«Seaspiracy: la pesca insostenible» es el nombre del comentado documental del director Ali Tabrizi, recientemente estrenado en Netflix. Aunque hay opiniones que ponen en duda la veracidad de algunos hechos, lo que podemos ver en esta película es que el cineasta británico se introduce temerariamente en el mundo de la pesca con el fin de demostrar el grave impacto humano en la vida marina: desde denunciar a entidades responsables por el asesinato mensual de millones de animales marinos y algunas triquiñuelas de la “pesca sustentable”, hasta una grave denuncia sobre esclavitud humana en las costas de Asia o el destape de certificados fraudulentos respecto a sellos “dolphin safe” (etiqueta que afirma que el pescado que va a ser consumido ha sido capturado sin dañar o matar delfines). Quisimos darle voz a tres miradas diferentes, para que cada uno se haga su propio ideal sobre el documental del momento.
Puedes encontrar el tráiler de Seaspiracy en el siguiente link: Seaspiracy Tráiler y el documental en la plataforma de streaming Netflix.

©Greenpeace
©Greenpeace

Max Bello es miembro de Mission Blue y experto en políticas públicas oceánicas, ha trabajado por más de 2 décadas con el objetivo de avanzar en la conservación marina en el mundo, y tiene una clara opinión sobre Seaspiracy.

“Creo que es un documental muy bueno, me gusta la narrativa en cuanto la persona va descubriendo efectivamente cuáles son las problemáticas, las amenazas más grandes y reales para el océano. Ese descubrimiento es un descubrimiento que yo creo de alguna forma ha todos nos ha ocurrido. Me parece que, números más o números menos, en general el mensaje es claro, y es la importancia de entender que el océano está efectivamente en peligro y que no hemos puesto la suficiente atención en esa situación, seguimos financiándolo y seguimos destruyéndolo”.

“Es importantísimo rescatar la frase de mi colega y amiga en Mission Blue, Silvia Earle, quien menciona que efectivamente el tema de la sustentabilidad es un tema altamente cuestionado particularmente en la industria. Obviamente, hay muchísima gente que vive de los recursos marinos, particularmente comunidades que viven directamente de esos recursos, pero hay que recordar esos recursos están siendo agotados por grandes empresas que son financiadas por estados con dinero”.

Max cierra sus análisis con lo siguiente: “En los mensajes al final, me parece clave y positivo que efectivamente está en el poder nuestro cambiar nuestra forma de consumo e impacto personal, sin embargo eso no va a solucionar la crisis. Hay cuestiones de política, tenemos que darnos cuenta qué hace nuestro Estado, qué hace el gobierno que elegimos respecto a cómo mejorar las condiciones o disminuir las presiones. Por ejemplo, la creación de áreas marinas protegidas son cosas que justamente todos deberíamos apoyando y seguir trabajando para poder lograr mucho más. El desafío es grande tanto como para las personas como para las organizaciones”.

Océano ©Maximiliano Bello
Océano ©Maximiliano Bello

Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana Chile, médica veterinaria y magíster en manejo de recursos naturales y sustentabilidad ambiental con mención en economía pesquera de la Universidad de British Columbia, Canadá, a continuación comenta su visión sobre el documental Seaspiracy. 

«Uno de los grandes méritos que tiene el documental es que no solo menciona las problemáticas, sino que también muestra imágenes inéditas, algo que muy pocas personas han podido registrar, lo cual por supuesto que genera un impacto y una necesidad de actuar de manera urgente y además pone de manifiesto problemas que la gran mayoría de las personas desconoce».

«Sin embargo, creemos que la solución planteada para salvar los océanos es una de muchas, ya que se requiere un sinnúmero de estrategias para aumentar su protección y disminuir drásticamente las fuentes de contaminación. Respetamos profundamente a quienes pueden tomar la decisión de dejar de consumir productos del mar para así aportar en detener los daños producidos, pero creemos que no es posible para todo el mundo. De hecho, en Chile, son miles de familias que viven de la pesca artesanal y/o de subsistencia, muchas de ellas han realizado esa actividad por generaciones y en otras partes del mundo, es la única fuente de proteínas que tiene la población, por lo que vemos injusto opinar o exigir que esas comunidades dejen de consumir pescados y mariscos».

«Las problemáticas expresadas en el documental han sido abordadas hace mucho tiempo por la ciencia y se han propuesto distintas soluciones, pero el problema pesquero es tan complejo como el tráfico de armas y drogas, el cual tampoco ha podido ser solucionado. Los estados cumplen un rol fundamental en la regulación tanto pesquera como en la contaminación que se vierte a los océanos, por lo que desligar la responsabilidad de éstos para atribuirla totalmente a los consumidores es un tanto simplista«.

Sobre la pesca en Chile añadió lo siguiente: «En relación a la sustentabilidad pesquera, nuestro trabajo en Chile se ha enfocado en eliminar los artes de pesca destructivos utilizados por la industria, combatir la pesca ilegal y en la creación de grandes parques marinos como el de Juan Fernández y Nazca Desventuradas, cerrados a toda actividad extractiva, buscando así la recuperación de ciertas zonas de gran importancia por su biodiversidad. En la última década, Oceana en Chile ha sido la única organización que ha impulsado públicamente la eliminación de la pesca de arrastre de fondo cuyas redes destruyen hábitats de importancia y arrasan con distintas especies. Hemos impulsado la creación de áreas marinas protegidas en zonas muy conflictivas por los intereses que hay de las industrias, como es el caso de La Higuera, en la región de Coquimbo y lo mismo en la Patagonia, donde hemos resguardado una de las últimas áreas que no tienen salmonicultura como es el caso de Caleta Tortel».

«La pesca, tanto a pequeña escala como comercial, puede y debe realizarse de manera sostenible, de modo que los hábitats, las poblaciones de peces y las comunidades costeras prosperen. Hay ejemplos probados de todo el mundo de comunidades pesqueras que se han encargado de preservar las poblaciones de peces en sus aguas cercanas, así como ejemplos de políticas a nivel nacional que han sido eficaces para regular y reconstruir las poblaciones de peces. Oceana no promociona ni apoya los ecoetiquetados ya que existe una larga discusión sobre los impactos que estos han generado contraviniendo la sostenibilidad en algunos casos».

En conclusión, Liesbeth nos cuenta: «Para salvar los océanos, todos debemos asumir una cuota de responsabilidad sobre su masivo deterioro, en donde todos tenemos la opción de dejar, por ejemplo, de consumir plástico de un solo uso o salmón. Sin embargo, el estado tiene una gran responsabilidad también sobre cómo se administran los recursos y cómo impedimos que nuestros países dejen de emitir fuentes de contaminación que terminarán devastando el océano, ejemplos son la salmonicultura, los plásticos y los relaves.  Lo importante es que “Seaspiracy” puso en la mesa la discusión sobre los océanos, al final del día, es la única forma de poner la vara más alta en su conservación».

Océano ©Maximiliano Bello
Océano ©Maximiliano Bello

Alejandro Pérez Matus, biólogo marino y director de Subelab, un laboratorio de ecología submareal enfocado principalmente en la ecología de comunidades submarinas, ubicada en la Estación Costera de Investigaciones Marinas (ECIM) de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien nos da su visión respecto a Seaspiracy. 

“En lo concerniente al problema de la pesca creo que el documental falla mucho en dar una mirada ecuánime al problema, no lo representa muy bien. Es muy sesgado en la búsqueda de la solución y en ese sentido, todas las entrevistas a los investigadores y ONGs los deja muy mal parados porque las preguntas están bien diseñadas para una respuesta en particular, por lo mismo, no es un documental que aborde una temática desde una perspectiva más objetiva”.

“Si bien representa y sobre-dimensiona el problema de la pesca debido a la separación entre lo que es la pesca artesanal con la pesca industrial, el mensaje que ellos entregan es que para resolverlo hay que dejar de comer peces y productos marinos, teniendo una mirada más orientada hacia el veganismo. En general, me parece una postura bien radical, debido a que hay una gran cantidad de personas que tiene beneficios directos por medio de la comercialización y la extracción de recursos marinos. Esa visión, la encuentro muy mal representada en el documental”.

Sobre la pesquería sustentable, Alejandro agregó lo siguiente: “Ha habido avances colectivos en el manejo hacia la sustentabilidad. Existen pesquerías que se manejan muy bien asociadas a otros métodos de manejo, como el caso de contar con reservas marinas basadas en una ardua fiscalización. Empresas que podrían haber extinguido especies completas, sin embargo no termina sucediendo así. Aunque claro, hay otras que requieren escrutinio y que sean evaluadas en términos objetivos”.

Concluyendo a continuación: “En pocas palabras, demasiado sesgado, muy poco objetivo, no hace una investigación al problema y estas tres cosas en conjugación dicen que el mensaje que se entrega no está bien elaborado. Hay un activismo detrás que subyace el problema de la pesca y ellos lo retratan con un solo ángulo que es el extractivismo y no representan todo lo que hay detrás; investigación, manejo, colectividad, gobernanza territorial”…”Espero que se hagan más documentales, hay que tratar de conectar y dar más cultura marina, aprender y saber sobre el consumo responsable”.

 

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