Los primeros dos minutos de la obra Tierras del Sud ocurren en completo silencio y en la oscuridad. La única fuente de luz proviene de una pantalla negra en la que letras blancas leen:

Patagonia es el centro de un movimiento creciente que busca separar esta región rica del desastre económico que es el resto de Argentina. A pesar de que menos del 5% de la población vive en la Patagonia, la región cuenta con casi la mitad del territorio nacional, muchas de sus reservas de agua potable, energía hidroeléctrica y el 80% del petróleo y gas natural.

Larry Rother, corresponsal del New York Times, 28 de agosto 2002.

Es una buena forma de establecer el tono del teatro documental que Laida Azkona y Txalo Toloza-Fernández están a punto de presentar: un trabajo basado principalmente en una superposición de hechos documentados que ofrecen una perspectiva sobre nuestro continente.

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Teatro Amazonas. Créditos: Tristán Pérez Martín.

Este dúo teatral chileno-español lleva cerca de siete años trabajando en la trilogía Pacífico, tres obras escénicas-documentales que exploran las nuevas formas de colonialismo de Latinoamérica y de los pueblos originarios, extractivismo y su repercusión en el desarrollo de la cultura, específicamente en tres lugares: la Patagonia argentina, la Amazonía brasileña y el norte minero de Chile.

Durante dos semanas, el dúo presentará en el Centro Gabriela Mistral (GAM) dos de las obras que forman parte de esta trilogía: Tierras del Sud, que se centra en la relación entre grandes fortunas extranjeras y la barbarie sobre los pueblos originarios de la Patagonia argentina y Teatro Amazonas, un recorrido por los últimos cinco siglos de historia del territorio amazónico brasileño.

flyer gam obra teatral pacifico.

El Amazonas y la Patagonia argentina

Laida y Txalo comenzaron con un trabajo de inmersión. Una vez elegido el tópico del que querían hablar procedieron a leer y ver toda la información disponible, desde Wikipedia hasta tesis doctorales. Cuando ya tuvieron un gran colchón de información, viajaron al territorio a contrastar su investigación. “Hacemos algo que llamamos investigación performativa. No hacemos entrevistas, o sea, no tenemos una cantidad de preguntas que responder. Más bien conversamos con gente. Tampoco tenemos muchas personas predeterminadas con las que queremos hablar. Encontramos a alguien, quien nos lleva a otra persona y a otra, como haciendo una cadena. Lo que necesitamos es meternos a toda esa gente y territorios en el cuerpo. Si vas muy estructurado eso no pasa”, comenta Txalo.

—De todos los lugares en Latinoamérica donde han ocurrido injusticias, ¿por qué enfocarse en la Patagonia argentina y la Amazonía brasileña?

Txalo: Una de las bases que tiene el extractivismo del capitalismo es fijarse en sitios que son considerados “desiertos”: sitios deshabitados, donde supuestamente no hay gente, no hay ciudades, donde no vive nadie. Entonces, no le importa a “nadie” que hagamos lo que queramos por el progreso de la nación. El Amazonas, pese a ser la jungla más extensa del planeta, es considerada por muchos como un desierto verde porque supuestamente no vive gente ahí. Esa es la primera gran mentira.

—Laida: La trilogía ha sido sobre todo un proceso de aprendizaje. Poco a poco hemos ido conceptualizándolo. La conquista que hace Argentina hacia el sur la llaman La Conquista del Desierto. Vamos dándonos cuenta de que esta figura del desierto es utilizada en todos los movimientos de expansión de países para legitimar entrar en un territorio.

Txalo: Todos estos procesos neocoloniales pasan casi al mismo tiempo en distintas partes. Lo que estaba pasando en Argentina, estaba pasando también en Chile, Brasil, Canadá, Estados Unidos, etcétera. Lo primero que hacemos nosotros es buscar esas conexiones y mostrar que son globales.

—Laida: El modo de hacer colonial se repite, no importa donde estés.

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Patagonia argentina. Créditos: AzkonaToloza.

—¿Cómo abordan estos temas?

—Txalo: Dejamos que los datos hablen. No le ponemos más sentimiento u emoción. Usamos muchas citas. De repente escuchas una cita y no es necesario explicar nada más.

—Laida: El objetivo de la trilogía no es repetir la violencia, sino develar hechos históricos, abrir un poco los ojos sobre algo que en general no se está mirando. Cuando mostramos la obra en Latinoamérica suele venir gente diciendo “es que no sabíamos esto”. También siempre intentamos trabajar con la belleza de estos pueblos, con su saber y lo que nos han enseñado.

—Txalo: Otro elemento importante de nuestro trabajo es ir al territorio y conversar con la gente, porque aclara muchos puntos. Cuando Jair Bolsonaro dice que hay que llevar el progreso nuevamente hacia el Amazonas porque esa pobre gente se está muriendo de hambre y la respuesta de los pueblos es que mueren de hambre solo cuando llega el «progreso», cambia la visión de las cosas. Esta idea de que tenemos que ayudar y que el progreso nos tiene que servir a todos es una idea muy globalizada y que tenemos integrada.

— Respecto a la obra Teatro Amazonas, mencionan que grandes decisiones tomadas sobre este territorio están unidas por el «delirio de grandeza”. ¿A qué se refieren? 

—Txalo: Nos fijamos en el concepto del delirio de grandeza. En cómo sobre ese territorio, desde que fue descubierto hace 500 años por un portugués, han ido sucediendo distintos proyectos delirantes de gente que cree que puede controlar cualquier parte del universo y cualquier parte del planeta, incluso uno de los sitios más ingobernables, el Amazonas. Y eso es Ford montando una plantación de caucho o un tío que inventa un estado de fútbol gigante o un teatro de la ópera en medio de Manaos, o plantar una carretera gigante porque yo digo que tiene que pasar y todo lo que eso implica.

—Laida: Nos íbamos dando cuenta que había una cosa como un delirio de grandeza del blanco, que llega ahí dice: voy a poder con todo. Lo que ocurre es que casi siempre esa selva acaba poniéndote en tu lugar. Hasta que haya un momento en que la potencia técnica sea tan potente que podemos llegar a destruirlo todo, que sería un giro importante de los últimos años. ¿En qué momento tendremos la fuerza de superar esa selva indomable?

—Sobre la obra Tierras del Sud, que se enfoca en Argentina, mencionan que reescriben la expansión de la nación. ¿Qué elementos cambian o destacan?

—Txalo: Todos los países, cuando se independizan, necesitan generar un relato. En el caso de Argentina, el relato de cuando Argentina se vuelve el estado moderno, es decir, cuando “conquista el desierto” (Patagonia) se queda y se vende esta idea de que “todos los argentinos son europeos”. Esa idea de que ahí no vivía nadie, es un relato de nación.

—Laida: Nosotros partimos investigando sobre Benetton y terminamos escribiendo una pieza sobre el nacimiento de una nación. Así vamos encontrando el centro del proyecto, la potencia. Actualmente la Patagonia argentina está dividida en latifundios en manos de ingleses. ¿Cómo ocurre esto? Tiene que ver con las primeras políticas de repartición de tierras que ocurren después de la «Conquista del Desierto».

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Tierras del Sud. Créditos: AzokonaToloza.

Las obras

La pareja comenta que una de las mayores lecciones que les dejó este proceso fue aprender a escuchar. El ejercicio que hicieron fue dejar que los documentos y testimonios hablaran por sí mismos. “Nos dimos cuenta de que la historia es muy cíclica, sobre todo en estos temas. Los modos de operar, las violencias, las relaciones de poder que se establecían en ese momento van repitiéndose hasta el presente. Entonces la trilogía se va a la historia y contrasta, por ejemplo, discursos de la época con testimonios actuales. Así, cuando se llega al presente no se entiende como ideologías sino como hechos casi irrefutables.

—Entre las tres obras, ¿han visto puntos en común? ¿Hay algún gran villano?

—Laida: Si hubiera un gran villano, habría una solución fácil y una salida violenta porque habría que destruir a este gran villano. Pero este es un villano transversal que lo tenemos metido hasta la médula, es una cosa sistémica.

—Txalo: Nosotros hablamos de neocolonialismo, barbarie y cultura contemporánea. Esta última es muy importante porque nos implica a nosotros también. Básicamente el dinero con el que nosotros hacemos estas piezas también está manchado. Decir que el capital es el culpable es desentendernos del problema. Porque también tiene que ver con nosotros, somos parte de un entramado que hace que esta rueda gire.

—¿Qué rol cumple el medioambiente y la naturaleza en sus obras?

—Txalo: Nosotros hablamos básicamente de extractivismo, que sí o sí sucede en contra de la naturaleza.

—Laida: El territorio lo miramos igual que lo humano, este se pone en el mismo nivel el medio ambiente. Nos dimos cuenta de que la barbarie sobre el territorio era tremenda en un lugar como el Amazonas, pero esta nos importa solamente porque tenemos miedo a no respirar y no por la gente que habita ahí. Si tratamos con ese descuido a personas y a cosas de las que dependemos, imagina a objetos inertes. Por eso ahora estamos trabajando en lo mineral.

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Laida Azkona en Tierras del Sud. Créditos: Alessia Bombaci.

—¿Qué les sorprendió más en todo este proceso?

 —Txalo: Hay dos cosas anecdóticas que me marcaron y que se han transformado en puntos importantes para las piezas siguientes. Una lonco mapuche nos dijo que todo lo que nos rodeaba era sujeto de derechos y que todo está vivo incluyendo las piedras. Eso se transformó en gran parte de la nueva serie que estamos trabajando sobre la barbarie minera. Y otra cosa que me llamó la atención es que, en el Amazonas, el verde y el azul son el mismo color. Es una cosa del lenguaje. Hay muchas lenguas del planeta en que los primeros colores que aparecen son el blanco y el negro. Los colores nacen a medida que se van necesitando. En lugares donde hay mucha agua y mucho verde, son el mismo color, solo con distintos matices.

—Laida: Viniendo de Europa, de una ciudad con ritmos acelerados, yo siempre recuerdo los primeros encuentros con las mujeres mapuche, cuando me dijeron “yo cada mañana me levanto y agradezco”. Fue un aprendizaje tan fuerte, es otra manera de estar y conectar con las cosas importantes. Esto es vivir.

—Txalo: Me he emocionado con lo que has dicho, me he puesto a llorar.

Después de derramar algunas lágrimas, conmovido por los dichos de su pareja y colaboradora, Txalo comenta las formas concretas en las que condensan conceptos tan complejos en una obra de una hora y media.

“Nosotros decimos que venimos de las artes vivas, no del teatro”, comenta Txalo.

Proyectan imágenes, interactúan con el público y reproducen música que resembla a bandas sonoras. Un trabajo vital es la construcción de paisajes, de los que hablan frente al público y al cual enfrentan a los datos duros y la violencia presentada. “Toda la barbarie que ha pasado en este territorio, todos los muertos, toda la sangre que ha pasado por aquí en distintas épocas no ha impedido que ese sitio sea hermoso (…). Podemos quemar el Amazonas 40 veces y ese territorio va a volver a regenerarse y va a volver a ser tan salvaje como era antes», comenta.

—¿Qué esperan del público que asiste a las funciones?

—Laida: Esperamos que al día siguiente algo se les haya movido un poquito por dentro, que quieran saber más. Que algo que se les haya desestructurado o se les ocurra alguna cosa en la que nunca habían pensado.

—Txalo: Las artes contemporáneas, para mí tienen que generar preguntas, no certezas.

La obra «Teatro Amazonas» estará siendo presentada en el Centro Gabriela Mistral (GAM) el jueves 12, viernes 13 y sábado 14 de octubre, desde las 20:00. La entrada general cuesta $8.000 con descuentos para estudiantes y personas mayores. Para comprar las entradas accede al siguiente link:

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