En el 2003, un equipo de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) estuvo cuatro meses trabajando y viviendo en la Isla Santa Clara, para poder convertir a la isla en el primer lugar de Chile en erradicar las especies invasoras, específicamente a los conejos. Hoy, 20 años después, se pueden observar las consecuencias de este hito, principalmente porque algunas plantas endémicas, que se creían desaparecidas, han repoblado el paisaje de la isla, siendo un ejemplo de que los ecosistemas pueden recuperarse tras el paso de los años.

Isla Santa Clara, vista hacia la Matriz. Créditos: Ignacio Ibañez.
Isla Santa Clara, vista hacia la Matriz. Créditos: Ignacio Ibañez.

Santa Clara es una de las tres islas que componen el Parque Nacional Archipiélago Juan Fernández, en conjunto de Robinson Crusoe y Alejandro Selkirk, ubicadas a 667 kilómetros del puerto de San Antonio, Valparaíso. A diferencia de las otras islas, Santa Clara cuenta con una superficie restringida de 221,06 hectáreas y se caracteriza por sus escarpados riscos y quebradas de difícil acceso. En su interior no tiene fuentes de agua dulce, pero gracias a las lluvias y la vaguada costera, recibe las cantidades justas para favorecer el desarrollo de la flora endémica.

La isla, al igual que el resto del archipiélago, desde su descubrimiento en 1574, ha visto a sus ecosistemas dañarse lentamente, fenómeno ocasionado principalmente por la intervención humana, de acuerdo a lo asegurado por Conaf. El parque nacional es uno de los lugares con mayor densidad de especies endémicas del mundo, debido a la cantidad de especies y la extensión de las islas. Además, ha sido considerado como uno de los doce parques más amenazados del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Isla de Santa Clara afectada por los mamíferos invasores, 1990. Créditos: Guillermo Araya
Isla de Santa Clara afectada por los mamíferos invasores, 1990. Créditos: Guillermo Araya

Santa Clara no tiene habitantes actualmente, pero desde 1936 fue ocupada por los pescadores de Juan Fernández para refugiarse y abastecerse de alimento cuando iban a pescar al sudoeste de Robinson Crusoe. Por aquel motivo, los isleños comenzaron a traer animales para su consumo, en un inicio ovejas y cabras, pero después trajeron conejos, que debido a su rápido consumo de alimentos y veloz reproducción, afectaron fuertemente a la vegetación de la isla, según relató Guillermo Araya, guardaparque del Parque Nacional.

El ecosistema de la isla se caracteriza por especies endémicas de flora, como la Col de Juan Fernandez (D. litoralis), C. sanctaclarae, D. pruinatha y W. fernandeziana, descritas en 1984 en el libro “La vegetación de las islas oceánicas chilenas”. 

Col de Juan Fernández (Dendroseris litoralis). Créditos: Ignacio Ibañez
Col de Juan Fernández (Dendroseris litoralis). Créditos: Ignacio Ibañez

Respecto a la fauna propia de la isla, en sus costas existe una alta presencia del lobo fino de Juan Fernández (Arctocephalus philippi) y sus empinados riscos son el lugar de nidificación para la fardela blanca (Ardenna creatopus), un ave marina migratoria en peligro de extinción que viaja desde Canadá y Estados Unidos hasta llegar a el archipiélago o la isla Mocha, en la Región del Biobío, ningún otro lugar

Lobo fino de Juan Fernández (Arctophoca philippii philippii). Créditos: Ignacio Ibañez.
Lobo fino de Juan Fernández (Arctophoca philippii philippii). Créditos: Ignacio Ibañez.

Un plan para los conejos

Araya lleva 38 años trabajando como guardaparques para la Conaf y fue él, junto con el actual encargado de la Sub Oficina del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) de la isla, Hernán Gonzalez, quienes dieron la idea de erradicar al conejo de la isla. Pero la iniciativa no hubiera sido posible sin la cooperación internacional del Ministerio de Agricultura de Holanda, que en 1998 inició un proyecto junto a la Conaf para destinar US $2.046.000 provenientes de Países Bajos para ayudar a la conservación de los ecosistemas y cultura de Juan Fernández. 

Vista desde Santa Clara a Robinson Crusoe. Créditos: Ignacio Ibañez.
Vista desde Santa Clara a Robinson Crusoe. Créditos: Ignacio Ibañez.

El plan consistió en dos aristas; la primera, en relación a los componentes socioeconómicos, como ayudar al desarrollo de las mujeres en la isla, diseñar un sistema de turismo, capacitaciones para los isleños, educación ambiental, entre otros. Mientras que la segunda, se relacionaba más con la recuperación de los ecosistemas, incluyendo el control de plagas vegetales, restauración de suelos, conservación de flora endémica y el control de plagas invasoras animales, como la cabra en la isla Alejandro Selkirk y el conejo en Santa Clara

El guardaparque explicó que la erradicación del conejo fue el último proyecto del plan y en ese entonces, quedaban alrededor de 28 millones de pesos de todo el dinero que había llegado en 2003. En un inicio solo se tenía contemplado el control de la especie invasora y los encargados eran él, González y Patricio Ojeda, entomólogo de la Conaf, en ese entonces.

Conejo Europeo (Oryctolagus cuniculus). Créditos: © Javisa Hun
Conejo Europeo (Oryctolagus cuniculus). Créditos: © Javisa Hun

Sin embargo, tras estudiar la geografía de Santa Clara y los comportamientos de los conejos, el guardaparques se acercó a Ojeda y le comentó que era factible “apostar por la erradicación del conejo» (…)», lo que «era un riesgo, pero él la acepto”. Esta operación debía comenzar a fines de mayo y finalizar en octubre, porque las fardelas llegan a nidificar a la isla entre diciembre y noviembre.

El conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), es una de las especies de mamíferos invasivos que causan mayor impacto en ambientes insulares, dado a su adaptación a diferentes condiciones climáticas, su agresividad le permite invadir y competir por alimentación. “Cuando tienen una alta disponibilidad de alimento, tienen una alta tasa de reproducción, muy efectiva, con camadas de 12 animales”, por lo que se expandieron rápidamente por la isla, contó Araya, convirtiéndose en la especie dominante de Santa Clara, llegando a tener un promedio de 75 conejos por ha. en 1999, según el censo realizado por Programa de Control del Conejo del Proyecto de Cooperación Internacional Juan Fernández-Gobierno de los Países Bajos.

Conaf llega a la isla

En ese entonces la Conaf de la isla contaba con solo cuatro funcionarios, lo que no era suficiente para lograr el objetivo en Santa Clara en el tiempo establecido, por lo que tuvieron que pedir trabajadores a otros programas. Ya con once personas, incluyendo al mismo Araya, en junio del 2003 se embarcaron en un bote zodiac y se instalaron en la isla. Construyeron un refugio que contaba con los servicios básicos para el personal, incluyendo un estanque de recolección de agua lluvia y comenzaron a trabajar.

Parte del equipo de la Conaf en Santa Clara. 2003. Créditos: Guillermo Araya
Parte del equipo de la Conaf en Santa Clara. 2003. Créditos: Guillermo Araya

Primero construyeron tres cercos que dividieron la isla en cuatro partes, luego iniciaron la cazade control. Según el guardaparques, por el comportamiento de los conejos, la caza era efectiva durante el amanecer y el crepúsculo, aunque también durante la noche, gracias a unas linternas a batería. En paralelo, en las madrigueras instalaron un fosfato que al entrar en contacto con el calor emite un gas que es mortal para los conejos, explicó Araya. 

Producto de la intervención del equipo de Conaf, algunos conejos se resguardaron en los nidos dejados por las fardelas, por lo que tuvieron que trabajar igualmente en los acantilados. 

Fardela Blanca (Pterodroma externa), Isla Santa Clara.  Créditos: Ignacio Ibañez
Fardela Blanca (Pterodroma externa), Isla Santa Clara. Créditos: Ignacio Ibañez

Finalmente, tras cuatro meses de trabajo logístico y de ir avanzando en los perímetros cercados, pudieron completar el trabajo y retornar a Robinson Crusoe. Para el guardaparque, “fue un trabajo muy arduo y muy efectivo”, que no hubiera sido posible sin las metas diarias que tenían los trabajadores, por ejemplo, “el que cumplía una cierta cantidad de metros primero, se podía ir a descansar al refugio”.

La recuperación de Santa Clara

Tras 18 meses de haberse ido, los guardaparques volvieron a la isla y tras no encontrar rastros del conejo europeo, Santa Clara se declaró como la primera isla en Chile en estar libre de mamíferos invasores

Además, comenzaron a observar la aparición de flora a baja escala, principalmente de col de Juan Fernández, aunque también habían C. sanctaclarae, D. pruinatha y W. fernandeziana. Pero, lo que llamó la atención fue la aparición de Apium fernandezianum, Haloragis masatierrana, Magiricarpus digymus y Nicotiana cordifolia var.sanctaclarae, especies que se habían declarado extintas en la isla.

 Nicotiana cordifolia sp. sanctaclarae, Santa Clara. Créditos: Ignacio Ibañez
Nicotiana cordifolia sp. sanctaclarae, Santa Clara. Créditos: Ignacio Ibañez

La explicación está en las quebradas de Santa Clara, donde “ni la cabra, ni el conejo lograban llegar y afortunadamente, la vegetación logró sobrevivir ahí”, explicó el guardaparques. “Muy probablemente habían bancos de semillas en esos sectores y como ya no existía la presencia de conejos, reaparecieron estas nuevas especies”, explicó Felipe Saéz, ingeniero en biotecnología vegetal.

Chenopodium sanctaclarae, Santa Clara. Créditos: Ignacio Ibañez
Chenopodium sanctaclarae, Santa Clara. Créditos: Ignacio Ibañez

Pero estas apariciones fueron puntuales, en 20 puntos con presencia vegetal, según el informe Evolución de la restauración en isla Santa Clara posterior a la erradicación de mamíferos exóticos invasores. Esto porque “muchas de estás plantas tienen a generar semillas y mueren”, según explicó  Saéz, autor del informe y quien revisó las bitácoras de los guardaparques.

Distribución de riqueza de especies y abundancia en isla Santa Clara. Se describen los cambios entre la riqueza y la abundancia de especies entre los años 2005 al 2017. Créditos: Felipe Saéz.
Distribución de riqueza de especies y abundancia en isla Santa Clara. Se describen los cambios entre la riqueza y la abundancia de especies entre los años 2005 al 2017. Créditos: Felipe Saéz.

Sin embargo, el 2017 Conaf visitó nuevamente la isla para registrar a las especies vegetales que se encontraban. El resultado fue dicho informe y el registro de 132 puntos de vegetación. Si bien antes estos se concentraban en lugares específicos, en 2017 ya abarcaban gran parte de la superficie de Santa Clara. Saez comentó que “pasamos de 108 a más de 3.000 individuos, lo que en términos generales es más de un 500% de crecimiento poblacional”.

regeneración natural en Santa Clara. Créditos: Guillermo Araya
regeneración natural en Santa Clara. Créditos: Guillermo Araya

Pero la flora no fue la única beneficiada. Dos años después de la eliminación del conejo, el biólogo norteaméricano Peter Hodum se encontraba estudiando el comportamiento de las fardelas en Santa Clara y el éxito reproductivo en las cuevas, cuando registró un 40% más de ocupación en los nidos de las aves migratorias. “Fue exitoso en temas de vegetación, como también de nidificación de aves”, opina Araya.

De igual manera, llegaron desde Robinson Crusoe aves como el cernícalo (Falco sparverius) y el nuco (Asio flammeus), que según Saéz significa una “vuelta a la funcionalidad del sector”, que surge también gracias al grado de protección de la isla.

Fardela blanca © Héctor Gutiérrez | Oikonos

Santa Clara hoy en día

Actualmente la isla de Santa Clara sigue recuperando su ecosistema, aunque no se ha realizado un registro como el del 2017, “hay un alto porcentaje de la isla recuperada con especies nativas y en diferentes sectores. Ha habido un avance increíble (…), la verdad es que está maravilloso”, explicó Araya.

Para el guardaparque, la importancia de la isla está en poder ver cómo y cuánto se demora un ecosistema que fue dañado en recuperarse. Santa Clara “se demora muchos años en recuperarse, tal vez no va a ser nunca como fue originalmente, pero al menos podemos deducir como lo fue”. 

Regeneracion natural D pruinata y Wahlembergia berteroi. Créditos: Ignacio Ibañez
Regeneracion natural D pruinata y Wahlembergia berteroi. Créditos: Ignacio Ibañez

Respecto a reforestar la isla con vegetación endémica, Araya se opuso hace unos años a esta idea, porque “perderíamos una información súper relevante, que es como se recupera un ecosistema tan dañanado”.

Hoy en día los guardaparques realizan campañas en la isla, monitoreando a los lobos finos o a las aves, al igual que realizan educación ambiental en el lugar. Sin embargo, no todo son buenas noticias para este ecosistema, la desaparición del conejo europeo dejó el lugar para la aparición de otras especies invasoras, como es el caso del trun (Acaena argentea), la ruda (Ruta silvestris) y el alhelí (Matthiola incana).

Educación ambiental en Santa Clara. Créditos: Guillermo Araya
Educación ambiental en Santa Clara. Créditos: Guillermo Araya

Por lo que a los guardaparques les queda “erradicar estas especies vegetales que están utilizando los espacio que le pertenecen a las especies endémicas”, según Araya, pero para ello es necesario contar con más recursos como lo fueron los que vinieron desde el Ministerio de Agricultura de Holanda.

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