El primer día de su travesía en las icónicas Torres del Paine era el 22 de febrero de 2024. Seán Villanueva (43), un destacado escalador belga, se dirigió hasta el valle del Francés. Ahí iniciaría su aventura, esa que cumpliría su sueño loco de seguir la línea de horizonte de las cuatro torres del macizo. A medida que avanzaba, sentía el agua caer del cielo y veía la nieve en las paredes. Él igual era optimista. “No pensé que podría hacer toda la travesía, pero no me importaba, yo solo estaba feliz de estar ahí”, recuerda.

Fotografía cortesía de Sean Villanueva.
Sean en la cima de la Torre Sur. Fotografía cortesía de Sean Villanueva.

No tantos días antes, Seán ya había logrado una hazaña en las Torres del Paine, junto a los escaladores Siebe Vanhee, Nicolás Favresse y el fotógrafo Drew Smith. Entre todos lograron liberar o abrir una ruta legendaria, conocida como Riders the Storm. Estuvieron 18 días de enero en la cara este de la Torre Central del popular macizo, logrando liberar una “obra maestra” que en los últimos 33 años nunca se había liberado por completo.

Riders of the Storm. Créditos Drew Smith.
Riders of the Storm. Créditos Drew Smith.

Para Riders, Seán recibió una invitación. Siebe, quien ya había intentado la misión en 2023, hizo el contacto. Tal como se recuerda en una bitácora, el mensaje fue simple, pero concreto: “Hola chicos, quiero intentar liberar los Riders, ¿están motivados para otra fiesta de sufrimiento?”. Luego de haber ido y logrado un hito, la cordada se fue a sus hogares y Seán se preparaba para ir al Chaltén a ver a sus amigos. Pero vio una ventana de tres días de buen clima en las Torres del Paine y recordó un antiguo pensamiento, en el soñaba hacer una travesía que pasara por las torres Norte, Sur, Central y Peineta.

Fue impulsivo, dice, pero era el momento. El resultado marcó un segundo hito en su temporada patagónica.

La pasión por escalar y el amor por la naturaleza

Cuando Seán era pequeño, le encantaba jugar y escalar los árboles. Pasaba de uno a otro con cuerdas, sin arnés de escalada, pero con el amor al movimiento y trepar. A sus trece años, unos amigos que escalaban en un rocódromo, lo convencieron de entrenar en el gimnasio, donde finalmente empezó con la escalada deportiva. Sin embargo, asegura Seán, “rápidamente empecé a escalar afuera”, apuntando a su amor por el aire libre. Comenzó con rocas en Bélgica, expandiéndose a otros lugares de Europa. “Cada vez escalé paredes más grandes y, poco a poco, me planteé expediciones en lugares más salvajes y lejanos”, recuerda.

Fotografía cortesía de Sean Villanueva.
Fotografía cortesía de Sean Villanueva.

En 2004 hizo su primera pared grande en Suiza. En 2005, junto a su amigo Nico Favresse fueron al famoso big wall de Yosemite, en California, Estados Unidos, pasando varios días escalando y durmiendo en la pared. Se entusiasmaron por las vías largas y, naturalmente, la Patagonia, en el sur del mundo, se transformó en su destino. “Nos gustaba mucho lo salvaje, la naturaleza y las grandes paredes. Patagonia era un viaje más aventurero”, dice.

En 2006 visitó Torres del Paine por primera vez, junto a sus amigos Nico Favresse, Mike Lecomte y Olivier Favresse. El objetivo fue escalar en libre Riders of The Storm, la ruta trazada en 1991. Si bien la lograron repetir hasta la cumbre, no lograron liberar 3 de los 35 largos. “En esa época era la vía más difícil de la Patagonia”, recuerda, “fuimos sin mucha experiencia, era nuestra primera expedición en un lugar así. Las condiciones eran muy difíciles, también era nuestra primera vez en un glaciar”.

Riders of the Storm. Créditos Drew Smith.
Riders of the Storm. Créditos Drew Smith.

18 años más tarde, Nico y Seán volverían a tal ruta, esta vez marcando historia en este deporte. “Ahora tenemos mucha más experiencia, más técnica también. Bueno, hicimos toda la vía en libre, liberamos todos los largos. La verdad nos impresionó mucho que hace 18 años logramos hacer la cumbre”, afirma Seán.

La primera travesía en solitario

En 2019, Seán vino nuevamente a la Patagonia junto a su amigo Nico. Esa vez, en febrero, lograron hacer una nueva apertura por el cerro Standhart, cerca del cerro Torre. Luego, Nico volvió a Francia y Seán se quedó dos semanas más. Pero, justo al tiempo, llegó la Pandemia, empezaron las restricciones de movimiento y Seán no puedo viajar. Entonces encontró su hogar por cerca de un año y medio en las tierras patagónicas.

Estando al sur del mundo, empezó a resonar en su cabeza la idea de hacer algo solo. “Estaba muy inspirado por la catalana Silvia Vidal, quien también es buena amiga mía. Ella hace muchas expediciones en solitario. A veces pasa 30 días escalando sola. Es muy fuerte. Yo también quería vivir una experiencia así, de estar solo en el monte. Esa era mi oportunidad, porque no tenía mi compañero habitual”, recuerda.

El invierno fue el tiempo de pensar todo, partiendo por la vía más larga que podía hacer en solitario. “Pensé en la travesía del macizo del Fitzroy, para hacer todas las agujas y terminar por la Guillaumet. No lo creía posible, pero empecé a soñar. Planifiqué dónde dormir, por qué vías, por donde escapar si había mal tiempo. En fin, una planificación. Pero era todo un poco para soñar, ¿no?”, explica.

Fotografía cortesía de Sean Villanueva.
Cima Torre Central. Fotografía cortesía de Sean Villanueva.

Calculó diez días de travesía, algo no tan simple de encontrar en la Patagonia. Diez días de buen tiempo no es habitual. Pero con al menos seis lo intentaría. Para su cumpleaños 40, como un regalo, apareció justo una ventana de seis. “Pensé que era una señal del universo, un poco de magia, se alinearon las estrellas. Las condiciones eran buenas, salió como un sueño, fue una experiencia alucinante”, afirma Seán.

La travesía por el Fitz Roy, realizada en febrero de 2021, recibió el nombre de Moonwalk Traverse y recorrió los nueve picos del macizo. Partió desde el sudeste, con comida para diez días y sus infaltables: una carpa chica, saco de dormir y la flauta que tocó en cada cumbre, entre otras cosas. Era un sueño para él.

Fotografía cortesía de Sean Villanueva.
Fotografía cortesía de Sean Villanueva.

La hazaña recorrió las redes sociales rápidamente. Con el tiempo, Seán Villanueva recibió un Piolet d’Or 2022 por ella. Este es un premio del montañismo que da a conocer las mayores ascensiones del mundo durante el año. Es segunda vez que recibe el reconocimiento, ya que la primera vez fue por una expedición en un big wall en Groenlandia en 2011, junto a los hermanos Favresse, Ben Ditto y Bob Shepton. Pero es el primero en solitario.

—¿Cómo fue para ti el reconocimiento?

—Increíble, nunca hago estas cosas para recibir este premio. Es importante aclarar esto porque la motivación es intrínseca, viene de mí. Pero fue un reconocimiento importante y, claro, facilita muchas cosas para los patrocinadores y, si hablas con alguien que no sabe de escalada, tener este premio significa que sabes escalar y hacer alpinismo. Es importante aceptar esto, porque al principio pensaba que no era importante para mí. Además, es una forma de valorar ciertos estilos de alpinismo. Por ejemplo, ahora hay mucha gente con récords de velocidad, como haciendo los 14 ochomiles en récords, pero llegan al campo base en helicóptero. Ese es un foco muy de logro deportivo de la escalada. Para mí el alpinismo tiene valores importantes, como el estilo y la amistad entre la cordada. Por eso el Piolet D’Or es importante, porque muestra eso.

Riders of the Storm. Créditos Drew Smith.
Riders of the Storm. Créditos Drew Smith.

—¿Crees que esta expedición en solitario en el Fitz Roy de alguna forma inspiró la travesía por las cuatro torres del Paine?

—Claro que sí. Después de la travesía en el Fitz Roy pensaba qué otra experiencia similar podía vivir. Parecía muy claro pensar en la travesía de las Torres, porque es una línea ahí en el cielo muy impresionante. Lo pensé ahí, pero no estoy muy atado a mis proyectos. Era una idea.

Los hitos en Torres del Paine

Volver a intentar liberar Riders of the Storm fue una idea de Siebe. Después del intento en 2006, Mayan Smith-Gobat e Inés Papert habían intentado liberarla, logrando hacer una variante a los largos más problemáticos. En 2023, Siebe la intentó con Brette Harrington y Jacopo Larcher. Las condiciones climáticas no lo permitieron. Ahora, con Nico, Seán y Drew Smith, se planteaba nuevamente el poder lograr la hazaña. La expedición empezó un 15 de enero y estaban en la cima de la Torre Central (2.460 metros) el 9 de febrero de 2024. Eso fue a dos días del cumpleaños de Seán. Nuevamente, un regalo de la escalada.

Antes de lograr la misión tuvieron varios intentos que no se pudieron completar por las condiciones climáticas, que traían temperaturas frías, rocas de escarcha o viento superior a 100 km/hr. Entonces, en la altura también pasaron tiempo de lectura, música, libros y derretir nieve. Pero el tiempo les dio una ventana y lograron hacer lo que tanto soñaban, pasando 18 días en la Torre Central. Otra coincidencia: esto se logró 18 años después de que Nico y Seán visitaran el lugar por primera vez.

Créditos: Fran Bedeschi. Cortesía Patagonia Vertical.

Al volver y ya con sus amigos devuelta, Seán encontró una ventana de tiempo de tres días y emprendió su misión en solitario a las cuatro Torres del Macizo Paine. Compartió su Travesía Doble M con detalle a Rolando Garibotti, quien armó un completo relato de la aventura. Ahí se afirma que se han hecho varias travesías en las Torres, pero que en solo una ocasión se siguió la línea del horizonte. Además, ninguna había incluido a la cuarta torre: la Peineta. La travesía se planificó para hacerla de suroeste a noreste, partiendo por la arista oeste de la torre sur, siguiendo por las torres Central, Norte y la Peineta.

“Es increíble estar ahí solo, moviéndome en ese terreno. Es mucho trabajo, porque me estoy auto asegurando en los largos difíciles. Entonces subía, bajaba y volvía a subir. Es como hacer todo tres veces. Por otro lado, está la prisa, porque sabía que solo tenía tres días para la travesía. No quería estar al mal tiempo, es peligroso: hay riesgo de hipotermia, no quieres bajar con ese viento. Entonces siempre moviéndome, dormí poco”, dice Seán. Él solo quería ver hasta donde llegar. Cada metro era un paso. Y así fue: paso a paso.

Fotografía cortesía de Sean Villanueva.
Torre Norte. Fotografía cortesía de Sean Villanueva.

La primera vía fue por Il Lungo Sogno, la arista oeste de la Torre Sur. De ese primer día, Seán recuerda mucha nieve y hielo, lo que incrementó el nivel de dificultad, avanzando muy lento. Ahí pensó que no lograría llegar al final, pero que lo que lograría sería increíble: “disfruté cada largo, cada momento. Es pura magia estar ahí”. Ese día durmió seis horas. El día siguiente, las condiciones no mejoraron hasta luego de avanzar muchos largos. “La escalada es de mucha calidad y para nada trivial”, relató Garibotti sobre este tramo. Seán aseguró sus largos y a la tarde alcanzó la cumbre de la Torre Sur. Bajó en rapel y, nuevamente, cinco o seis horas de sueño. Luego vendría la Torre Central.

Fotografía cortesía de Sean Villanueva.
Fotografía cortesía de Sean Villanueva.

Logró cumbre cerca de 10 días después de haber estado ahí por Riders of the Storm. En ese tiempo se devolvieron rápido porque había mucho viento. Ahora era lo contrario: no había viento ni frío. El atardecer permitió ver la sombra de las torres. Siguió. Más adelante, seguiría vías que lo llevarían a la Torre Norte, donde hizo vivac por debajo de la cumbre. Pero el tiempo era limitado, y la ventana de cada vez más cercana a su fin. Durmió dos hora. El día siguiente hizo la última escalada de la travesía, llamada Puro Filete, en la cara sur de la Peina, que fue la mejor escalada de la travesía, según cuenta Garibotti. Logró la cumbre y descendió. Habían pasado 70 horas desde que empezó en la Torre Sur.

Fotografía cortesía de Sean Villanueva.
Fotografía cortesía de Sean Villanueva.

El punto cúlmine fue en el Valle del Silencio. Allí sacó su flauta, esa eterna compañera que también estuvo en el macizo Fitz Roy. Esta vez, la tocó en cada vivac de la aventura, mientras derretía su nieve. Era en momento del concierto final. El eco retumbó en el paisaje, coronando el fin de un sueño loco.

—¿Hay algún otro sueño como este que te gustaría cumplir?

—Por ahora no, estoy acá en Europa haciendo charlas, recuperando y entrenando.  Después veremos si viene algo, pero ahora no tengo que ir a buscar. Siento que estas dos travesías vinieron a hacia mí, no fui a buscarlas. Es casi como si se levantaron hacia mí. Así que no necesito tener un proyecto próximo. Cuando viene, viene.

*Agradecemos a uno se sus auspiciadores, @lyofood por la ayuda en la gestión de esta entrevista.

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