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DECLARACIÓN | Estrategia Nacional del Litio y la afectación de los anfibios y otros organismos altoandinos del norte de Chile
En el marco del Primer Congreso de Zoología de Chile, la Asociación Red Chilena de Herpetología presentó el simposio “El Salar de Ascotán y su diversidad extrema: conocimiento, lecciones y aprendizajes a partir de las ranas altoandinas del género Telmatobius”. Este espacio reunió a especialistas destacados para discutir la importancia de estas especies endémicas y los riesgos que enfrentan, especialmente en el contexto de la Estrategia Nacional del Litio.
Los humedales altoandinos del norte de Chile son ecosistemas de gran valor, tanto por su biodiversidad como por su relevancia cultural y social. Entre ellos destacan los salares, formados a partir de antiguos lagos del Plioceno-Pleistoceno que se desecaron, dando lugar a extensas planicies de sal. Algunos de estos salares poseen aguas subterráneas milenarias, ricas en sales y ocultas bajo costrones salinos, mientras que otros presentan lagunas y vertientes superficiales.
Entre los habitantes de estos ecosistemas destacan las ranas acuáticas del género Telmatobius, un grupo que ha evolucionado y adaptado notablemente a condiciones extremas. En Chile, una de estas especies, la rana del Loa, se ha convertido en un emblema para la conservación, ya que unos pocos individuos de la única población conocida fueron rescatados y llevados al Zoológico Nacional para ser criados en cautiverio, antes de su inminente extinción. Actualmente, estas ranas esperan por un futuro mejor, a la espera de poder contar con un nuevo hábitat donde ser reintroducidas. Además, en Chile, tenemos otras seis especies de este género, es decir, especies hermanas de la rana del Loa, todas altamente amenazadas y algunas de ellas asociadas a distintos salares.
A nivel global, se reconoce que los anfibios enfrentan la extinción producto de numerosas causas. Su desaparición nos ha permitido comprender el rol de éstas como especies bioindicadoras de la salud de los ecosistemas. Por otra parte, la protección de los anfibios es relevante, pues su alta sensibilidad a los cambios ambientales permite considerarlos como especies “banderas”, ya que la mantención de sus requerimientos de hábitat garantizaría además la conservación de invertebrados, peces, aves acuáticas, entre otros organismos.
Recientemente, en el marco de la Estrategia Nacional del Litio, Chile definió la protección de 27 áreas que presentan salares y lagunas salinas, las que junto a otras seis áreas ya protegidas, cubrirán la proporción de protección de al menos un 30% de este tipo de ecosistemas, de acuerdo a la meta establecida en las convenciones de diversidad biológica que Chile ha suscrito (Convención sobre la Diversidad Biológica [CBD], 2022). Sin embargo, la definición metodológica y los criterios aplicados en esta elección, y es poco clara. Lo que sí está claro, es que los científicos y otros especialistas no fueron convocados.
Como ejemplo, se puede mencionar el caso del Salar de Ascotán, cual quedó fuera de las áreas que deben ser protegidas. Este salar se localiza a 3.720 m de altura, en la Región de Antofagasta, presentando 11 vertientes (lagunas) en su margen oriental. En estas vertientes habita la rana de los salares, Telmatobius philippii, pero también un pez y un caracol endémico, Orestias ascotanensis y Helobia ascotanensis, respectivamente. Además estas lagunas son de gran importancia para aves acuáticas (flamencos, parinas, taguas) y mamíferos (vicuña, zorros). Históricamente, el sector sur del salar ha sido objeto de extracciones de agua con fines mineros, las que pese a todas las consideraciones ambientales observadas en sus respectivos momentos, llevaron a la desecación de una las vertientes más importantes del salar, la denominada vertiente número 11. Por otra parte, en otros sectores del salar hay concesiones para empresas que explotan sales (boratos) y que operan con maquinaria pesada al interior del mismo.
En el contexto de las actividades del proyecto del Fondo Nacional de Desarrollo Regional “Diagnóstico y Conservación de los Anfibios Altoandinos, Región de Antofagasta” (agosto de 2022), un equipo de profesionales denunció un importante grado de desecación de la laguna correspondiente a la vertiente número 7, la que era considerada como una de las más saludables de dicho salar. El vaciamiento de la vertiente dejó los refugios de los anfibios expuestos, e incluso, se observaron peces de la especie Orestias ascotanensis, la cual se encuentra clasificada en Peligro de Extinción, atrapados en el barro. Cabe notar que las vertientes contiguas (números 6 y 8) no evidenciaron este estado de deterioro, por lo que las causas no pueden ser atribuídas al calentamiento del planeta o a sequías.
De acuerdo a Lobos y colaboradores (2018), solo seis de las once vertientes del margen oriental del Salar de Ascotán estarían ocupadas por Telmatobius philippii. Lo más preocupante es que la vertiente número 7 albergaría a la mitad de la población total de esta especie, lo que resalta su importancia como refugio clave. Actualmente, Telmatobius philippii está clasificado como En Peligro por el Reglamento de Clasificación de Especies del MMA de Chile y En Peligro Crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Frente a estos antecedentes, hacemos un llamado urgente a las autoridades y a la comunidad científica a incorporar el conocimiento generado en la evaluación y protección de los sistemas acuáticos altoandinos. La exclusión de científicos expertos (intencionada o no) en la selección de áreas protegidas, compromete la efectividad de las estrategias de conservación, dejando ecosistemas cruciales como el Salar de Ascotán en un estado de vulnerabilidad inaceptable.