COP15: Una de las medidas tomadas fue la protección de los pueblos indígenas y el reconocimiento de su importancia en la protección de la biodiversidad. Créditos: Isabel Alarcón
COP15: Una de las medidas tomadas fue la protección de los pueblos indígenas y el reconocimiento de su importancia en la protección de la biodiversidad. Créditos: Isabel Alarcón

El 19 de diciembre finalizó la Conferencia de Diversidad Biológica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mayormente conocida como COP15, que se realizó en Montreal, Canadá. Luego de dos semanas de trabajo, se concluyó con un nuevo Marco Global de Biodiversidad (MGB). Este es un acuerdo final que establece los lineamientos para la protección de la biodiversidad que deben seguir los 196 países asistentes para la protección de la biodiversidad del planeta.

De esta forma, tiene como objetivo abordar la pérdida de biodiversidad, restaurar los ecosistemas y proteger los derechos de los Pueblos Indígenas, a través de un plan estratégico que incluye medidas concretas para detener y revertir la pérdida de la naturaleza. Entre ellas, la protección del 30% de la tierra y los océanos del planeta para 2030. Asimismo, el plan incluye propuestas para aumentar la financiación destinada a los países en desarrollo, lo que representó un importante obstáculo durante las conversaciones.

Pamela Poo, consultora política en materias de medioambiente, menciona sobre la conferencia que “estas instancias son muy relevantes, ya que la crisis climática también es ecológica. El peligro que acecha a las especies y ecosistemas causados por el humano puede provocar una extinción masiva de más de 1 millón de especies”. 

Conferencia de Biodiversidad Biológica COP15. Créditos: CDB
Conferencia de Biodiversidad Biológica COP15. Créditos: CDB

Detalles del marco

Según la ONU, el Marco consta de cuatro objetivos globales generales para proteger la naturaleza, que incluyen: detener la extinción inducida por los humanos de las especies en peligro de extinción y, para 2050, reducir a la décima parte el ritmo y el riesgo de la extinción de todas las especies. La diversidad biológica se utiliza y gestiona de manera sostenible. Todo beneficio de la utilización de los recursos genéticos e información se comparte en forma justa y equitativa, y los medios de implementación adecuados para aplicar plenamente el Marco son accesibles de manera equitativa a todas las Partes, especialmente a los países en desarrollo y los pequeños Estados insulares en desarrollo.

Dentro de esto, lograr acuerdos para lograr los objetivos es parte de las tareas en las que se pretende avanzar. Por ello, el lograr la protección del 30% de la tierra y los océanos del planeta sería un avance en la conservación de la biodiversidad, considerando que actualmente el 17% de la Tierra y 10% de las áreas marinas están protegidas bajo alguna figura de protección.

Otras de las medidas destacadas fueron la restauración a por lo menos el 20% de cada uno de los ecosistemas de agua dulce, marinos y terrestres degradados, con especial atención a los ecosistemas prioritarios; reducir a la mitad la tasa de introducción de otras especies invasoras conocidas o potenciales; reducir al menos a la mitad los nutrientes que se pierden en el medio ambiente y en al menos dos tercios las sustancias químicas, en particular los plaguicidas, perjudiciales para la diversidad biológica.

Max Bello, experto en políticas oceánicas internacionales, explica que estas cifras son globales, pero también se espera que los países avancen de forma interna. “Chile ya cumplió con la parte marina, tenemos 42% o 43% de áreas marinas protegidas, mientras que en la tierra cerca de un 22%. También importa la calidad de la superficie que está protegida y eso también es lo que buscamos en Chile, que es alta y completamente protegida”. 

Ballena Jorobada. Créditos: Pixabay
Ballena Jorobada. Créditos: Pixabay

Por otro lado, las naciones ricas se comprometieron a pagar unos 30 mil millones de dólares anuales hasta el 2030 a las naciones más pobres a través de un nuevo fondo para la biodiversidad que se creará en el marco del Fondo para el Medio Ambiente Mundial. También se incorporó el reconocimiento a los pueblos originarios en la importancia de su partición en la conservación y el respeto y conocimiento de sus pueblos. 

Este nuevo acuerdo reemplaza las metas AICHI, medidas tomadas para disminuir la pérdida de naturaleza, como parte del Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2022. Se denomina así porque fueron adoptadas en Aichi, Japón, durante la COP10 del Convenio de Diversidad Biológica. Estas agrupaban 5 objetivos y 20 metas, pero no se cumplieron plenamente. Según la ONU, se busca tener un plan ambicioso para lograr una transformación en la relación de la sociedad con la biodiversidad y garantizar que, para 2050, se cumpla con el objetivo de vivir en armonía con la naturaleza.

Desde el ministerio de Medioambiente chileno, la ministra Maisa Roja, declaró que “este acuerdo es una esperanza y una muestra de que la mayoría de los países queremos hacer las cosas bien. Ningún país puede solucionar la triple crisis medioambiental por sí solo, debíamos sentarnos a la mesa y conversar. Afortunadamente, eso fue lo que ocurrió”.

Maisa Roja, ministra de Medio Ambiente en COP15. Créditos: MMA
Maisa Roja, ministra de Medio Ambiente en COP15. Créditos: MMA

El panorama latinoamericano

Según datos del informe «Planeta Vivo 2022«, publicado el pasado mes de octubre, el continente americano reúne a 7 de los 17 países megadiversos del mundo, entre ellos: Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. En el mismo informe se afirma una realidad preocupante: América Latina y El Caribe es la región que mayor pérdida de biodiversidad ha experimentado. En ese contexto, surge el desafío de lograr la cifras propuestas, lograr una conservación efectiva y también ser más ambiciosos.

“Lo más difícil de llevar a la práctica los acuerdos es la voluntad política de hacerlo, ya que en general todo queda bien en el papel y a la hora de implementarlos te das cuenta de que los Estados siguen con las mismas dinámicas que nos tienen sumidos en esta crisis. Por ejemplo, quieren proteger la biodiversidad, pero siguen fomentando el crecimiento y el consumo desmedido y el extractivismo que se requiere para sostener aquello, por ende lo anterior significa la pérdida de biodiversidad”, explica Pamela. 

Max Bello finaliza explicando que “la COP15 logró un muy buen avance en la dirección correcta, pero claramente no se ve la ambición y no se ve con claridad la importancia y la crisis en la que estamos viviendo. A mí me preocupa que seguimos buscando algo bueno, sobre todo con la mirada positivista de los gobiernos. Tenemos que seguir invirtiendo en naturaleza con mucha más fuerza”.

Sala de reuniones de Conferencia de Biodiversidad Biológica (COP15). Créditos: CDB
Sala de reuniones de Conferencia de Biodiversidad Biológica (COP15). Créditos: CDB

Retos y proyecciones al futuro

El Marco Mundial para la Biodiversidad Kunming-Montreal empieza a funcionar con dos años de retraso. Debido a la pandemia del Covid-19, la COP15 no se pudo llevar a cabo en el 2020 en China y tuvo que trasladarse a Montreal, Canadá este 2022.

Por ello, la presión de que en los próximos siete años se cumplan las metas cada vez aumenta. A pesar de su aprobación, aún hay aspectos que se excluyeron. Algunas organizaciones manifestaron que la meta relacionada con prevenir la extinción de las especies no es suficiente y es menos ambiciosa que las metas Aichi.

También se ha criticado la meta 10, que no especifica el porcentaje de tierra que debe ser destinada a producción sostenible y no motiva a la transformación de los sistemas productivos. En la meta 15, que se relaciona al rol del sector privado, se removió la palabra “obligatorio” al referirse a la declaración que deben hacer las empresas sobre sus impactos en la biodiversidad. Por otro lado, en cuanto a la huella de producción y consumo, se ha explicado que no hay objetivos medibles.

Tras la aprobación histórica de este marco, empieza una nueva etapa. Los países ahora deberán actualizar sus estrategias nacionales de biodiversidad y planes de acción para demostrar que los acuerdos alcanzados en Montreal no tendrán el mismo desenlace que las 20 metas Aichi. Estas eran metas aprobadas en 2010 y se consideraban un equivalente para la biodiversidad del Acuerdo de París para el clima. Sin embargo, la ONU constató el fracaso de las medidas en el quinto informe sobre la Perspectiva Mundial de la Diversidad Biológica.

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