Todo comenzó en 1994. Elba Muñoz, directora y fundadora del Centro de Primates, cuenta que en ese entonces vivía en una casa grande en Peñaflor y que siempre, como familia, han tenido animales domésticos: gallinas, patos, perros, cuis, tortugas y conejos. Sin embargo, de pronto llegó un nuevo integrante a su familia. “Yo había ido a comprar con mis hijos y resulta que cuando volví estaba mi marido con un mono acá en la casa. Había venido un niño, un vecino, a ofrecerlo”, cuenta.

Se llamaba Cristóbal y era un mono barrigudo de ocho meses de edad. Con su llegada, en palabras de Muñoz, se dieron cuenta rápidamente que estaba a años luz de todos los otros animales que habían tenido. Era muy especial e inteligente. Demostraba emociones que no habían percibido en otro animal: Cristóbal sentía, por ejemplo, vergüenza. 

Fotografía familiar en la que aparece Cristóbal. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.

Este mono barrigudo fue, sin querer, el punto de partida. Elba es matrona y su esposo, Carlos Almazán, es pediatra. Ambos eran bastante conocidos en Peñaflor, por lo que se empezó a correr la voz de que ellos tenían un mono en su casa. Así recibieron a un segundo mono para hacerle compañía a su hijo no humano. “Si bien no era de la misma especie, nosotros lo recibimos para que Cristóbal jugara con otro mono. Nosotros teníamos que seguir nuestra vida, ir a trabajar, y los niños ir al colegio, y él se quedaba solito”. Tiempo después recibieron a otro primate. Luego fueron cuatro y, pronto, cinco monos. Muchas personas tenían monos en sus casas, probablemente de manera ilegal. Elba los inscribía en el SAG tras recibirlos. 

Elba con Pulito, un mono barrigudo que crió desde los dos meses de vida. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.

La directora explica que las personas encuentran que los monos son muy entretenidos cuando son pequeños. Son exquisitos, dice. Sin embargo, un animal así puede hacer lo que quiera: salta, corre, trepa, agarra todo lo que pueda. Con las manos, los monos pueden hacer el movimiento de pinza y abrir llaves o cajones, o apretar teclas. “Cuando los monos se transforman en lo que son, es decir, en monos, son peligrosos. Se puede sacar a un animal de la selva, pero no la selva de un animal” agrega. 

La creación del centro fue motivada por la cantidad de monos que estaban en casas particulares, que fueron adquiridos por tráfico. En Chile no existen especies nativas de monos. Así, en 1996 el SAG autorizó que este lugar fuera el paradero final de los animales decomisados. Lo que partió como un lugar de acogida para monos, terminó siendo un centro de rescate y rehabilitación, que hoy alberga a más de 150 primates.  

Rocky. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.
Pupi. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.
Pelao Antonio. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.

Un día normal en el Centro de Primates

A las afueras de Santiago, cerca del conocido Parque El Trapiche, se encuentra el Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates de Peñaflor. El sitio tiene 16 hectáreas adaptadas para recrear lo más fielmente el hábitat de estos monos. Por ejemplo, el lugar se mantiene muy húmedo durante todo el año. 

Los fines de semanas reciben visitas guiadas, con el objetivo de educar a las personas, y para recaudar dinero para la mantención. Sin embargo, durante el resto de la semana, la actividad no se detiene.

Babuinos comiendo zanahoria. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.
Mono capuchino comiendo durazno y afirmando un huevo con su pata. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.

En la mañana los monos desayunan pan con miel o con semillas. Se les entrega el pan en la mano a cada uno, con el objetivo de aprovechar esta interacción para observar el estado de salud de los primates. En la tarde comen frutas, verduras y semillas. Estas cantidades enormes de comida las reciben entre aportes voluntarios y donaciones de programas de supermercados para no perder los alimentos que estén por vencer. 

Durante estos fríos meses, los techos de las jaulas se tapan con un plástico para que no se mojen con las lluvias, pero siempre procurando que puedan tomar luz del sol. Algunos monos más ancianos tienen calefacción dentro de sus dormitorios, además de las frazadas que todos tienen. 

Huguito y Jocelyn, dos monos capuchino. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.

¿Pero cómo se llevan entre ellos? Todos los grupos que ha formado el centro para que convivan en su jaula, ya que se han encargado de hacer un estudio etológico en cuanto llega un mono. También monitorean cómo evolucionan las relaciones entre ellos para hacer modificaciones. “Son como los humanos. Van cambiando a través de su vida, y a veces hay que formar nuevos grupos de amigos” agrega Muñoz.

Rescate y rehabilitación 

Para traficar una cría de mono se debe matar a su madre, para luego desprender a la cría de su cadáver. Según las estimaciones de un artículo de Wildlife Conservation Society (WCS) y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) de Perú, 9 de cada 10 monos capturados en el mundo mueren antes de llegar a ser mascotas, ya sea durante su captura o su comercialización. 

Caja de transporte con cinta del SAG en la que llegó Francisquito.
Distintas cajas de transporte de monos.

La misión del centro es “proteger, rehabilitar y mejorar la calidad de vida de los primates en situación de vulnerabilidad, ya sea debido a la pérdida de hábitat, el tráfico ilegal, el maltrato o cualquier otra forma de explotación”, tal como indican en su sitio oficial. 

“Apenas se encuentra una especie decomisada, o siendo traficada, debe ir a un centro de rehabilitación. Si se decomisa en una aduana, se devuelve al país de origen. Pero si el mono ya ha pasado la frontera, y ya está en la ciudad, ese mono debe ir a un centro de rehabilitación. Ya está contaminado. No va a ser reinsertado en su país de origen”, explica Muñoz.

Entre los habitantes del centro hay monos rescatados de laboratorios de experimentación. Para un estudio universitario sobre cómo reacciona el cerebro ante los distintos colores en los anuncios publicitarios, mantenían a monos con el cráneo abierto y el cerebro expuesto, en fríos laboratorios. 

Jaulas de transporte individual de los babuinos rescatados del Circo de Los Tachuelas. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.

También hay monos rescatados de distintos circos del país. Respecto a esto, el Centro de Primates fue parte de una incautación histórica el 2016 de monos babuinos del conocido Circo de Los Tachuelas. Este operativo, en conjunto con la Bidema de la PDI, el SAG y funcionarios del Zoológico Nacional duró casi dos semanas, pero terminó por rescatar de una parcela de La Pintana a estos monos que, según constataron en los informes médicos, sólo se alimentaban de zanahorias.

Cuando estos babuinos llegaron al Centro de Primates tocaron por primera vez la tierra y el pasto. Según el centro, los monos miraban impresionados la vegetación y la comida, que, asumen, nunca habían visto en sus vidas.

Babuinos antes de ser rescatados del Circo de Los Tachuelas. Créditos: Centro de Rescate y Rehabilitación de Primates.

En su sitio web, puedes comprar entradas para las visitas guiadas que ofrece el centro. Incluso puedes apadrinar un mono y visitarlo. 

1 Comentario

1 Comentario

  1. Carlos Arancibia Novoa

    Solo queda dar las gracias infinitas a Elba y Carlos por la grandiosa labor de rescate que ellos realizan. Lo que partió con animales domésticos, hoy es un gran centro de rescate y rehabilitación de los primates. Felicitaciones.
    También mis felicitaciones a la autora del artículo por ser muy precisa y contundente en la información y hacerla presente al lector de tal forma que a uno lo cautiva y motiva para hacer algo más que leer un artículo. Mis felicitaciones Ignacia.

Responder...