Aunque suelen vincularse a regiones tropicales, en Chile existen alrededor de 72 especies de orquídeas nativas, una amplia familia de plantas con flores, que destacan por sus particulares formas y colores, distribuyéndose a lo largo del territorio nacional, con la mayor cantidad de grupos entre las regiones de Valparaíso y Biobío. Pese a esta gran diversidad, en nuestro país sólo se conoce el estado de conservación de 13 de estas especies.

Orquídea Chloraea-piquichen ©Gerard Poblete
Orquídea Chloraea piquichen ©Gerard Poblete

Con el fin de contribuir al conocimiento de estos carismáticos seres vivos, y ayudar a su protección en Chile, es que el pasado 2 de septiembre se realizó el lanzamiento del programa “Monitoreo Ciudadano de Orquídeas Nativas 2021”. El proyecto, liderado por CECORCH, cuenta con el apoyo del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) y la plataforma iNaturalist.

“Queremos invitar a todas las personas, en especial a las organizaciones locales, a ser parte de este proyecto para convertirse en monitores de orquídeas y, de esta manera, ayudar a recabar información sobre la distribución, estado y amenazas de las poblaciones de orquídeas nativas, con el fin de aportar a la clasificación de sus estados de conservación. Todo esto, considerando que muchas especies están en peligro en todo el mundo. El año pasado ya tuvimos una experiencia similar y esta vez queremos sumar a más personas interesadas a esta linda iniciativa”, explica Isabel Mujica, científica del IEB y directora de CECORCH.

Monitora en Llico con Bipinnula fimbriata (no evaluada) ©Isabel Mujica
Monitora en Llico con Bipinnula fimbriata (no evaluada) ©Isabel Mujica

La versión piloto de este monitoreo se realizó el 2020, oportunidad en la que más de 100 personas a lo largo de todo Chile se ofrecieron para monitorear poblaciones naturales de orquídeas. “A partir de esta experiencia pudimos detectar algunas dificultades que han sido abordadas y afinadas para la versión 2021, cuyo trabajo se enfocará en las comunidades locales y la utilización de la plataforma iNaturalist, que permite identificar especies a través del teléfono celular”, agrega la bióloga, y quien comenzó a trabajar con orquídeas desde su magíster.

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Cuidando todo el ecosistema

El lanzamiento del proyecto coincide con la temporada en que las orquídeas comienzan su etapa de floración en territorio chileno, período que se extiende hasta enero y febrero aproximadamente. El resto de los meses, estas plantas permanecen viviendo bajo tierra, y a partir del otoño o del invierno emergen a la luz a través de pequeñas hojas. Sin embargo, durante todo el año las orquídeas generan vínculos estrechos con otras especies, principalmente con diferentes tipos de hongos.

“A diferencia de la mayoría de las orquídeas que hay en el mundo, las chilenas son terrestres y no epífitas (que crecen sobre otras plantas) y representan algunos de los linajes más antiguos del continente. Todas las orquídeas dependen mucho de sus interacciones con otros seres vivos que existen en su hábitat. Las orquídeas tienen semillas pequeñas que no poseen reservas energéticas, por lo tanto no pueden germinar por sí solas. Por ello se asocian a un hongo, el cual entrega nutrientes a la planta hasta que ésta desarrolle sus primeras hojas y así pueda hacer fotosíntesis”, explica la científica.

Orquídeas en peligro crítico. Gentileza IEB / Cecorch
Orquídeas en peligro crítico. Gentileza IEB / Cecorch

En el contexto de esta interdependencia, Isabel Mujica explica que la calidad del suelo es indispensable, y que al cuidarlo se protege a la enrome red de hongos, y con ellos, a las propias orquídeas.

“Las orquídeas interactúan con polinizadores muy específicos, que a su vez dependen de otras plantas, lo cual también aporta a esta visión de interdependencia en la naturaleza, un punto que para nosotros es clave y necesario de transmitir. Por todo esto es que, junto a su belleza, que genera gran atracción en las personas, creemos que estas plantas son un modelo muy especial para apreciar la naturaleza en su conjunto, y ayudar a conservar ecosistemas y otras especies. Por ello las orquídeas podrían considerarse especies “carismáticas” pues a través del conocimiento sobre ellas también se puede generar un aprecio y cuidado mayor por el entorno que las rodea”, asegura la directora de CECORCH.

Por otro lado, la bióloga comenta que la mayor diversidad de orquídeas nativas en Chile se encuentra entre la Región de Valparaíso y la de Biobío, zonas en las que justamente nuestra biodiversidad de flora se encuentra más amenazada. Algunos de estos factores ya identificados, son el expansivo desarrollo inmobiliario y el crecimiento de las plantaciones forestales.

Monitores con Gavilea longibracteata (no evaluada) en cerro Chache ©Isabel Mujica
Monitores con Gavilea longibracteata (no evaluada) en cerro Chache ©Isabel Mujica

“En el extremo norte casi no hay orquídeas, y solo se ha identificado una especie que crece en bofedales, en el Altiplano. También hay algunas especies en la Patagonia, que son las últimas en florecer. Es por este escenario, considerando las amenazas actuales y las que vayamos identificando, que nos importa seguir conociendo y protegiendo con fuerza a estas especies a lo largo de Chile, junto al resto de los habitantes de sus ecosistemas”, finaliza Isabel Mujica.

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