La Laguna Cerro contaminada hace un año en Paraguay. Crédito: Jorge Sáenz/AP
La Laguna Cerro contaminada hace un año en Paraguay. Crédito: Jorge Sáenz/AP

La historia de la contaminación de la Laguna Cerro inicia con una foto, con la indignación de unos vecinos y la denuncia de un fotoperiodista llamado Jorge Sáenz, corresponsal en Paraguay de la agencia de noticias estadounidense Associated Press (AP). En la imagen en cuestión —captada en abril del año pasado— se observan dos cuerpos de agua divididos por una carretera artificial, que los parte en dos. En una mitad, la izquierda, se observa una densa vegetación y agua oscura. En la otra mitad, la derecha, solo puede apreciarse agua magenta, como tinta. No hay vegetación allí, todo está muerto. Difícilmente pudiesen las plantas o peces prosperar en un agua como esa. La imagen, explicó el autor al diario El País en una entrevista en septiembre pasado, fue tomada usando un dron: “Tomé la foto con el dron desde el medio para que se viera el contraste entre la zona muerta de la laguna y la otra con vida. Cuando tratamos de fotografiar problemas medioambientales es muy difícil que la foto sea tan gráfica. Me quedé muy asombrado, no creía que la laguna fuera tan magenta antes de ir; desde lejos ya se siente el olor descompuesto del agua”.

La imagen de Sáez tardaría meses en cobrar atención, pese a que los pobladores de los barrios San Francisco y Santa Lucía, cercanos a la Laguna, habían también denunciado y expresado indignación por el vertido de desechos de la empresa Waltrading S.A., una curtiembre que opera en las cercanías. En Paraguay, el negocio del cuero mueve cientos de millones de dólares por año y es poca la supervisión que empresas tienen por parte de organismos ambientales, gubernamentales o reguladores. Fue entonces cuando la foto captó la atención del mundo entero, tras ser replicada en la cuenta en Instagram del actor estadounidense Leonardo Di Caprio. La imagen iba acompañada del siguiente caption o pie de foto:

«La Laguna Cerro en la ciudad paraguaya de Limpio está dividida en dos partes: una púrpura y otra azul. Una parte emite un olor fétido, la otra no
La laguna se dividió mediante la construcción de un terraplén y una carretera para transportar camiones hacia y desde las fábricas locales.
Hace varios meses, la gente comenzó a notar que el agua había cambiado en un lado de la carretera y que los peces y los pájaros estaban muriendo. Fueron a las autoridades ambientales locales que tomaron muestras de agua.
Francisco Ferreira, técnico del Laboratorio Multidisciplinario de la Universidad Nacional que tomó muestras, dijo que el color del agua se debe a la presencia de metales pesados como el cromo, comúnmente utilizado en el curtido de pieles de animales para producir cueros.
#APPhoto Jorge Saenz @jorgesaenzpy
«

La imagen se viralizó. Los llamados a detener la contaminación de las aguas y la reparación del daño coparon las páginas de diarios y discusiones en redes sociales. La atención que cobró el caso obligó a las autoridades a actuar. Funcionarios del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible de Paraguay (MADES) acudieron al sector y tomaron más muestras. Además, las autoridades se apuraron a suspender la licencia a la curtiembre Waltrading S.A., que solo durante 2019 había obtenido beneficios por más de dos millones de dólares en exportaciones, principalmente a Brasil, según reseñó para ese momento El Surti, un medio digital asentado en Asunción.

El color magenta que mostraban las aguas se debía a la presencia de cianobacterias que se alimentan de las altas cantidades de fósforo y nitrógeno que hay en el agua, tal y como señaló un informe realizado por el MADES y el Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (Cemit) de la Universidad de Asunción. A un año de la contaminación, el empresario Rogelio Ferreira Martins, dueño de la curtiembre, Waltrading, está imputado por delitos de procesamiento ilícito de desechos y daños a reservas naturales.

La recuperación y fitorremediación

*Desliza las flechas a izquierda y derecha para observar las imágenes.

La imagen que hoy muestra esta Laguna Cerro es totalmente distinta. El agua ha vuelto a la normalidad, recobrando su color. Las autoridades del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES) emitieron el pasado 6 de abril un informe que daba cuenta de la alentadora recuperación de las aguas con el descenso en las partículas sólidas y desechos.

«En una toma de muestras y análisis in situ del agua, se constató por ejemplo, que el nivel de sal que en principio era muy elevado, ahora bajó al 50%», precisa el informe. Adicionalmente, se deshizo el terraplén que dividía las aguas y que no permitía el flujo constante; se llevaron 600 plantas de camalotes (Eichhornia crassipes y Pistia stratiotes), cuyo comportamiento en cuanto a su supervivencia, así como su trabajo de filtro acuático están bajo constante monitoreo por técnicos del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES), en el marco de un Proyecto Piloto de Fitorremediación. Y también las condiciones han sido óptimas para la reaparición de la planta victoria cruziana, también conocidas como nenufares gigantes.

Aparición de victoria cruziana en la Laguna Cerro a un año de su contaminación. Crédito: ABC Color.
Aparición de victoria cruziana en la Laguna Cerro a un año de su contaminación. Crédito: ABC Color.

Los vecinos también parecen estar más tranquilos. En una información recogida por el diario ABC Color, en Paraguay, la recuperación ha devuelto la tranquilidad a los habitantes de los barrios San Francisco y Santa Lucía, puesto que ha desaparecido el mal olor y la recuperación les permite poco a poco disfrutar del paisaje y volver a la normalidad.

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