También conocidos como chochos, altramuces o tremosos (del portugués tremoços), los lupinos son plantas leguminosas pertenecientes al género Lupinus, con alrededor de 200 especies originarias del Mediterráneo y América.

Durante el verano, los colores de sus pétalos, que varían desde el blanco hasta el azul intenso, con predominio de tonos rosados y azulados, decoran los paisajes de las regiones de Aysén y Magallanes, entregándoles una belleza especial a las localidades del fin del mundo.

La gran belleza de su flor le entregan a estas especies un gran valor ornamental, siendo muy utilizadas en jardines de todo el mundo. Sin embargo, esto no es lo más interesante del lupino.

Lupinos. Créditos: Martín del Río
Lupinos. Créditos: Martín del Río

El fruto del lupino es una legumbre de color amarillo o blanco, parecido al maíz, que destaca por su alto contenido nutricional. Son una auténtica fuente de energía debido a su alto contenido de hidratos de carbono, aminoácidos y proteínas de gran calidad vegetal. Por ello, esta legumbre forma parte del exclusivo círculo de los “superalimentos”, junto a la quinoa, la plata y otros alimentos.

Es necesario destacar, igualmente, que algunas especies de lupino son nativas de Chile, no obstante, ninguna de ellas se cultiva para consumo humano y existe poca investigación en torno a ellas.

El género Lupinus se encuentra representado en Chile por siete especies, de las cuales cinco son introducidas: Lupinus albus L., introducido con fines de cultivo en los años 1970; Lupinus arboreus Sims, introducida en el siglo XIX como planta ornamental; Lupinus angustifolius L., introducida en los años 1950 para ser utilizada como abono verde; Lupinus polyphyllus Lindl., una planta ornamental exótica, de alta agresividad, asilvestrada en la zona sur y austral de Chile y Argentina; y Lupinus luteus, introducida a Chile como especie forrajera.

Lupinos. Créditos: Martín del Río
Lupinos. Créditos: Martín del Río
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