Estamos en pleno otoño y una de las características más visibles de esta pintoresca estación es el cambio de colores que se presenta en las hojas de los árboles, lo que les entrega una belleza diferente a los paisajes. Lentamente, el verde va desapareciendo para dar paso a los colores ocres, los rojos y los naranjos, y cuando llega el invierno, muchos arboles ya han perdido la totalidad de sus hojas. Pero ¿A qué se debe ese cambio? ¿Por qué algunos árboles pierden sus hojas mientras otros siguen manteniéndose verdes?

Hoja roble de Santiago (Nothofagus macrocarpa). Créditos: ©Robles de Cantillana
Hoja roble de Santiago (Nothofagus macrocarpa). Créditos: ©Robles de Cantillana

Lo cierto es que son varios los factores que influyen en estos cambios, pero el fundamental es la menor disponibilidad de luz solar. Esto se debe a que durante el otoño las horas de luz se reducen, en consecuencia, la radiación solar pierde fuerza, de tal forma que los suelos pierden calor acumulado. Por este motivo, se dificulta la captación de agua y nutrientes por parte de las raíces de los árboles. Debido a estas condiciones, los arboles no pueden mantener el follaje. No tienen los nutrientes suficientes para poder mantener las hojas, de tal modo que la estrategia más beneficiosa es perder la hoja.

Sin embargo, no todos los árboles pierden sus hojas en otoño. A diferencia de las especies de hoja caduca, las especies siempreverdes o de hoja perenne son capaces de resistir las condiciones climáticas adversas y renuevan sus hojas de forma paulatina, es decir, no pierden la totalidad de sus hojas, sino que las van renovando durante el año.

Santuario El Cañi. Créditos: ©Augusto Domínguez
Santuario El Cañi. Créditos: ©Augusto Domínguez

Como señala Cristian Atala, Doctor en Ciencias Biológicas área Botánica y docente del instituto de biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso: “En general hay plantas que pierden la hoja en otoño y otras plantas que no. Las que pierden las hojas en otoño se llaman plantas de hoja caduca o caducifolias y las plantas que no pierden la hoja de en otoño se llaman de hoja perenne, siempre verdes o perennifolios. Las plantas que no pierden las hojas en otoño eventualmente igual las van cambiando, las hojas se caen, no duran para siempre, pero duran años a veces o más de un año. Entonces, todas las hojas se van renovando, pero hay plantas que las votan todas en la temporada otoño y le salen de nuevo”.

En Chile la mayoría de las especies nativas son de hoja perenne, es decir, no pierden las hojas en otoño. “No son todas, pero la mayoría, por ejemplo, las especies de la zona central, son casi todas perennes. En cambio, en el caso de los árboles urbanos, la mayoría son introducidos como por ejemplo los tuliperos, los plátanos orientales, etcétera, y son especies de zonas templadas del hemisferio norte, que tienen inviernos que son duros entonces pierden la hoja en otoño. En términos fisiológicos, cuando viene el otoño, cuando se empiezan a acortar los días, es la señal que tienen las plantas para sacarle todo lo que puedan a la hoja, desaparece la clorofila -por eso ya no se ven verdes, se ven amarillas- les sacan los nutrientes importantes y la hoja se bota”, agrega el Dr. Atala.

Sendero en el Parque Nacional Huerquehue. Créditos: ©Augusto Domínguez
Sendero en el Parque Nacional Huerquehue. Créditos: ©Augusto Domínguez

La función de las hojas secas en los ecosistemas

A pesar de que la hojarasca a menudo se considere como molesta a la vista, lo cierto es que es un sorprendente microcosmos de biodiversidad. Por un lado, sirve de cubierta para el hábitat más rico en biodiversidad del planeta: el suelo, que alberga más de la mitad de la vida en el planeta. Debajo de los montones de hojas, ramas y cortezas florece una gran cantidad de especies, desde pequeños invertebrados hasta reptiles y anfibios.

Por otra parte, tenemos a los hongos y bacterias, que descomponen la hojarasca y la convierten en valiosos nutrientes, como nitrógeno, carbono, calcio y azufre, que posteriormente ayudará a alimentar a los arboles y otras plantas. Este proceso contribuye al ciclado de nutrientes, ayudando a reponer el suelo y trasformando la materia muerta en sustento para las plantas vivas.

Así lo indica el profesor del instituto de biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso: “En un bosque las hojas que se caen son súper importantes porque permiten el reciclaje de los nutrientes, o sea, esos mismos nutrientes que están en la hoja caen al suelo y los hongos que viven en el suelo los descomponen y forman el suelo, es como hacer tierra de hoja, pero de forma natural, entonces es muy importante la hojarasca en los bosques de forma natural porque eso enriquece el suelo para, por ejemplo, las plantitas nuevas que están creciendo o las plantas que están abajo del bosque. Entonces siempre es importante no sacar esas hojas porque obviamente está sacando nutrientes del ciclo natural de ese sistema”.

Parque Nacional Radal 7 Tazas. Créditos: ©Tamara Núñez.
Parque Nacional Radal 7 Tazas. Créditos: ©Tamara Núñez.

De hecho, un estudio publicado en la revista ScienceDirect en 2023 sugiere que la hojarasca refuerza la biodiversidad de los ecosistemas al hacer el suelo más fértil y reducir el riesgo de patógenos dejados por los animales.

Asimismo, la hojarasca también genera otros beneficios para los ecosistemas ya que forma un “colchón” que amortigua los cambios meteorológicos, permite mantener la humedad en el suelo y ayuda a la germinación de semillas evitando la pérdida de éstas por herviboría.. “Efectivamente pueden ser una barrera física. No es que proteja las raíces del frío, pero sí va a generar un ambiente que va a retener más la humedad. Las hojitas van a generar una especie de capa protectora y van, de alguna manera, a retener un poco la humedad del suelo. La temperatura no tanto porque, en general, a medida que nosotros nos vamos hacia abajo en el suelo, la temperatura se mantiene más o menos constante, entonces las heladas impactan solo la parte más superficial”, puntualiza el Dr. Cristian Atala.

Santuario El Cañi. Créditos: ©Augusto Domínguez
Santuario El Cañi. Créditos: ©Augusto Domínguez

Por otra parte, es importante mencionar que la descomposición de la hojarasca no solo ayuda a liberar nutrientes en el suelo, sino que contribuyen a la fijación de carbono en el suelo. Los bosques secuestran el dióxido de carbono de la atmosfera mediante la fotosíntesis y lo transforman en biomasa, que con el tiempo muere y se convierte en hojarasca y madera muerta.

Vale señalar que todos estos beneficios también se generan en nuestros jardínes, por lo que la recomendación es no botar las hojas, o bien, compostarlas.

El problema de la extracción de tierra de hojas

Gran parte de la tierra de hojas que se vende en Chile es extraída de forma ilegal desde quebradas de bosques nativos, donde es recolectada desde la capa superior del suelo formada por hojarasca. Para tener una idea, se estima que cada año en Chile se extraen 60 mil metros cúbicos de tierra de hojas, lo que provoca grandes daños en estos ecosistemas.

Vale decir que, al extraer la tierra de hojas, no sólo se genera una pérdida significativa de nutrientes en el suelo, sino que también aumenta la densidad o compactación de éste, lo que provoca un daño en el escurrimiento de aguas lluvias, cauces naturales y defensas fluviales de los bosques. Asimismo, la tierra que estaba debajo de la hojarasca, queda desnuda y sin protección contra la erosión afectando directamente a la vida en el bosque.

Hojarasca. Créditos: ©REUTERS Valentyn Ogirenko
Hojarasca. Créditos: ©REUTERS Valentyn Ogirenko

“Es un problema bien severo porque en muchos casos la extracción no es sustentable, no es que tengan predios destinados a eso, sino que muchas personas venden tierra de hojas que en realidad no es tierra de hojas real, sino que lo que hacen es chipear árboles nativos vivos y los pasan por estas máquinas que pican y muelen y los mezclan con hojas para apurar el proceso de formación de tierra, degradando sistemas que son naturales. Lo otro es que hay mucha gente que roba tierra de hojas de hoja de áreas protegidas, de lugares que son parques nacionales o reservas, de forma ilegal. Todas estas cosas, por supuesto que son dañinas porque todo flujo de materia fuera de las áreas protegidas en el fondo va a hacer que esos nutrientes, esa tierra que a veces contiene semillas, salga del lugar, lo que afecta a la regeneración de las plantas, entre otras cosas. Es algo que en general impacta negativamente. Hay ejemplos de producción que es sustentable, pero también hay muchos ejemplos de venta de falsa tierra de hojas o de extracción clandestina o ilegal de áreas protegidas”, finaliza el investigador.

Ante este escenario, en enero de 2018 la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley que busca modificar la Ley 20.283, sobre recuperación del bosque nativo y fomento forestal, para tipificar como delito la extracción no autorizada de tierra de hojas. En noviembre de 2019, el Senado aprobó las ideas matrices del proyecto. Sin embargo, actualmente la ley se encuentra dormida en el legislativo y aun no se ve luz verde en la Cámara Alta para que el trámite finalice.

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