Rocío Cruces es profesora de Ciencias Naturales y Biología. Trabajó durante muchos años en la Universidad de Concepción, en un proyecto de divulgación científica y de apoyo a los profesores en la enseñanza de la ciencia. Sin embargo, hoy dedica sus esfuerzos a una tarea algo alejada de este rubro, un poco menos académica y más vinculada al trabajo en terreno con sus queridas cabras.

Todas las mañanas Rocío se levanta junto con su pareja, Víctor Faúndez, para comenzar con su rutina de trabajo en Santa Juana, Región del Biobío. Lo primero que hacen es llevar a las casi 180 cabras que conforman su rebaño a los sectores aptos para su pastoreo, en diferentes lugares del territorio. Mientras los animales se alimentan, Rocío y Víctor revisan que todo esté en orden con su corral, así como con la infraestructura que las cabras habitan. Luego, continúan trabajando en su otro proyecto, Bosques de Chacay, hasta que llega la hora de ir a buscar a sus compañeras para hacerlas retornar a su corral.

Créditos: Fundación Lepe.
Créditos: Fundación Lepe.

La rutina puede parecer común y corriente, sin embargo, cada vez que estas cabras hacen su recorrido para pastorear, lo que en realidad están haciendo es prevenir la propagación de futuros incendios, consumiendo toda la vegetación que, al secarse, se transforma en un posible foco incendiario.

«Creo que estar en este minuto donde estoy ha sido una especie de regalo que la vida me ha dado. Una responsabilidad que yo no busqué, pero que me hace sentir ese llamado, para transmitir esto que me tocó vivir, y los resultados que se obtienen a través de esta metodología, para lograr proteger la vida en el campo de las amenazas dolorosas, como es el caso de los incendios forestales», relata Cruces.

El nacimiento del proyecto

En 2016, Rocío y Víctor, encontraron un pequeño bosque nativo en medio de una zona rural en Santa Juana, donde decidieron crear un parque para conservar las especies allí presentes, y, además, utilizar aquella oportunidad para entregar, a través del ecoturismo, una forma de vida sostenible en torno a la naturaleza. Se trata de Bosques de Chacay, espacio que se ha transformado en una vitrina para los productos campesinos de su comunidad, donde otros emprendedores de la comuna de Santa Juana entregan sus servicios y productos, y los visitantes más aventureros pueden disfrutar realizando Mountain Bike.

El primer año fue tranquilo, hasta que el miedo por los incendios forestales comenzó a transformarse en una realidad y en una parte importante de su nueva vida. En 2017, diversos focos de incendios forestales afectaron la zona central del país, quemando miles de hectáreas. Entre esas estaba la zona circundante al bosque de Rocío. Es así como, en un intento por salvaguardar todo lo construido hasta ese momento, se dedicaron a investigar formas de protegerse, de prevenir la llegada del fuego a las puertas de su hogar. Fue en ese momento cuando, la idea fundacional del proyecto Buena Cabra, comenzó a tomar forma.

Créditos: Fundación Lepe.
Créditos: Fundación Lepe.

En medio de sus indagaciones, descubrieron que las cabras podían cumplir con el rol de prevenir la expansión de los incendios, al consumir selectivamente la vegetación, eliminando aquella que podía servir de combustible para las llamas. Todo esto sin la necesidad de recurrir a herbicidas.

Basándose en la experiencia internacional de países como España, Portugal, Estados Unidos, Canadá, y Australia, donde esta metodología de cortafuegos naturales se utiliza con diversas variantes, decidieron aventurarse con su primer rebaño de cabras, conformado por unos 50 ejemplares.

La prueba final: la idea funciona

En el verano de 2023 su metodología fue puesta a prueba con los incendios que azotaron a Santa Juana, afectando a cerca del 55% del territorio. Rocío comenta que, junto con su pareja, huyeron con su rebaño hasta llegar a una zona donde estaban seguros que no podrían ser alcanzados por el fuego. De acuerdo con sus memorias, fue una experiencia aterradora y llena de incertidumbre.

«Fue una situación traumática. El verte rodeada de fuego, con un sonido terrorífico que emite el viento de fondo, mientras los árboles se queman, y los vehículos y casas explotan. Luego viene el humo. Estuve casi dos semanas respirando el humo», relata Cruces. «Cuando el siniestro terminó, al ver que nuestro parque se había salvado, se vinieron unos sentimientos encontrados al ver a mis vecinos en el suelo quemado, perdiéndolo todo», agrega.

Créditos: Buena Cabra, Rocío Cruces.
Créditos: Buena Cabra, Rocío Cruces.
Créditos: Buena Cabra, Rocío Cruces.
Créditos: Buena Cabra, Rocío Cruces.

Sin embargo, de la tragedia nace la esperanza, ya que, producto del éxito de sus cabras, pudieron obtener financiamiento de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo). Gracias a eso, les fue posible comprar implementos que les permitieron llevar al rebaño a otros territorios, instalar mallas para delimitar la zona de pastoreo, y contratar a una persona que cuidara a las cabras y las fuera rotando de un área a otra.

«Nosotros estamos implementando una metodología de prevención de incendios, sin uso de herbicidas, por medio de un pastoreo estratégico de un rebaño de cabras, en un contexto de ruralidad, donde se convive con plantaciones de eucaliptos (…). La metodología es un pastoreo controlado, a través de cercas, donde se genera una rotación de los animales del rebaño. Entonces, están un tiempo limitado en un espacio, luego se sacan de ahí, y se van pasando a otros espacios, para que vayan disminuyendo el material combustible herbáceo y arbustivo», explica Cruces.

Créditos: Buena Cabra, Rocío Cruces.
Créditos: Buena Cabra, Rocío Cruces.

El futuro es ahora

El sueño de la pareja es continuar expandiendo su proyecto, de forma que sea conocido por otras personas, y así pueda ser implementado en otras localidades, con las variaciones pertinentes que deban adoptarse dependiendo de las distintas zonas.

Uno de los principales obstáculos para lograr esta meta es el financiamiento. Es así como, en busca de continuar con su trabajo, a principios del 2023, postularon al Fondo Común de Fundación Lepe. El proceso de selección fue largo y ordenado. De esta forma, les fue posible generar un proyecto robusto y emocional. Desde el minuto uno en que decidieron postular, recibieron todo el apoyo de su comunidad.

Finalmente, todo el trabajo invertido mereció la pena, ya que, cuando llegó el momento de conocer los resultados, se enteraron de que fueron uno de los 7 proyectos seleccionados por la fundación, obteniendo $30.000.000 de pesos, por el periodo de 18 meses. «Ha sido muy emocionante, tanto por las instituciones que respondieron al llamado de apoyo, como por aquellas que yo sé que se van a seguir sumando, y que van a fortalecer este proyecto. Esto nos da mucha esperanza de que, pasado los dos años que dura este financiamiento de Fundación Lepe, vamos a poder seguir adelante con esa metodología, y así proteger más territorio», afirma Cruces.

1 Comentario

1 Comentario

  1. Sebastian Correa

    La idea es buenísima y efectiva pero tiene que implementarse junto con leyes que permitan eliminar a las jaurías de perros qué en forma descontrolada e inpune por parte de los dueños, atacan a las cabras y ovejas.
    Atte.
    Sebastian Correa.

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