A fines del Pleistoceno y comienzos del Holoceno el clima osciló hacia la aridez como consecuencia del término de las glaciaciones. Este clima favoreció la expansión del bosque esclerófilo, presente desde el Plioceno en el valle central, el cual se habría distribuido hacia las áreas ocupadas por la comunidad tipo Fray Jorge, a su vez afectada por la menor humedad. La mezcla con el elemento esclerófilo habría provocado la desestructuración florística de la comunidad original y su restricción a aquellas localidades favorecidas por las neblinas costeras.

 

Relicto: Remanentes. Sobrevivientes de fenómenos naturales.

© Paulina Olguín
© Paulina Olguín

En Chile, la existencia e importancia de estos bosques está dándose a conocer principalmente gracias a la gestión de CONAF en Fray Jorge, que ya forma parte de los Parques y Reservas Nacionales de Chile. Sin embargo, el trabajo para expandir el conocimiento e importancia de estos ecosistemas aún es insuficiente. Actualmente diferentes organizaciones han tomado parte en esta iniciativa de conservación, elaborando planes de manejo y promoviendo investigaciones que avalan su aporte ecológico a nivel mundial, basados en su particular sistema de funcionamiento y una nutrida biodiversidad.

La zona costera entre Valparaíso y Los Molles es de las áreas de mayor riqueza biológica del mar chileno. Esto se debe a la influencia de la corriente de Humboldt y también a la topografía del fondo marino y de la costa de esta zona.

Esta corriente trae neblinas que se condensan sobre el mar y los cerros de la costa. En Chile, hay pocas barreras que permiten la precipitación de neblina. Las comunidades biológicas de estos cerros costeros subsisten gracias a la interacción de estas brumas con la Cordillera de la Costa.

El bosque costero de Zapallar, es el tipo de hábitat mediterráneo menos común y más importante para la biodiversidad; por esto se ha identificado como “hot spot” de la biodiversidad.

La cadena de Glaciaciones separó los bosques de Zapallar, Santa Inés en Pichidangui y Los altos de Talinay en Fray Jorge, de los bosques de la zona austral de Chile. Estos, son la evidencia de que éste fue el ecosistema de la parte central de Chile y el único remanente del bosque húmedo pluvial valdiviano que contiene especies que poblaban densamente la región cuando había más precipitaciones que hoy.

 

Cerro El Boldo

Ubicado al norte del balneario de Zapallar con una altitud de 500 msnm, alberga parte de este particular ecosistema de los Bosques de Zapallar. En esta zona precipita un promedio de 370mm de lluvia al año. Sin embargo, las precipitaciones de neblina costera aportan más de 1000mm de agua anual al ecosistema local, convirtiendo este lugar en un verdadero oasis verde.

©Gabriel Rodríguez
©Gabriel Rodríguez

La ladera norte se compone mayormente de vegetación xerófita (poseen una capa de cera que impide su deshidratación) con plantas de tallos secos y otras suculentas adaptadas a ambientes secos (chagual, cactáceas, boldo, molle y litre), y las zonas húmedas comprenden un soto mixto de peumo, belloto, olivillo y petrilla. Por su capacidad de “guardar el agua” se conoce a este bosque como un bosque esclerófilo costero. La Orquídea y la Alstromeria, las añañucas y el azulillo (bulbos) tienen raíces suculentas ó tallos subterráneos donde guardan el agua.

Alstroemeria. ©Gabriel Rodríguez
Alstroemeria. ©Gabriel Rodríguez

El período de floración se vuelve esencial para las aves migratorias como el picaflor gigante. Aves como el Rayadito, el colilarga, la Torcaza, el Concón, y la Madre de la culebra, son especies que también podemos encontrar en este bosque.

Belloto ©Gabriel Rodríguez
Belloto ©Gabriel Rodríguez

Previo a las glaciaciones existen el Olivillo, el Canelo, la Petra, y algunos helechos los que son la base botánica del bosque relicto que luego fue colonizada por Peumos, Bellotos del Norte (especie declarada Monumento Natural), entre otros. Otra especie endémica del bosque costero es la pasiflora, única especie chilena de familia netamente tropical, encontrada en los cerros de Santa Inés de Pichidangui y en los Bosques de Zapallar.

Passiflora. ©Gabriel Rodríguez
Passiflora. ©Gabriel Rodríguez

El pingüino de Humboldt también tiene colonias en esta zona, la “Isla de los Pingüinos frente a la playa de Cachagua es una de ellas. También el Chungungo o Lontra felina que es la única especie del género Lontra que se encuentra exclusivamente en el hábitat marino.

 

La niebla

 

©Santiago Figueroa
©Santiago Figueroa

“El fundamento vital de este bosque es la interacción de su follaje con el viento y la condensación de las aguas, resultando precipitaciónes de neblina que es su mayor recurso hídrico. Este sistema de alimentación permite que los suelos del bosque sean significativamente nutridos y que los tallos y raíces suculentas guarden el agua para temporadas más secas”

Los vientos provenientes del pacífico se dirigen a la costa y pierden su humedad por la baja temperatura del agua, produciendo densas capas de neblina (camanchaca). Estas se ven forzadas a ascender debido a la orografía del terreno costero, enfrentándose a una altitud de 400msnm. En Zapallar los altos cerros generan un microclima, debido a la interrupción brusca del nivel de inversión térmica con el acantilado costero.

 

Un parque sustentable

A fines de los años 90 en el cerro El Boldo fue aprobada la construcción de un condominio de 10 edificios de 4 pisos, que luego de múltiples apelaciones y temas judiciales fracasó. Estos terrenos pasaron a manos de un banco que tiempo después los sacó a remate. Ante esta peligrosa situación, un grupo de personas se unieron para adquirir 110 parcelas rematadas comprometiéndose a entregar gran parte de ellas a la conservación de su ecosistema.

La Corporación de Bosques de Zapallar, creada para difundir y promover el cuidado de este bosque, propuso diseñar parte de la infraestructura base para implementar un parque de conservación que tiene una extensión de 70 hectáreas en la zona de mayor biodiversidad de estos bosques.

Basado el mecanismo natural de alimentación del bosque relicto, se desarrolló un módulo habitable de cubierta atrapaniebla que permite utilizar y almacenar las precipitaciones recolectadas en la parte superior de su estructura para luego almacenarlas y reutilizarlas para riego o uso doméstico.  Este módulo permite resolver el programa básico necesario para el desarrollo de un parque de conservación para promover y difundir la importancia de este ecosistema (centro de información, caseta de guarda parques, bodega, entre otros).

© Paulina Olguín
© Paulina Olguín

Gracias a su planta hexagonal el módulo permite crecer orgánicamente en el terreno y entrega la flexibilidad para, eventualmente, ser construido en etapas (es posible construir uno ó más módulos dependiendo de la necesidad del programa).

© Paulina Olguín
© Paulina Olguín

El objetivo principal, es potenciar el bosque de Zapallar como zona de investigación, conservación y referente turístico, y poner en valor su sistema de alimentación relacionando la arquitectura con lo natural a través de elementos construidos que de alguna manera pasan a ser parte de su sistema biológico, que evidencian y a su vez utilizan el mismo mecanismo de abastecimiento de agua. De esta manera invitan al visitante a entender la lógica del lugar y dialogar con su esencia y que la arquitectura sea soporte de una experiencia de reflexión y ocio en torno al tema de fondo que es la conservación de nuestro hábitat.

 

Fuente: “El Bosque de Zapallar”, Corporación de Bosques de Zapallar 1ºedición, 2012.
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