Tips para mantener y cultivar tu huerta en invierno
Para muchos, el invierno es una estación en la que no se puede cultivar en nuestras huertas. Pero lo cierto es que esto no es así. Como cada estación, tiene sus propias particularidades que requieren más cuidados en el huerto, como las temperaturas más bajas o los temporales. Pero, sigue siendo un tiempo para seguir con nuestra huerta de otoño o empezar con nuestros cultivos. Es por esto que reunimos los mejores tips para tu huerta de invierno, preguntándoles a tres emprendedores huerteros sus opiniones de esta estación. ¿Qué podemos sembrar? ¿Qué cuidados se necesitan? ¿Cómo ordenar las camas de cultivos? Aquí te lo comentamos.
Con la llegada del invierno, hemos recibido la visita de unas largas jornadas de lluvia en algunas partes de Chile, y también sido testigos de los días cada vez con temperaturas más bajas. Junto a esto, en la pandemia que estamos viviendo, se ha hablado mucho más de las huertas y cómo estas son cada vez más necesarias para la seguridad alimentaria. Esto manifestado tanto como en huertas comunitarias, como en nuestros propios hogares, siendo también una actividad que podemos desarrollar durante la cuarentena.
Ya hace un par de meses comenzó la temporada de otoño-invierno, y en esa oportunidad, compartimos con ustedes algunos consejos útiles para empezar a armar sus propias huertas. Entre esto, cómo armar nuestras camas de cultivo, almácigos, qué sembrar y precauciones a tener.
Ahora buscamos hacer una continuación a esto, o un inicio para quienes quieran empezar a cultivar en invierno. Esta es una estación en la que hay que tener algunos cuidados especiales por las temperaturas y la humedad, pero que igual tiene sus propias características que la hacen especial para seguir o hacer nuestra huerta. Y para tener los mejores consejos para hacerlo, hablamos con distintos emprendedoras huerteros que nos dieron distintos tips para el invierno.
¿Es una buena época para sembrar?
“El clima de invierno nos ayuda a seguir con nuestra huerta y es un mito que en invierno hay pocos alimentos”, nos explica Michelle De Rurange, una de las fundadoras de Chile Huerta.
Complementando, Winifrede Walbaum, quien se dedica a hacer talleres de huertos online, explica que si bien hay cosas que se pueden cultivar en invierno la huerta de invierno suele ser una continuación a la de otoño y que es una época donde hay un cierto “descanso”.
Algo similar puntualiza Camila Pinto, una de las fundadoras de la huerta agroecológica De Huerta a la Raíz: “Es el momento de abonar la tierra, de trabajarla para las temporadas que vienen. Se puede cultivar, pero es menos la variedad y la cantidad. Todo crece más lento”.
¿Qué se puede sembrar?
Las tres huerteras nos explican que las hortalizas que son mejores para sembrar y cultivar en invierno son las hojas. Y a estos suman algunas más. Entre estas:
Acelga, espinaca, apio, kale, rúcula, mizuna, mostaza, repollo, brócoli, coliflor, arvejas, habas, zanahorias, rabanitos, nabos, betarragas, lechuga, cebollas y cilantro, entre otros.
“Es muy bueno cultivar todas las leguminosas como habas, arvejitas, porque todas estas como fijan el nitrógeno en la tierra y la hacen más fértil. Así que sembrar de eso ahora es ideal”, explica Pinto, quien agrega que las hojas se comportan mejor en esta temporada porque no semillan tan rápido como en verano.
Por su lado, De Rurange también explica que en esta estación las hojas se comportan muy bien. “Las hojas, cuando las ponemos a todo sol, sucede que su ciclo se acelera. El proceso común es una semilla, que germina, empieza, crece y después tiene un tamaño prudente para ser cosechada. Pero cuando no la cosechamos va a salir en el tallo central una flor, y de esa flor cae semilla. Entonces, algo que pasa en verano, por ejemplo, es que las lechugas suben rápido y a veces no alcanzas a cosecharla. En invierno sale más hoja. El tip es que en invierno las lechugas se pueden plantar a todo sol, en cambio en primavera-verano, es mejor en semi sombra”.
¿Cuáles son los principales cuidados que hay que tener en invierno?
En esta época la principal amenaza es la baja temperatura, pero lo bueno es que como lo sabemos, nos podemos anticipar a ello. Walbaum explica que un Mulch nos puede ayudar a aislar la temperatura. Esto es, una capa vegetal de hojas secas, ramas sueltas o hierba cortada, entre otras cosas.
Por otro lado, para quienes no tienen invernadero, De Rurange explica que se pueden elaborar túneles y poner mallas anti heladas con algún plástico reciclado -por ejemplo, una cortina de ducha transparente-: “La idea es que permita que los rayos del sol pasen, pero que les de una temperatura que no se queme y las hojas se protejan de los grandes temporales o bajas temperaturas. Además, se hace una especie de efecto invernadero y, al tener mayor temperatura dentro, vamos a hacer que crezcan un poco más rápido”.
Junto a estas opciones, Pinto agrega que se pueden cubrir los cultivos con un manto plástico que permita el paso de luz, o mantas térmicas.
Ahora, si estamos en un lugar donde llueve mucho, Walbaum recomienda tener camas de cultivo altas para un mejor drenaje. En cambio, a menos lluvia, camas de cultivo más bajas para que la humedad se mantenga.
¿Cómo cuido mi huerta de los animales?
Ya en el tutorial de huertas de otoño desde Chile Huerta nos compartieron cómo construir barreras para evitar el paso de nuestras mascotas que quieran comerse nuestras hortalizas.
Walbaum comenta que estas barreras fueron una solución para sus perras, porque les gusta ir a comerse las zanahorias. Ahora, también explica que hay algunos perros a los que se les puede entrenar desde pequeños para que no se coman las hortalizas. En el caso de algunas mascotas, como los gatos, dice que el mulch puede ser una buena solución, y que le ha servido a algunas de sus alumnas.
¿Es necesario siempre empezar con los almácigos?
Un almácigo es cuando sembramos las semillas fuera de la huerta, en algún cajón o recipiente de tamaño manejable, hasta que la planta tenga un tamaño adecuado y se pueda transplantar a la huerta.
De Rurange explica que se pueden hacer almácigos en la mayoría de los cultivos, pero que ella prefiere plantar de forma directa zanahorias, rabanitos, nabos, betarragas, arvejas y habas: “Recomiendo poner máximo 3 semillas y entre ellas un espacio de 10 cm aproximadamente y una profundidad máxima de tres veces el tamaño de la semilla. Como tip, con la zanahoria o todo lo que crece bajo tierra ayuda mezclar compost con arena para que se desarrolle bien todo bajo tierra”.
Por su lado, Pinto dice que recomienda empezar por almácigo siempre que se pueda. Pero hay casos en que es recomendable empezar en tierra. Por ejemplo, en el caso de la zanahoria esto ideal porque si no se podrían enchuecar las raíces y tienden a enchuecarse en un entorno nuevo. A esto agrega que los rabanitos y los cilantros es mejor sin almácigo porque crecen rápido, en cambio recomienda empezar con almacigueras con aquellas que se cultivan en gran número.
“Como las cosas suelen crecer más lento en invierno, recomiendo a los que quieran empezar a armar sus huertos que compraran almácigos ya más grandes, que no partan desde semilla, y que, en paralelo se adelanten comenzando con semillas para el huerto de verano. Si van a empezar ahora, que sea de a poquito y empiecen con el tomate, el pimentón y la berenjena desde semilla, cuidándolos como guaguas adentro de la casa hasta que haya calor . Todo se puede cultivar en esta época, pero un poquito más lento, crecen igual y a partir de almácigos no sentimos que la cosa es eterna”, recomienda Walbaum.
A esto agrega que los almácigos ayudan a la sucesión de cultivos: “Por ejemplo, si tengo una lechuga, cuando esta se coseche o florezca, es ideal tener un almácigo en vez de partir desde cero con una semilla. Entonces, puedo tener almácigos en paralelo a mi huerto y así no me quedo sin comida”.
¿Cómo debo estructurar mi cama de cultivo?
Este es un punto clave ya que para tener una huerta sana, es recomendable seguir ciertos consejos, que aplican a todo el año.
“Yo siempre enseño a trabajar en cuatro patitas, igual que la rotación de cultivo. La primera fila son los cultivos principales que vienen siendo todo lo que puedes plantar. Eso sagradamente lo combino con olores que crecen por arriba: cilantro, perejil, ciboulette. También con otra fila de olores que crecen por abajo que son los ajos, las cebollas, los cebollines, los puerros y las chalotas, que los pongo en los espacios entre medio de las lechugas, por ejemplo. Las flores que me gustan en los costados. Pero siempre combinando estas cuatro patas. Entonces se puede armar cada metro cuadrado poniendo al extremo las flores, al centro dividen la cama de 2×1 por olores por arriba y ponemos los cultivos principales que los combinamos con olores por abajo”, explica De Rurange.
En este sentido, explica Walbaum, lo más importante de una cama de cultivo no es el espacio, si no la diversidad. “No tener solo cebollas o repollo, si no que tener de todo. Esto incluye a las flores y a las hierbas aromáticas, que repelen pestes o distraen a las plagas. Las flores son corredores biológicos entonces atraen polinizadores y ayudan a albergar más vida dentro del huerto”. Sobre éstas últimas, recomienda para ésta época la caléndula y los pensamientos; y para las hierbas aromáticas puede ser la lavanda, el romero -que también son flores-, el perejil, el orégano y el cilantro.
“Esto se refiere a la asociación de cultivo. Siempre debiese pensarse en esta diversidad, cómo mantener la huerta lo más diversa posible. Tanto como para no agotar el suelo en sus nutrientes como para poder hacerle frente a plagas o desordenes. Tener esta asociación de cultivo es demasiado importante sobre todo para hacer aparecer un equilibrio natural”, explica Pinto, quien agrega -al igual que las otras dos huerteras- que esto es fundamental para hacer un control natural de plagas: “Cuando una huerta lleva harto tiempo se va equilibrando sola. Entonces uno lo puede potenciar y puede de forma “artificial” meter una albahaca al lado de un tomate para que se vaya equilibrando y proteger al tomate de sus plagas, pero al final esto se va equilibrando solo. Para esto, hacer la asociación de cultivos es clave, al final todos se ayudan”.
De Rurange explica que la asociación de cultivos ayuda sobre todo a la buena nutrición de la tierra y, complementando a Pinto, a disminuir la cantidad de plagas ya que las plantas son más resistentes y están más protegidas y alimentadas. Sin embargo, aclara que la existencia de plagas es natural y normal al trabajar sin químicos y que esto indica que existe vida. A esto agrega que soluciones orgánicas para reperlerlas puede ser en aceite de Neem y Purin de hortiga para fertilizar y controlar las plagas. ¿Cómo se prepara? Llenando un bidón con 1/3 de hojas de hortiga, llenando con agua y batiendo todos los días durante dos semanas. Cuando pasa ese tiempo, se cuela y si se quiere fertilizar, se riega el huerto. En cambio, si se necesita para control de plagas, se aplica en la parte de atrás de las hojas, que es donde se suelen instalar los huevos.
¿Cómo cambia el riego durante el invierno?
Al haber lugares en los que llueve más y hace más frío, la humedad suele ser mayor y, por lo tanto, los riegos no son iguales que en los tiempos más secos. Y aquí, dicen las huerteras, la mejor señal para saber si se necesita regar, es tocar la tierra.
“Yo siempre digo que a la tierra hay que tratarla como cuando uno hornea un queque, pero al revés. O sea, cuando uno hornea un queque uno tiene que meter un palito y tiene que salir seco. En cambio con un huerto es al revés”, explica Walbaum. En este sentido, si uno toca la tierra y ve que está húmedo, está bien, no hay que regar. Cuando no, falta riego. Y si está encharcado entonces hay exceso de agua.
“Como hace más frío, la planta transpira menos y necesita menos agua. Dependiendo de las lluvias puedes distanciar un riego por una semana. Todo depende de la necesidad de las hortalizas”, dice Pinto.
“Ahora yo riego una vez a la semana. Por mientras haya lluvia por supuesto que no hay que regar y si no tienen lluvia, con la humedad hay que ir testeando. Si ven que una plantita se les decae, y siente que le falta agua, le agregan. Yo no uso riego automático, he hecho un ejercicio en cuarentena de regar de forma manual porque eso me involucra más con la huerta, me hace estar presente y observarla”, comenta De Rurange.
Para los ansiosos: ¿cuándo se puede cosechar lo que se cultiva en invierno?
La respuesta común a esta pregunta siempre va a ser que depende de la hortaliza que se cultivó. Pero si hay una respuesta común es que hay que esperar, por lo menos, hasta la primavera.
“En agosto se empiezan a ver los primeros frutos cosechables pero va a depender. De hecho en agosto hay que tener más cuidado porque ya empiezan a mejorar las temperaturas y se vienen estas heladas inesperadas y nos pueden matar todas las cosechas entonces ahí hay que tener más ojo con las temperaturas”, explica Pinto.
Pasa que, tener un huerto es un excelente ejercicio para cultivar la paciencia, nos explica De Rurange, quien agrega que aunque cultivemos ahora, los cultivos que crecen más rápido pueden ser la lechuga, la mostaza, la rúcula y los rabanitos. Y que se podrían cosechar en dos meses o un poco más. Al final, dice, “es un gran aprendizaje”.