Quiltros: parte del paisaje chileno
Los quiltros están en todas las ciudades chilenas. Hoy, nuestra colaboradora Soledad Undurraga nos comparte datos sobre ellos.
Últimamente he escuchado de quiltros… primero por el lanzamiento a finales del año pasado del simpático libro de Sofía Sanfuentes “Quiltros” de la editorial Recrea, y luego, por las disputas en la prensa y redes sociales, originadas por la modificación a la Ley de Caza, en que se permitiría cazar perros salvajes o bravíos bajo ciertas condiciones. Así se me ocurrió escribir este post sobre estos característicos personajes, propios de nuestro paisaje rural, urbano y cultural chileno, y presentarles, por si no lo conocen, el libro “Quiltros”.
El Quiltro es chileno
¿Quien caminando, no ha esquivado a un quiltro que duerme feliz a la sombra en la entrada del metro, paradero de micros o en plena vereda?… -Yo lo he hecho varias veces, procurando no molestarlo para que continúe su siesta placentera. Son parte de la ciudad y a mi parecer, caracterizan nuestro entorno con una cuota de ternura y humor. Los hay de todo: leales, oportunistas, cariñosos, pulguientos, dormilones, astutos…
El quiltro es chileno, como lo es el popular “Washington” de Condorito, el “Quilterrier” (en vez de Foxterrier) de los cómics de Pepo o Spike, el perro de Lipigas, que incluso fue integrante de la discutida “Capsula Bicentenario”, como algo representativo del país (1). ¿Se acuerdan de “Chili Dog”? Es el nombre del quiltro que conquistó a una familia turista de Seattle, que visitaba Valparaíso en el año 2013. El perro les movió la cola, los siguió por el puerto y hasta se sacó fotos con la familia, logrando que, una vez terminado el viaje, desde Estados Unidos, lo mandasen a buscar a través de una agrupación animalista.
En el libro “Los Animales Domésticos de la América Precolombiana” del ingeniero, arqueólogo y etnógrafo Ricardo Eduardo Latcham se menciona a los quiltros como un perro pequeño y lanudo, que existía en Chile antes de la llegada de los Españoles. De este libro se extrae la cita del abate Molina “En quanto a los perros, no es mi ánimo establecer que todas las razas conocidas actualmente (1787) en el Reyno de Chile se encontrasen allí antes que entrasen los españoles; pues únicamente sospecho que antes de aquella época existiese allí el Borbón pequeño llamado Kiltho, y el Thegua o perro común, los quales han sido encontrados en todas las tierras que se han descubierto hasta el Cabo de Hornos. (…)” (2).
En el Diccionario Etimológico del Dr. Rodolfo Lenz, opina que la palabra “Quiltro” es seguramente mapuche (araucano) pero no esta en los diccionarios”.
Agrega que es sinónimo de “Munútri”, cuyos significados son:
1. Perro de pelo largo y crespo, especialmente en la cara.
2. Cualquier perro chico feo; más o menos sinónimo de “quiltro” (3).
Los Quiltros en jaurías, la otra cara de la moneda
Hay quiltros en el paisaje urbano, como los hay también en el paisaje rural. Y no siempre son bienvenidos. Los quiltros pueden llegar a ser una amenaza a la producción ganadera de nuestro país cuando se convierten en perros salvajes, principalmente cuando andan en jaurías. El pasado 31 de enero salió publicada en el Diario Oficial el cambio a Ley de Caza (4), que permite cazar perros salvajes o bravíos, que se encuentren en jaurías, fuera de las zonas o áreas urbanas y de extensión urbana, a una distancia superior a los 400 metros de cualquier poblado o vivienda rural aislada, para lo cual el cazador debe cumplir una serie de condiciones , entre ellas, tener carnet de caza vigente (5). Con ello se han levantado fuertes discusiones entre quienes están a favor y en contra. A pesar de haber sido informada en el Diario Oficial, la nueva Ley de Caza fue suspendida por el Ministerio de Agricultura, con el fin de revisar la normativa frente a las manifestaciones de rechazo y estudiar una nueva solución (6).
Hay muchos incentivos y organizaciones que ayudan a contribuir a la disminución de perros vagos que deambulan por la ciudad como el que hace dos años propuso el departamento de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad de Maipú quien formó una Brigada Canina integrada por los quilltros más populares del sector que fueron adiestrados para resguardar la seguridad de los vecinos (7), Fundación Ceba, orientada a entregar servicios médicos veterinarios, control de poblaciones de animales y educación a la sociedad, entre otros, y varias asociaciones y grupos que recogen perros en las calles para buscarles un hogar en adopción, especialmente a través de redes sociales. A pesar de estas y otras nobles iniciativas, sin duda, los perros vagos son un tema de políticas públicas a nivel nacional. Será necesario una nueva ley que entregue una solución definitiva al problema y educación ciudadana para tenencia responsable de mascotas y disminución de perros vagos con campañas de esterilización.
Según datos (últimas cifras oficiales que encontré en internet) de la Intendencia Metropolitana de Santiago, en la Región Metropolitana en el año 2012 había más de un millón 600 mil perros. Un 5,3% de la población canina de la región no tiene dueño y más de un 94% si los tiene. De este 94% de perros que si tiene dueño, un 23,5% vive prácticamente en la calle (8). Es decir, gran parte de los animales que vemos en nuestras calles son perros que sí tienen o tuvieron dueños, pero que no se hacen responsables de ello.
El libro que retrata Quiltros
El libro de la arquitecta Sofía Sanfuentes, nos muestra un universo de quiltros a través de ilustraciones y notas de la propia autora. Sofía ilustra lo que ve en su vida cotidiana: quiltros en la calle, en el mercado, en la plaza, en la estación de buses, en un partido de fútbol, en protestas de estudiantes… y las escenas son precisas. Logra captar la picardía, ternura y sobrevivencia de estos personajes y de quiénes los cuidan, abrigan, alimentan o simplemente observan. Es sensible y muy divertida en sus hallazgos, y sabe contar las historias que observa. El libro se inicia con una interesante introducción escrita por el arquitecto Hernán Rodríguez, en donde nos remonta, a través del arte y la historia al origen de los quiltros, y continúa con ejemplos de quiltros literarios. Rodríguez, habla sobre la autora y la nombra “suerte de discípula de Humboldt, de Rugendas o Philippi en los viajes, de algún modo próxima a Fernando Krahn en el humor, especie de Beatrix Potter criolla, de realismo mágico antes que de ficción, ha potenciado los creativos genes literarios y artísticos de sus ancestros” (4). La introducción termina con una emotiva reflexión del libro : “(…) Pero todavía hay más que facilidad de dibujo y de relato. Hay humor, mucho humor interior, fino, sensible. Humor respetuoso de la vivencia ajena, del otro, de su dignidad o su desgracia, de su decadencia, su pobreza, su fealdad. Hay tanto humor como sensibilidad, y eso compromete afectos. Despierta solidaridad, amor, compresión. Sin duda miraremos de otra manera al próximo quiltro que encontremos. Estaremos atentos a registrar su individualidad, su carácter” (9).
Los invito que cuando salgan a la calle, se fijen en los quiltros que encuentran a su alrededor, los verán por todas partes, comportándose de las maneras más sorprendentes…