanera Sur, un centro donde podrán ser evaluadas y cuidadas para luego ser liberadas en su entorno natural.

En el operativo se logró la recuperación de seis cardenales de copete rojo (Paroaria coronata), tres manones (Lonchura striata domestica), un calafate (Lonchura oryzivora), diez cotorritas australianas (Melopsittacus undulatus), dos cocotillas (Nymphicus hollandicus), cuatro corbatitas (Sporophila caerulescens), tres charlatanes (Dolichonyx oryzivorus), una reina mora (Cyanocompsa brissonii), una corbatita overo (Sporophila lineola), un cabecita negra (Spinus magellanicus), un cardelino o jilguero europeo (Carduelis carduelis), 30 jilgueros (Sicalis flaveola), dos piquitos de oro (Catamenia analis), dos capuchinos garganta café (Sporophila ruficollis), y una monterita canela (Poospiza ornata).

Endurecen controles y procedimientos contra el tráfico ilegal de especies

Las autoridades argentinas, especialmente en la Provincia de Buenos Aires, han endurecido los controles sobre el tráfico ilegal de fauna silvestre. Este operativo es uno de varios ejecutados en lo que va de año, el más notorio ha sido el procedimiento practicado el seis de enero, en el que autoridades de la Brigada de Control Ambiental y la Policía Ecológica encontraron en un predio en Balcarce, al sur de Buenos Aires, más de 300 animales salvajes en cautiverio. En este caso, se respondió a una orden judicial emanada de un Juzgado de Mar del Plata, por infracciones a la Ley de Conservación de Fauna.

Allí se encontraron durante la inspección dos tigres, 14 ciervos colorados, 12 antílopes, seis ciervos axis, 57 ciervos dama —48 adultos y nueve crías—, un guanaco, 10 pumas —8 adultos y 2 crías—, 20 pavos reales, un gato montés, una llama, un búfalo, 150 muflones, dos ñandúes, nueve jabalíes, una perdiz colorada, un loro hablador, un cardenal amarillo, una reina mora, un naranjero, un jilguero español y uno amarillo, tres corbatas comunes, un mirlo moñudo, dos estorninos comunes y 2 cardenales copete rojo. Los investigadores manejan la hipótesis de la procedencia ilegal de los animales y el eventual tráfico de los mismos en redes de comercio ilegal. También se cree que los ejemplares sean los mismos que se exhibieron en el parque ecológico de Sierra de los Padres hasta el 2017.

En otro procedimiento, durante el mes de febrero, agentes de Policía Ambiental pudieron rescatar en total 57 ejemplares de fauna silvestre de la tenencia ilegal y el cautiverio. El primer domicilio fue en el que mayor cantidad de animales encontraron y lograron secuestrar: aves de menor tamaño, comadrejas, zorrino, zorro gris, coipo, lagartos overos y peludos. También incautaron un loro hablador, especie cuya categoría de conservación se encuentra amenazada en Argentina.

En las restantes propiedades secuestraron aves tales como: cabecita negra, zorzal negro y mandioca, jilguero, perdices montarazas y mistos. Todos los animales recuperados fueron trasladados al centro de rehabilitación y rescate Tatú Carreta en Casa Grande. Allí los especialistas y veterinarios evaluarán el estado sanitario de cada ejemplar y los someterán a un proceso de cuarentena protocolar necesario para determinar si pueden regresar a la vida silvestre.

 

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