Una orca gigante salta en el acuario más popular de Argentina. El lugar se llama Mundo Marino y este show es el más atractivo para los chicos y las chicas que llenan las gradas, aplauden; esperan, impacientes. Escuchan a la animadora. La historia de Kshamenk y Mundo Marino es conmovedora. La orca era pequeña cuando en 1992 encalló con su familia en la orilla, a pocos kilómetros del acuario. Tuvo la suerte -cuenta la animadora- de cruzarse con una lancha de pescadores que dieron aviso al acuario. Era de noche. La orca estaba sola, muy herida. Había sido abandonada por su familia. Los pescadores avisaron a las autoridades de Mundo Marino y rescataron a la orca. La curaron, le dieron un lugar. Le salvaron la vida. Y desde entonces, la orca, agradecida con su nueva familia, devuelve el amor con saltos y piruetas. Los chicos aplauden. ¡Que salga ya!

Pero la realidad, tras bambalinas, parece ser distinta. Las ONG ambientales y de protección y derecho animal denuncian hace años que Kshamenk fue secuestrada junto a dos especímenes más. Una murió en el camino. La otra se dio la cabeza contra las paredes de la pileta la primera noche de encierro y también murió. En octubre del año pasado, la Justicia argentina recibió el pedido por una acción de amparo para que se libere al animal de la explotación que sufre y una medida cautelar para que las autoridades del parque acuático lo pongan a resguardo hasta tanto se efectivice el amparo. 

Orca Kshamenk en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Orca Kshamenk en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

La madrugada del 18 de noviembre de 1992, el puerto de San Clemente del Tuyú, sobre la costa de la provincia de Buenos Aires, recibió la llegada de tres orcas. Habían sido arrastradas de las arenas barrosas de la Bahía de Samborombón, una zona costera con playas imposible de transitar por estar compuesto de conchillas y elementos aluviales. Dos pescadores, testigos del secuestro, contaron en la Justicia que eran cuatro los “bultos negros” y que avisaron a Mundo Marino para que las rescate. El oceanario dispuso dos de sus lanchas. Ataron una red de una lancha a la otra y así fueron arrastrando a los animales. De los cuatro bultos negros, una pudo escapar. Y de las tres restantes, una murió en la trampa, y las otras dos llegaron al acuario. 

Una vez en el agua de la pileta, las recién llegadas se encontraron con Belén, una orca que había sido capturada en 1988. La más grande de las recién capturadas comenzó a golpearse la cabeza contra las paredes de la pileta. No pasó de la primera noche. La última que siguió con vida fue la más pequeña. Le pusieron Kshamenk y nunca más sabría cómo es nadar en el mar.

Orca Kshamenk en su show en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Orca Kshamenk en su show en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

Kshamenk tiene hoy 36 años. Mide casi 7 metros y su vida se reparte entre cinco piletas que, salvo una, apenas superan su tamaño como diámetro. La orca Belén murió en el año 2000. A partir de ese momento, mantiene una extraña convivencia con Floppy, una hembra de delfín nariz de botella. Acá, como en toda prisión, como en todo circo, las relaciones están atravesadas por la excepcionalidad. Si bien la orca pertenece a la familia de los delfines, Floppy sería su presa natural. 

Las orcas -los más grandes de la familia de los delfines- están al tope de la cadena reproductiva marina. Es decir, no tienen predadores. Se las ha visto cazando no solo lobos marinos y focas elefantes -escena repetida en las costas de la provincia de Chubut, único lugar donde cazan con varamiento-  sino también grandes animales como delfines y tiburones blancos y hasta ballenas francas. Por el momento, los científicos coinciden en que se trata de una sola especie -Orcinus orca- que incluye distintos ecotipos. En el Hemisferio Sur se encuentran las orcas A1, B1, B2, C y D. Cualquiera de ellas puede vivir hasta los 70 u 80 años de edad. 

Kshamenk en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

El médico veterinario chileno Frederick Toro explica que si bien la especie es una sola “las orcas tienen mucha plasticidad fenotípica y logra adaptarse a las diferentes ambientes, con diferentes ecologías, lo cual genera cambios a nivel conductual, a nivel de vocalizaciones, genéticos y morfológico, algunas son más chicas, con coloraciones distintas, tamaño del parche ocular”.

Toro, especialista en cetáceos y director científico de la ONG Panthalassa, aclara que “no se considera que sea una especie en peligro de conservación, aunque sí hay poblaciones que están disminuyendo”. Entre ellas la que mayor preocupación genera es la orca B1. Este animal -que vive en la Antártida- se está quedando sin alimento porque su presa principal, la foca, comenzó a modificar su hábitat debido a los desprendimientos de hielo. 

Orca Kshamenk en el show en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Orca Kshamenk en el show en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

En libertad, las orcas suelen nadar, en promedio, unos 200 kilómetros por día y pueden sumergirse entre 30 y 150 metros. Hasta fines del año pasado se mantenían 53 orcas en cautiverio en todo el mundo, según la asociación Whale and Dolphins Conservation. La única de América Latina se encuentra en el oceanario Mundo Marino, el más grande del país. Cuarenta hectáreas ubicadas en la localidad costera de San Clemente del Tuyú, a 330 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. 

Toro dice que las orcas “tienen un ámbito de hogar super grande, se están moviendo constantemente, por cientos de kilómetros, entonces el encierro obviamente va a generar genera estrés, agresividad en algunos casos, estereotipos conductuales, estrés fisiológicos, que puede generar úlceras gástricas, enfermedades infecciosas, y la caída de la aleta dorsal”.  Es difícil encontrar una foto de Kshamenk -y de otra orca en cautiverio- con la aleta dorsal erecta. 

Aleta dorsal de Kshamenk. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Aleta dorsal de Kshamenk. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

Mundo Marino nació a principios de los 80s como espejo del gigantesco Seaworld de Orlando y rápidamente se ubicó como destino típico de las familias y los escuelas de educación inicial de todo el país, que llevaron a sus alumnos, año tras año, a ver los espectáculos hasta convertirse, en muchos casos, en viaje de fin de curso. Generación tras generación, los estudiantes de todo el país se encariñaron con los lobos marinos, el albergue de pingüinos, las piruetas de los delfines. Pero la estrella -el animal más esperado, el espectáculo más anunciado- siempre fue la orca. Todas las que pasaron. Milagro primero (muerta en 1988), Belén (muerta en 2000) y ahora Kshamenk. 

Kshamenk saltando. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk saltando. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

Con el tiempo el parque se transformó en una referencia de la fauna marina. Ya no hacía falta viajar hasta la Patagonia para ver el espectáculo natural de orcas y ballenas, de pingüinos y lobos marinos. Mundo Marino vino a ofrecerlo todo junto. A puro show. Será por eso que en el registro de la agencia impositiva de Argentina, AFIP, los propietarios del parque acuático figuran como “empresarios teatrales y musicales”.

Kshamenk saltando en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk saltando en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

La familia Méndez -dueña de la empresa- creó en 1993 la Fundación Mundo Marino para “la promoción de actividades culturales, científicas, educativas y técnicas tendientes a colaborar en la asistencia de la fauna marina y la conservación de su entorno natural”. 

Los acuerdos con instituciones privadas, con municipios, con gobiernos de distintas provincias permitieron que no decayera el caudal de visitantes y que la empresa esquivara las crisis, se expandiera y multiplicara sus negocios por fuera del acuario.  

Kshamenk saltando en el show de Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk saltando en el show de Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

En su sitio web explica que la Fundación “enfocó sus esfuerzos a la recepción y atención de aves y mamíferos marinos enfermos, empetrolados o varados” y -sigue la fundación- “una vez recuperados son devueltos a sus lugares naturales de origen; en algunos casos cercanos a la zona de asentamiento de la Fundación, en otros, a lugares lejanos de nuestro territorio como Tierra del Fuego”.

Sin embargo, en 32 años de cuidados y protección, Kshamenk no logró recuperar su libertad. No sólo eso sino que, apenas llegó, empezó a trabajar -y a vivir- en condiciones que alarmaron a toda la comunidad ambiental. Aunque la explotación animal no termina en la orca. Tiburones apelmazados en pequeñas piletas. Tortugas cercadas en piscinas de fibra de vidrio, con agua corriente. Las denuncias y los informes de maltratos y descuidos para con todas las especies del acuario se acumulan en los foros virtuales y ahora también en los despachos de congresistas y en la Justicia argentina. 

Kshamenk saltando de espaldas. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk saltando de espaldas. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

Desde hace años agrupaciones defensoras de animales impulsan distintas iniciativas para que Mundo Marino libere, de alguna manera, a la única orca en cautiverio en todo el continente. El último impulso llegó al Senado, a mediados de 2022, cuando la ONG Derechos de Animales Marinos (DAM) impulsó -junto a más de 30 organizaciones proteccionistas- un proyecto de ley contra el cautiverio de animales marinos. De seguir ignorada por la cámara alta, la iniciativa perderá estado parlamentario en junio. Los abogados de DAM previeron que el proyecto tendría ese destino. Por eso, en noviembre de 2023 volvieron a presentar el proyecto conocido como Ley Kshamenk pero en Diputados. Y así tener margen para que siempre haya un proyecto vigente en alguna de las cámaras del Congreso.

Kshamenk pidiendo comida. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk pidiendo comida. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

El tercer intento llegó en paralelo a la presentación en Diputados. Ante la pasividad de las autoridades nacionales y provinciales, DAM presentó un amparo colectivo donde pide que la justicia “reconozca a Kshamenk su carácter incuestionable de sujeto de derechos –persona no humana- disponiendo su integral protección y definitiva liberación –previo proceso de rehabilitación y/o reeducación para tal fin ya sea mediante su ´introducción´ en aguas nuevas o su ´reintroducción´ en aguas originarias”. Como el amparo lleva tiempo para que se efectivice, los abogados también pidieron una medida cautelar para que, de manera urgente, se retire al animal del espectáculo. 

Kshamenk en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk en Mundo Marino. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

La causa había ingresado en el Juzgado Federal de Dolores, a cargo del juez Martín Bava, quien se declaró incompetente. Pero la Cámara de Apelaciones coincidió con el dictamen del fiscal Santiago Eyherabide y entendió que la orca no es propiedad de la empresa Mundo Marino sino que está a cargo del Ministerio del Medio Ambiente de la Nación.

Un año y medio después, en DAM siguen esperando que el juez Bava cumpla con lo dictaminado por sus superiores. Deberá resolver sobre la medida cautelar peticionada de retirar a Kshamenk del Show y permitir la pericia veterinaria, biológica y etológica de la parte querellante.

Orca Kshamenk. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Orca Kshamenk. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

“Nos permitirá conocer con certeza científica su estado de salud físico, mental y comportamental, ya que todos los informes que tenemos hoy son antiguos y muchos de ellos han mentido. Esta posibilidad de que un profesional imparcial pueda estudiarlo permitirá definir sus necesidades y planificar para él un futuro donde no haya explotación y el cautiverio”.

María Rosa, integrante de DAM, dice que “Kshamenk no va a ser liberado de un día para otro e incluso quizá necesite cuidados toda su vida. Quizá sea llevado a un santuario marino. No sabemos aún. El objetivo es terminar con el estado en cautiverio y de explotación en el que se encuentra. Sometido al hambre constante para que responda a conductas humanizadas de esclavitud, a las que inocentemente se les dice piruetas”. 

Kshamenk en un pequeño recinto. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk en un pequeño recinto. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

Rosa advierte de otro tipo de explotación, la sexual y genética. “También pedimos que se termine con este tipo de prácticas porque utilizan métodos de estimulación con otros animales para después sacarles el semen -o los ovarios- y venderlo a otros acuarios. Embriones, crías, óvulos fecundados; todo venden”.  

En 2010, Mundo Marino y SeaWorld llegaron a un acuerdo para que Kshamenk proveyera material genético para inseminar a ejemplares hembras del acuario de Orlando. Para eso, los adiestradores de Mundo Marino lograron que la delfín Floppy estimulara a Kshamenk y así extraerle esperma, criogenizarlo y venderlo a la compañía estadounidense. Sólo en ese año se consiguieron 24 muestras. 

Kshamenk con un delfín. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)
Kshamenk con un delfín. Créditos: ONG Derechos Animales Marinos (DAM)

Los dueños de SeaWorld lograron que dos de sus hembras se reprodujeran en cautiverio y les dieran otros dos ejemplares. Una nueva camada de orcas, nacidas por y para el circo acuático. 

1 Comentario

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  1. elena liberatori

    agradecidas felicitaciones. Somos DAM, junto a M. Rosa y Activistas de la Costa. Somos Equipo Judicial Sandra en redes.

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