Quien mire hoy en día el horizonte cordillerano desde Santiago advierte que la eterna mancha de nieve y glaciares, incluso en invierno, ya no es la misma que era hace algunas décadas. Para investigar esta preocupante tendencia, hemos observado un aumento en los estudios científicos físicos sobre estos cambios. Sin embargo, existe una brecha en los estudios socioculturales sobre el retroceso de los glaciares en la zona central de Chile.

En un nuevo artículo científico, analizamos esta cuestión y encontramos que esta brecha dificulta comprender cómo se reconfiguran las prácticas culturales, las identidades y la relación emocional de los santiaguinos con los glaciares de la cordillera andina a medida que se retiran de la sequía y el cambio climático.

Cerro El Plomo. Créditos Kate Altemus Cullen y Millie Spencer
Cerro El Plomo. Créditos Kate Altemus Cullen y Millie Spencer

Una señal visible desde el valle

Desde 2000, los tres glaciares principales del Cerro El Plomo, Esmeralda, Los Castaños y el propio Cerro El Plomo, han perdido 1,40 km², equivalente a un 17 % (±6 %) de su superficie total. El caso más drástico es la lengua colgante, cuyo retroceso alcanza 29 % (±14 %), dejando al descubierto paredes de roca desnuda y un lago proglacial que no existía hace una década.

Los estudios glaciológicos sobre la variación de la masa del glaciar confirman esta tendencia: de valores de “balance de masa” casi neutros antes del año 2000, el balance anual se volvió negativo y descendió hasta –0,32 m de agua equivalente por año entre 2010 y 2020, llegando a –1,40 m a⁻¹ en 2017-2022. Los guías locales ya han desviado sus rutas de ascenso debido a desprendimientos de rocas y hundimientos, y algunos temen que el glaciar colgante pueda desaparecer en una década, aunque se necesita más investigación.

Cerro El Plomo. Créditos Kate Altemus Cullen y Millie Spencer
Cerro El Plomo. Créditos Kate Altemus Cullen y Millie Spencer

Mucho más que hielo derretido

El Cerro El Plomo y sus glaciares son considerados como un apu, un cerro guardián sagrado cuya altura conecta el espacio urbano de Santiago con la cosmovisión andina. A pesar de siglos de invisibilización, unos 718 000 habitantes se autoidentifican hoy como indígenas y los colectivos urbanos están recuperando ceremonias como el Inti Raymi, que se celebra cada año frente al Museo Nacional de Historia Natural para honrar a El Niño del Plomo, el niño inca sacrificado hallado cerca de la cumbre.

La montaña ancla una geografía sagrada más amplia de huacas (cerros protectores) e inspira expresiones artísticas contemporáneas como Quipu Menstrual de Cecilia Vicuña, que representa a los glaciares como una “sangre” dadora de vida amenazada.

Más allá de las comunidades indígenas, otros escritores, cineastas y artistas populares retratan las cumbres nevadas, coronadas por Cerro El Plomo, como el “protagonista del skyline santiaguino”, elemento central de la identidad regional y del sentido de pertenencia a una ciudad encajada entre montañas. Como dice Miguel Laborde (2004): “Los habitantes de la Región Metropolitana pisamos sedimentos glaciales y bebemos agua de nieve.”

Por último, el retroceso glaciar pone en riesgo los medios de vida y las prácticas culturales de guías de montaña y arrieros: las temperaturas en aumento, los derrumbes y la reducción de los neveros acortan la temporada de ascensos y erosionan la mística que atrae a los visitantes.

Cerro El Plomo. Créditos Kate Altemus Cullen y Millie Spencer
Cerro El Plomo. Créditos Kate Altemus Cullen y Millie Spencer

Ciencia y cultura deben cruzar el puente

Proponemos una agenda interdisciplinaria: reunir glaciólogos, antropólogos y comunidades locales para documentar con detalle cómo cada grupo experimenta la pérdida y redefine sus horizontes culturales. Solo así, se podrán anticipar los impactos sociales de futuros colapsos y diseñar respuestas que integren tanto la gestión del agua como la salvaguarda del patrimonio inmaterial.

Lee más sobre el estudio aquí: “The socio-cultural implications of glacier retreat demand further attention: a case study from Cerro El Plomo in Santiago, Chile” (Frontiers in Earth Science, 2025): https://www.frontiersin.org/journals/earth-science/articles/10.3389/feart.2025.1564881/full

Kate Altemus Cullen es investigadora del Energy and Resources Group, Universidad de California, Berkeley, y autora principal del estudio.
Álvaro Ayala Ramos es científico en el Instituto Federal Suizo de Investigación sobre Bosques, Nieve y Paisaje WSL y autor del estudio.
Millie Spencer es investigadora de la Universidad de Colorado, Boulder y autora del estudio
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