La reserva nacional Allpahuayo Mishana​ es una zona protegida situada en la Amazonía nororiental del Perú, en el departamento de Loreto, cerca de la ciudad de Iquitos. Se conforma por 58 mil hectáreas y se caracteriza por su alto índice de biodiversidad.

En estas tierras habitan aproximadamente 145 especies de mamíferos, entre los que destacan dos especies endémicas: el huapo ecuatorial (Pithecia aequatorialis) y un roedor aún no muy estudiado (Scolomys melanops). El primero, junto al tocón negro (Callicebus torquatus), son primates protegidos solo en este lugar. Asimismo, se han registrado 83 especies de anfibios, 120 especies de reptiles, 155 especies de peces, y 475 especies de aves, entre las cuales se destaca la Perlita de Iquitos (Polioptila clementsi), cuya población no excede el centenar de ejemplares.

Estos animales se distribuyen en dos tipos de hábitat: los varillajes y los bosques inundables. El primero se desarrolla sobre arena blanca, dando origen así a un ecosistema muy especial, con diversidad de suelos y diferentes condiciones de drenaje, mientras que el segundo está conformado por bosques inundados por las aguas negras del río Nanay.

Debido a lo especial de la zona, estas tierras siempre han atraído la atención de los curiosos que buscan conocer su singularidad, aunque esta reserva en particular solo es conocida por aquellos que buscan escapar del gentío y de las urbes, evitando las áreas más turísticas. Diego Pérez Romero es uno de ellos, comunicador socioambiental, filmmaker, y fotógrafo de profesión.

“Formalmente empecé a tomar fotos el 2011 mientras vivía en Pucallpa, ciudad ubicada en el río Ucayali en la selva del Amazonas de la zona este de Perú (…). Me inspira el amor por mi país, por la naturaleza que nos rodea, también por las ganas de conocer más lugares y culturas. En este última etapa ya me he ido especializado más en naturaleza, principalmente en poder representar lo que es ese concepto biodiversidad (…). Intento lograr conectar a gente que nos sabe nada de estos temas con la belleza y la maravilla que guardan estas áreas protegidas, y que a partir de esa conexión les surja una curiosidad por visitarlas o el compromiso de apoyar su conservación”, comenta Diego.

Y es precisamente esa pasión la que dio origen a su carrera como fotógrafo, la que finalmente guió su camino hasta la reserva nacional Allpahuayo Mishana​, donde logró capturar la belleza de la zona y de sus pequeños habitantes.

“La conocí por primera vez hace más de 10 años (la reserva), aquella oportunidad fue un paseo muy corto, una parada más bien, camino a otra área protegida. Esta vez he vuelto ya con la misión de buscar fauna, específicamente fauna nocturna. Me sentí superbién. Hay muchos animales, a pesar de ser un lugar tan cercano a la ciudad. Es definitivamente un lugar especial”, afirma Diego.

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