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OPINIÓN | Habitar un refugio: arquitectura como gesto de abrigo
«Refugio. Arquitectura desde el sur de Chile” es una monografía que muestra la arquitectura desde el sur de Chile, que opera de manera remota, conectando lo local con el arte. Nicolás del Río, director de la Escuela de Arquitectura USS sede Santiago y autor del libro, nos comparte esta columna exclusiva en la que explora alguna de las temáticas abordadas en su texto.
REFUGIO es una monografía de arquitectura que muestra a través de 18 proyectos construidos el trabajo de la oficina DRAA durante los últimos 10 años. El trabajo fue desarrollado desde el sur de Chile, con obras mayormente en la región de Los Lagos pero también incorporando otras zonas del país y Europa. El libro evidencia por una parte la incorporación de materialidades y tipologías locales mientras se incorpora la tecnología en construcción como una solución global a ciertas falencias o mejoramientos a los procesos regionales. Arquitectura desde el sur de Chile, pretende mostrar el caso de un estudio que opera de manera remota conectando lo local con el estado del arte de ciertos sistemas constructivos.



Como preocupación particular REFUGIO busca además de mostrar una arquitectura emplazada en contextos naturales a veces extremos, plantear otras preguntas, derivadas de la experiencia recogida del trabajo de proyectos mínimos como;
¿Qué hace particular a la arquitectura de escala menor que concentra nuestra atención? ¿Qué aspectos son traspasables a otras escalas, otras tipologías? ¿Se pueden pensar otros proyectos desde la lógica exhaustiva del refugio?


Desde mi experiencia personal, recuerdo el primer refugio que conocí: un pequeño refugio en el pueblo de montaña de Farellones construido por mi abuelo en los años sesenta al estilo de su propia experiencia de infancia en los Alpes. Espacios mínimos y eficientes, cuidando el calor, lugares de control del clima y equipamiento húmedo, vistas hacia el glaciar La Paloma. Lo que guardo de esos inviernos no son planos ni detalles constructivos, sino la sensación de estar protegido, de que el mundo funcionaba bien ahí adentro. Había también algo ritual en cada gesto: encender la estufa, el fuego, palear la nieve. El refugio nos permitía estar —no solo pasar.
En los años siguientes, ya como arquitecto, volví a esos recuerdos una y otra vez, profundizando en mi magíster sobre temas relacionados a la energía. No por nostalgia, sino por necesidad. Porque lo que viví allí es lo que, muchas veces, se ha ido perdiendo en nuestro modo de construir y de habitar: la contención que ofrece un espacio pensado con cuidado.

Byung-Chul Han dice que hemos dejado de habitar el mundo para simplemente consumirlo. Y eso se nota en la forma en que diseñamos sin memoria o contexto y ocupamos lugares sin vínculos. El refugio se vuelve entonces una figura contracultural: pequeña, contenida, práctica, anónima. Su lógica no es la del exceso, sino la de la justeza.
Construir un refugio en Chile es enfrentarse a un entorno majestuoso y desafiante: lluvias nieve, suelos volcánicos, vientos que caracterizan el paisaje. Pero también es aceptar la invitación que hace ese entorno a construir con respeto. Dejar que el material diga lo suyo. A entender que la belleza de una obra está en su capacidad de pertenecer, no de imponerse.


Como oficina hemos tenido la posibilidad de diseñar proyectos en los Andes desde la zona central a la zona sur, incluido los fiordos y otros entornos desafiantes. Hemos profundizado en la implementación de estufas masivas que irradian calor durante un día con un solo encendido, cubiertas que desplazan y recogen la lluvia, volúmenes que se posan con cuidado en topografías frágiles e inclinadas. Este libro busca mostrar esta experiencia como aproximaciones a un resultado que vincula experiencias de lo vernacular con lo técnico, sin abandonar la experiencia como centro del desafío arquitectónico.



La arquitectura, cuando es precisa y correcta, no se limita a resolver problemas. También propone una experiencia. Y creo que una parte fundamental de esa experiencia es volver a pensar la contención y diagramación de lugares desde lugares que conocemos, que valoramos. Volver a hacer de nuestros espacios lugares donde podamos, otra vez, sentirnos en casa.

Libro Refugio, de Ediciones Universidad San Sebastián, es un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y de las Artes (Fondart Regional Los Lagos 2024).