En primavera y verano, un constante zumbido se oye en cerros, jardines y campos. Son los polinizadores, cientos de especies diferentes que rondan las flores en busca de néctar y polen realizando a su paso la polinización que permite que se formen frutos y semillas. Pero a medida que se acerca el clima más frío, los jardines y campos que antes bullían se sumen en el silencio. ¿A dónde van los polinizadores? Abejas, moscas, escarabajos, mariposas y pájaros, despliegan una variedad de estrategias sorprendentes y únicas para sobrevivir al frío del invierno que se aproxima y a la escasez de su principal alimento. La mayoría de los insectos solo vive una temporada y no sobrevive de un año para otro, por lo que terminan su vida adulta al final del verano, dando paso a la siguiente generación.

Abeja nativa dentro de flor ©Luis Flores
Abeja nativa dentro de flor ©Luis Flores

En el caso de las abejas solitarias nativas, es habitual que las hembras pongan huevos en nidos subterráneos o en cavidades de la madera. Estos huevos eclosionan, las larvas consumen el alimento -polen y néctar- que sus madres han depositado en las celdas donde éstas se desarrollan. Al finalizar el verano se transforman en pupas y luego en adultos, sobreviviendo al invierno, protegidos dentro de los nidos a la espera de abandonar estos refugios en primavera.

Un aporte al conocimiento de estos insectos, es el reciente estudio publicado en la revista Ecology, que recopiló información científica sobre aspectos ecológicos y conductuales para 160 especies de abejas nativas de Chile, entregando la síntesis más completa hasta ahora sobre el conocimiento ecológico y conductual que ha sido publicado para las abejas nativas. “En este estudio queda de manifiesto que la mayoría de las abejas nativas para las que se cuenta con antecedentes publicados, nidifican en suelo, algunas en ramas o troncos (abejas carpinteras) y otras en cavidades e incluso bajo piedras”, comenta Luis Flores, investigador del Instituto de Entomología de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), y del proyecto SURPASS Chile. El estudio además entrega información sobre el tipo de recursos vegetales utilizados para aprovisionar a su descendencia o para construir sus nidos, dentro de los cuales destaca la colecta de polen y de néctar.

Las especies del género Manuelia y del género Xylocopa construyen sus nidos, conformados por celdas unas al lado de las otras, al interior ramas o tallos troncos secos. Adaptado de: Flores-Prado, L. 2017. Aprendizaje en ciencias biológicas utilizando abejas nativas como recurso de enseñanza. Fondo Editorial UMCE, Chile.
Las especies del género Manuelia y del género Xylocopa construyen sus nidos, conformados por celdas unas al lado de las otras, al interior ramas o tallos troncos secos. Adaptado de: Flores-Prado, L. 2017. Aprendizaje en ciencias biológicas utilizando abejas nativas como recurso de enseñanza. Fondo Editorial UMCE, Chile.

El abejorro o moscardón nativo, Bombus dahlbomii, tiene un ciclo diferente a las especies solitarias de abejas, ya que se trata de un insecto social. Entre fines del verano y comienzo del otoño los abejorros machos se aparean con hembras (futuras reinas), provenientes de diferentes colonias, las que una vez fecundadas pasan todo el invierno en los nidos desde los que provienen, en una fase de letargo o hibernación. Sólo estas nuevas reinas sobreviven al invierno, mientras que el resto de la colonia muere.

Abejas nativas en plantas nativas. 1. Caupolicana hirsuta en Loasa tricolor, 2. Manuelia gayi en Alstroemeria ligtu, 3. Cadeguala occidentalis en Alstroemeria ligtu, 4. Centris tamarugalis en Prosopis tamarugo.©Luis Flores
Abejas nativas en plantas nativas. 1. Caupolicana hirsuta en Loasa tricolor, 2. Manuelia gayi en Alstroemeria ligtu, 3. Cadeguala occidentalis en Alstroemeria ligtu, 4. Centris tamarugalis en Prosopis tamarugo.©Luis Flores

En la primavera siguiente, las reinas saldrán de sus sitios de hibernación y encontrarán lugares para construir nuevos nidos e iniciar sus colonias, en cavidades elaboradas por otros animales o en huecos naturales del suelo. En un principio, antes que los primeros huevos puestos se transformen en obreras, las reinas desempeñan todas las tareas del nido: alimentación de las larvas, defensa del nido, regulación de la temperatura y búsqueda de alimento (polen y néctar), pero luego, en el periodo de mayor floración, los primeros huevos puestos se han transformado en abejas obreras, las que asumen todo el trabajo.

¿Y las abejas de la miel? Éstas viven seguras en sus colmenas y cuidadas por los apicultores, aunque en algunos casos forman enjambres silvestres. Cuando las temperaturas lo permiten salen en busca de néctar y polen, y sino, se quedan en la colmena, donde las obreras se apiñan en torno a su reina y hacen vibrar sus alas y cuerpos para generar calor. Este comportamiento ocupa gran parte de la energía de las abejas que consumen miel almacenada como principal fuente de alimento para mantenerse con energía y mantener a la reina y a la colmena a una temperatura óptima durante todo el invierno.

Otros importantes polinizadores son las moscas florícolas, escarabajos y mariposas. Para ellos la principal estrategia es pasar el invierno en una fase latente, como larvas o pupas y algunas pueden incluso sobrevivir como adultos maduros.

Picaflor chico (Sephanoides sephaniodes) ©Diego Bravo
Picaflor chico (Sephanoides sephaniodes) ©Diego Bravo

¡Y no nos olvidemos de los picaflores! Aquí la estrategia utilizada es migrar. El picaflor chico, que habita entre Atacama y Tierra del Fuego, durante el verano prefiere el sur de Chile, donde visita las rojas flores del notro, el chilco, la estrellita, la botellita y la medallita. Y en invierno la mayoría de ellos migra hacia la zona centro y norte de Chile, teniendo como principal alimento a las flores del quintral, de la tupa e insectos. Sin embargo, algunas poblaciones de picaflor chico no migran gracias al quintral (Tristerix corymbosus y T. verticillatus), plantas parásitas que habitan entre Atacama y Los Lagos, florecen en invierno y son la principal fuente de alimento de los picaflores durante esta época.

Al picaflor gigante en cambio, se le encuentra durante el verano entre Atacama y Biobío, y entre marzo y agosto migra hacia el noreste de Argentina, donde la temperatura es lo suficientemente cálida como para soportar su necesidad de abundancia de néctar e insectos para alimentar su gran tamaño y metabolismo extremadamente rápido.

Picaflor gigante sobre Puya chilensis ©Paula Díaz Levi
Picaflor gigante ©Paula Díaz Levi

Ya sea permaneciendo en letargo en un lugar seguro o migrando a zonas más cálidas, las abejas, las mariposas y los picaflores son polinizadores que han adaptado increíbles estrategias para pasar el invierno.

Conocer estas estrategias es clave para los planes de manejo y conservación, pues nos permiten comprender que el hábitat para los polinizadores, no se trata de proveer de flores durante todas las estaciones, sino que también de sitios de nidificación, lo cual es crucial para su supervivencia durante la estación invernal y su ciclo de vida, así como también para la mantención de los servicios ecosistémicos que brindan los polinizadores. “Por ejemplo, si sabemos que la mayoría de las abejas nidifica en el suelo, que existe una tendencia en que las abejas de menor tamaño corporal vuelan menos distancia entre sus nidos y las flores que visitan (comparadas con las abejas más grandes) y que una gran cantidad de las especies nativas son de tamaño pequeño, entonces se puede comprender la relevancia de proteger territorios con suelos sin intervención, o con la menor intervención posible. Todo eso, en las proximidades de los ambientes naturales o, incluso, de cultivos agro-ecológicos en que se intente priorizar la polinización mediada por especies nativas”, comenta Flores.

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