Un agente fronterizo, miembro Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá, fotografía un especímen de rana y luego sube o carga la imagen en la plataforma iNaturalist, un sitio en Internet donde aficionados, naturalistas, biólogos, científicos y expertos comparten fotografías y contribuyen a identificar especímenes de fauna y flora, mapear especies e intercambiar observaciones de biodiversidad a través del mundo. El ejercicio es parte de un programa interinstitucional que involucra organismos y centros de estudio en Panamá, en el que participa también el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Lo que vino después es parte de un periplo que permitió descubrir una nueva especie de rana arlequín, y que ha dado nuevas esperanzas de lucha contra la extinción de estos anfibios.

Atelopus fronterizo. Crédito: Ministerio de Ambiente de Panamá.
Atelopus fronterizo. Crédito: Ministerio de Ambiente de Panamá.

Tras completar el ejercicio ‘Reto Ecológico’, el resultado dejó perplejos a muchos: biólogos y científicos no podían catalogar y dar con la identidad el especímen en la fotografía subida iNaturalist. La ausencia clara de datos registrados para las características vistas en la fotografía dieron paso a otras expediciones y la recolección de nuevos ejemplares. El biólogo panameño Abel Batista se dedicó por varios años a análisis morfológicos y moleculares en el ADN del especímen, para intentar determinar a qué especie y clase pertenecía. Se revisaron incluso ejemplares colectados en Panamá hace más de un siglo, albergados en el Museo de Historia Natural de Nueva York.  

Batista tiene 15 años de experiencia de campo en Panamá, Costa Rica y Colombia y ha realizado diversos trabajos  de rescate de fauna, monitoreos e investigación. Es especialista en taxonomía de anfibios e  investigador de la Universidad Autónoma de Chiriquí e Investigador Nacional (SNI-SENACYT). Junto a Milán Veselý, del Departamento de Zoología de la Universidad de Palacky, en República Checa, publicó un estudio en el que ambos confirmaron que «este anfibio no había sido descrito antes».

La conclusión era clara, se trataba de una nueva especie, nunca antes descrita. Se le ha dado el nombre de Atelopus fronterizo, debido al lugar en el que fue encontrada. Esta tiene parentezco genético con la rana dorana de Panamá, que ya no se encuentra en espacios silvestres y sólo existen ejemplares en cautiverio. La causa es un hongo llamado Batrachochytrium dendrobatidis, causante de la enfermedad que afecta a más de 700 especies de anfibios y ha provocado la disminución de poblaciones en todo el mundo y la extinción de casi 200 especies.

La Rana arlequín

Atelopus fronterizo, su distribución en territorio panameño y catacterísticas. Crédito: Zoological Research. Batista e Veselý.

Los resultados han sido publicados en la revista científica Zoological Research en un artículo titulado “A new species of Atelopus (Amphibia: Bufonidae) from eastern Panama”. Algunas de las caracterizaciones de la nueva especie son: “Las ranas arlequín se encuentran desde Costa Rica hasta Bolivia. Actualmente se reconocen casi un centenar de especies, seis de las cuales se encuentran en Panamá. Durante estudios de campo recientes en las cadenas montañosas del este de Panamá, recolectamos cinco especímenes de Atelopus, junto con grabaciones de machos llamadores. El análisis molecular posterior reveló que nuestras muestras estaban agrupadas, formando un clado bien separado de todas las especies conocidas. La comparación de nuestros especímenes con el material de las colecciones de museos demostró que la especie tiene una larga historia científica”.

Entre todas las especies de ranas, las arlequines son las más vulnerables. De las casi 100 especies que existen, alrededor de 65 no se han visto por lo menos en 20 años, según indican biólogos y científicos. Batista concuerda con esta afirmación: «Es extremadamente raro que se describan estas especies en la actualidad». Al pertenecer a un grupo de especies altamente vulnerables a las alteraciones de su ambiente y al cambio climático, se recomienda hacer estudios profundos de biología, reproducción y estados de conservación de sus poblaciones, indicó el Ministerio de Ambiente de Panamá.

 

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