En septiembre de 1962 la bióloga marina Rachel Carson, publicaba la primera edición del que posteriormente pasaría a ser un Best Seller internacional: Silent Spring (Primavera Silenciosa) (fig.1). El relato se iniciaba describiendo un pueblo cualquiera en el contexto norteamericano que se emplaza y desarrolla en armonía con su entorno “natural.” De pronto el lugar se ve invadido por una extraña plaga que amenaza la supervivencia de la fauna y la salud de sus habitantes. Si bien el entorno no presenta demasiadas variaciones escénicas, la llegada de la primavera delata, mediante el silencio, una tragedia: ya no hay aves ni insectos que anuncien el cambio de estación.

Portada del libro Silent Spring de Rachel Carson publicado en 1962.
Portada del libro Silent Spring de Rachel Carson publicado en 1962.

Al estilo de una fábula y mediante un lenguaje sencillo y preciso, Carson buscaba denunciar los peligros de una plaga invisible elaborada y distribuida por el hombre, el diclorodifeniltricloroetano. Más conocido como DDT, el pesticida comenzó a utilizarse en la década del cuarenta para el control de plagas en cultivos agrícolas. Hacia fines de los cincuenta sus usos ya se habían expandido a la industria y al dominio doméstico con avionetas  que bañaban los jardines de los suburbios norteamericanos para mantener el ansiado verde del césped.

Rocío de DDT en el suburbio norteamericano. Captura de pantalla de American Experience.
Rocío de DDT en el suburbio norteamericano. Captura de pantalla de American Experience.

Si bien la publicación fue inicialmente subestimada, tanto por sus pares como por la industria científica, el mensaje, potente y didáctico, se masificó entre los ciudadanos de a pie. Silent Spring ponía en evidencia paradojas fundamentales respecto de la construcción de áreas de paisaje y ponía en crisis aquello que culturalmente se comprendía como “naturaleza”.

Titular del 22 de julio de 1962 de New York Times.
Titular del 22 de julio de 1962 de New York Times.

Por una parte dejaba de manifiesto una obsesión cultural por la presencia de material vegetal en las escenas suburbanas, materializada en un uso extensivo y prácticamente exclusivo del césped como único elemento conformante de la “naturaleza” urbana. Por otra, una evidente negligencia respecto de los ecosistemas que formaban parte de esta imagen “verde”. Por último, delataba la contradicción subyacente en intentar reproducir espacios de “naturaleza” que ya habían sido transformados por parte del hombre, requiriendo para ello de infraestructuras y desarrollos tecnológicos que, en el caso particular del DDT, ponían en crisis la supervivencia de las especies habitantes de esta añorada “naturaleza”.

A. Eisenstaedt, Rachel Carson seaside, examining specimen in jar, 1961. ©Life Magazine
A. Eisenstaedt, Rachel Carson seaside, examining specimen in jar, 1961. ©Life Magazine

Silent Spring se describe hoy como un pilar fundamental del movimiento ambientalista que se inicia en el Estados Unidos de mediados de los 60’ y que cobra potencia la década siguiente. Un aspecto fundamental de esta apropiación argumental radica en una aproximación que hace confluir aspectos ecológicos y sensoriales presentes en el paisaje. Para Carson destruir un ecosistema no sólo era un problema ambiental sino que también un drama emotivo; el de habitar una naturaleza inerte. Contaminar el suelo, el agua y el aire no solo generaba problemas de salud en los habitantes sino que nos situaba, como especie, frente a una amenaza inmaterial que acecha desde la sombra y de la cual desconocemos su peligro real. El sentimiento de inseguridad que propone Carson devuelve a la naturaleza a una condición salvaje, intimidando ya no por las bestias indómitas presentes en el territorio, sino que por los químicos que la humanidad ha insertado en ella.

Portada del libro Rambunctious Garden publicado en 2011.
Portada del libro Rambunctious Garden publicado en 2011.

Aunque hoy sabemos que no tuvo igual impacto mediático, el periódico norteamericano San Francisco Chronicle comparó inicialmente a The Rambunctious Garden (algo así como el jardín bullicioso) de Emma Marris, con Silent Spring. El libro de 2011 le debe su título a una hipótesis que propone ampliar la idea de naturaleza incorporando a su definición cultural ecosistemas vernáculos generados a veces por –y otras a pesar de– la intervención del hombre. Esto como la alternativa más viable para salvar la naturaleza en un mundo post salvaje. Si bien son aproximaciones distintas, ambos Silent Spring como The Rambuctious Garden, se refieren a temáticas ecológicas emergentes en su respectivo contexto histórico y construyen, sin perder el rigor académico, un argumento conmovedor a través de una prosa accesible.

Luego de visitar una serie de sitios destinados a la conservación y restauración ecológica Marris expone los principales conflictos subyacentes en la ideología y las políticas asociadas a la temática. El relato se inicia en Yellowstone, primer parque nacional norteamericano declarado para conservación pública en 1872, y referente directo de nuestro modelo de conservación local. Este paradigma clásico de protección está, desde la perspectiva de Marris, posibilitado únicamente por la disponibilidad de vastas extensiones de tierra y por tanto culturalmente arraigado en América, no así en Europa. No obstante el avance de la transformación territorial por parte del hombre ha puesto el modelo en crisis, cada vez es menos probable contar con áreas de baja intervención humana para ser separadas y legalmente protegidas. Adicionalmente la protección de territorios considerados “prístinos” tiende a ignorar historias de ocupación previa y a idealizar una estabilidad en los ecosistemas que el conocimiento actual ha evidenciado como relativo.

Bisonte europeo cruzando un camino en el Białowieża Forest en Polonia, 2017 ©wildpoland.com
Bisonte europeo cruzando un camino en el Białowieża Forest en Polonia, 2017 ©wildpoland.com

Es a partir de este cuestionamiento inicial y buscando modelos para conservar en el siglo XXI que el relato recorre una serie de iniciativas de conservación que diversifican la icónica propuesta de Yellowstone. El Białowieża Primeval Forest en Polonia en la figura 6, el re-wildening (o vuelta a lo salvaje) propuesto para el sitio de Oostvararderplassen en Holanda en la figura 7 y las migraciones asistidas de flora en Norteamérica para proteger especies en riesgo por el cambio climático, son algunas de las iniciativas actuales que incorporan declaradamente la acción del hombre, mediante infraestructuras y desarrollo científico, a una tarea global en pos de la conservación.

Así como Silent Spring estableció en su momento interrogantes en torno al cruce entre paisaje y ecología, The Rumbuctios Garden revisita, a la luz del contexto y conocimiento actual, preguntas fundamentales; ¿Por qué?, ¿Para que?, ¿Qué? y ¿Cómo? conservar. Examinar con atención dichas interrogantes, no solo desde la perspectiva ecológica sino también desde el ámbito cultural, propone construir una mirada crítica para enfrentar los cambios futuros en esta materia y espesar un discurso de conservación, que a través de medios y políticas públicas, tiende a presentar lo relativo a la “naturaleza” y lo “verde” como intrínsecamente virtuoso.

Bibliografía

Rachel CARSON, Silent Spring (Boston, Houghton Mifflin, 1962).

Emma MARRIS, The Rambunctious Garden (New York, Bloomsbury Publishing Plc, 2011).