No todas las aves que están en la playa son aves playeras, y no todas las aves playeras están en la playa. Parece un juego de palabras, pero no lo es, ya que habitan una amplia variedad de ambientes. En Chile, se distribuyen en hábitats costeros como playas arenosas, playas rocosas, dunas, planicies, lagunas y desembocaduras de ríos. Así como también, en humedales interiores mediterráneos y patagónicos; en pastizales y llanuras —principalmente en la zona austral del país—, y en ambientes altoandinos como vegas, salares y bofedales.

Pichón Chorlo de la puna. Créditos: Diego Luna Quevedo.

Se trata de un grupo diverso de aves del orden Charadriiformes, que incluye principalmente a chorlos, becacinas, playeros, pitotoys, pilpilenes, perdicitas, pollitos de mar y zarapitos. Existen 217 especies de aves playeras en el mundo, de las cuales 82 habitan en el continente americano. En Chile se registran de manera regular 49 especies, de las cuales 25 nidifican en el país, 23 son migratorias neárticas y 1 reproductora de territorio antártico. Además, se tiene registro de 13 especies errantes y 1 especie extinta: Numenius borealis. 

Chorlito cordillerano. Créditos: Diego Luna Quevedo.

Algunas especies de aves playeras desarrollan las migraciones más grandes del mundo animal. Por ejemplo, el playero ártico (Calidris canutus) vuela cada año desde sus zonas de reproducción en el Ártico canadiense hasta el Santuario de la Naturaleza Bahía Lomas (Comuna de Primavera) en viajes de al menos 30.000 km entre ida y vuelta. Para afrontar sus grandes migraciones estas aves han desarrollado complejos mecanismos fisiológicos, ajustando sus cuerpos a las exigencias de vuelos extensos. Por ejemplo, aumentan masa corporal por acumulación de sustancias de reserva y desarrollo de sus músculos pectorales, corazón y riñones y reducen órganos que le generan peso innecesario durante el vuelo, por ejemplo, aquellos asociados con la alimentación. Disminuyen también músculos de las patas usados para forrajeo y órganos como estómago, intestino e hígado, que prácticamente no usan durante los vuelos. Son verdaderas maravillas de la naturaleza. 

Playero vuelvepiedras. Créditos: Diego Luna Quevedo.

Las aves playeras están disminuyendo en una tasa mayor y a un ritmo más acelerado que otros grupos de aves alrededor del mundo. Algunas características generales que vuelven a estas aves susceptibles de extinción son su baja frecuencia de reproducción con tamaños pequeños de nidada y una corta temporada reproductiva, su condición gregaria durante la época no reproductiva, los elevados requerimientos energéticos asociados a sus migraciones y la competencia con actividades humanas en sitios clave de alta productividad. Estas especies dependen de una red de sitios que son críticos para sus ciclos de vida, que incluyen áreas de reproducción, de invernada y de descanso durante y entre migraciones, siendo un grupo particularmente vulnerable a disturbios naturales y antropogénicos que causan pérdida y degradación de los hábitats de los que dependen. 

Playero blanco reproductivo. Créditos: Diego Luna Quevedo.

En Chile las aves playeras han sido definidas como un sub-objeto de conservación de la Estrategia Nacional de Conservación de Aves de Chile- ENCA y con ese marco, hace un año se puso en marcha el Plan Acción Nacional para la Conservación de Aves Playeras, que se encuentra en fase inicial de implementación. 

En el proceso de elaboración del Plan se identificaron doce amenazas principales que afectan a estas aves en el país, entre ellas; el tránsito de vehículos en playas, dunas y humedales; y la generación, transmisión y distribución de energía. 

Bandada Bahía Lomas. Créditos: Antonio Larrea.

Para abordar la primera de las amenazas resulta prioritario que el Senado de Chile avance en la aprobación del proyecto de Ley que prohíbe el ingreso y tránsito de vehículos motorizados en playas, humedales costeros y dunas costeras en todo el territorio continental e insular. Esta ley permitirá aumentar el alcance de fiscalización, incluyendo, además de la Autoridad Marítima a Carabineros y municipalidades. Las infracciones se sancionarán con multas de 5 UTM y, en caso de reincidencia, se aplicará el doble de la multa establecida, con suspensión de la licencia de conducir de seis meses a dos años e inhabilidad para obtenerla hasta por el mismo período. Hacemos un llamado a la Comisión de Medio Ambiente, Cambio Climático y Bienes Nacionales del Senado a que avance rápidamente en lo que queda de su tramitación.  

Bandada Playero ártico. Créditos: Antonio Larrea.

Por otra parte, y durante febrero de este año, Chile -con el apoyo de Argentina- logró incluir al chorlo de Magallanes (Pluvianellus socialis) en el Apéndice I de la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS) como especie migratoria en peligro. Se trata de un ave restringida al sur de Sudamérica que se reproduce en la Región de Magallanes en Chile y en las provincias argentinas de Tierra del Fuego y Santa Cruz. En nuestro país está categorizada como “En peligro”. Monitoreos practicados recientemente en ambos países han encendido una luz de alarma mostrando tamaño poblacional crítico, evidenciando que se trata de una de las especies de aves playeras más amenazadas del mundo. La instalación de gigantescos parques eólicos para el desarrollo de Hidrógeno verde sin ordenamiento alguno en Magallanes, podría tener consecuencias irreversibles para la especie. Es urgente que el Gobierno de Chile tome una decisión de Estado, estableciendo como meta de conservación un corredor o franja segura, para que especies como el chorlo de Magallanes, el playero ártico, el zarapito de pico recto y el canquén colorado, puedan cumplir sus ciclos de vida.  

Chorlito de Magallanes. Créditos: Ricardo Matus.

Las aves playeras están declinando fuertemente y si no somos capaces de dar respuestas urgentes a su conservación efectiva podríamos ser testigos en el corto plazo, de la extinción de varias especies. Necesitamos avanzar en articular gobernanza y mecanismos de conservación, empoderar y vincular a la comunidad y grupos de interés; fortalecer la investigación y monitoreo; proteger y manejar sitios críticos e incentivar buenas prácticas en evaluación de impacto ambiental y actividades productivas. 

Playeros blancos. Créditos: Diego Luna Quevedo.

Recuperar a las aves playeras y sus hábitats precisa de acción colaborativa entre comunidades, gobiernos, academia y sector privado, pero por, sobre todo, requiere de conservar la esperanza de mantener los procesos vitales de la naturaleza para las actuales y futuras generaciones. La evidencia sobre los bienes y servicios que aporta la biodiversidad a la prosperidad económica, la resiliencia climática y la erradicación de la pobreza es clara y contundente y por ende necesitamos integrar estos valores en la toma de decisiones a todos los niveles de la sociedad.  

Caití. Créditos: Diego Luna Quevedo.

Si no somos capaces de conservar a las aves playeras y sus hábitats en el mediano plazo, querrá decir que habremos traspasado un complejo umbral en la salud de nuestros ecosistemas, poniendo en jaque, por ende, la sostenibilidad de las comunidades que habitan sus entornos.  

Chorlo de la Puna. Créditos: Diego Luna Quevedo.

 

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