Vista aérea de Maitencillo © Club de Parapentes de Maitencillo
Vista aérea de Maitencillo © Club de Parapentes de Maitencillo

Ubicadas a sólo 156 km de Santiago, las localidades de Maitencillo y Laguna de Zapallar ofrecen un sin número de actividades que nos invitan a desconectarnos de la rutina y disfrutar de bellos paisajes. Si bien la comuna de Puchuncaví posee diversas playas ideales para el descanso, también se transforma en una excelente oportunidad para compartir al máximo con la naturaleza.

Cielo: Lo más cercano al vuelo de un pájaro

© Club de Parapentes de Maitencillo
© Club de Parapentes de Maitencillo

Existe el prejuicio de que el vuelo en parapente es un deporte vertiginoso donde se corren grandes riesgos, sin embargo es justamente esto lo primero que desmienten en el Club de Parapentes de Maitencillo. “Volar en parapente es una experiencia única, e incomparable. Es lo más cercano a la vivencia de un pájaro, sin riesgo alguno y para todas las personas, incluso las que sufren de vértigo”, asegura Nicole Aravena, Coordinadora de Vuelos de la empresa.

El club que fue fundando hace 15 años por el piloto biplaza Arturo Vergara, más conocido como “el bengala”, cuenta con varios pilotos con amplia experiencia que han volado con adultos y niños, y a veces incluso con 2 pasajeros a la vez.

© Amelia Ortúzar
© Amelia Ortúzar

La actividad comienza en el Cerro Tacna, ubicado al sur de Maitencillo. Allí, sobre un acantilado, que está a 70 metros de altura, los pilotos corren junto a sus alumnos hasta ser elevados por el viento aproximadamente 140 metros más.

El objetivo principal, después del vuelo, es volver al mismo punto de partida, sin embargo cuando el viento está más lento, el aterrizaje puede ser en la playa.

Es increíble poder ver el mar, los bosques y la naturaleza en altura, obviamente que en los valles, la experiencia también es maravillosa, pero hacerlo acá te conecta mucho más con la naturaleza”, asegura Nicole.

Para los que temen despegar en altura, dos buenas alternativas para comenzar son el “Paratrike” y el “Paramotor”, modalidades que han implementado y que consisten en despegar desde la playa. La única diferencia es que el primero posee motor y en el segundo, el piloto lleva una hélice en la espalda para dar impulso.

© Amelia Ortúzar
© Amelia Ortúzar

En estas dos últimas alternativas se puede sumar un tercer integrante, es decir, pueden volar parejas que no superen los 120 Kg. entre los dos o bien, niños acompañados de uno de sus padres.

Los precios por parapente normal desde el acantilado del Cerro Tacna van desde los $40.000 a los $60.000, dependiendo de la cantidad de tiempo de vuelo. En el caso del Paratrike y Paramotor, se le suman $10.000 más a cada valor. Y si es que se quiere contar con el servicio de fotos y videos (GoPro), se debe pagar un adicional de $20.000.

“Mi consejo es que se atrevan, porque no se van a arrepentir. La sensación es única e indescriptible y el vértigo es controlable. Todos deberían hacerlo alguna vez, además que no es necesario tener experiencia previa”, explica Nicole.

En el caso de los menores de 18 años, éstos deben ser autorizador por un adultos, padres o tutor.

Más información y reservas aquí.

Tierra: Las bondades de la humedad

© Marcela Rey de Fundación Kennedy
© Marcela Rey de Fundación Kennedy

En Chile podemos encontrar una cantidad considerable de humedales. Muchos no lo saben, pero se encuentran en todas partes, de norte a sur, y son esenciales para el desarrollo sostenible de la raza humana, ya que proporcionan agua para todos nosotros y depuran los desechos nocivos de ésta. Se consideran ecosistemas acuáticos que están inundados de manera permanente o estacional.  Por otro lado, la humedad, que claramente es su principal característica, hace que sean el hábitat ideal para muchas especies de plantas y animales. Razones suficientes para visitarlos y protegerlos.

Muy cerca de Santiago se ubica el Humedal de la Laguna de Zapallar, que en este momento se encuentra en plena recuperación ambiental, gracias a un proyecto ideado por la Fundación Kennedy junto a Yes Publicidad, el cual consiste en retirar las especies exóticas, restaurar la flora e instalar señalética.

© Marcela Rey de Fundación Kennedy
© Marcela Rey de Fundación Kennedy

La Coordinadora de la quinta región de la Fundación Kennedy, Marcela Rey, recomienda a ojos cerrados visitar este humedal, ya que es una oportunidad para que la familia observe aves, aprenda a identificarlas, conozca su comportamiento y puedan ver el funcionamiento del ecosistema en general. “Es un panorama bastante empírico respecto al funcionamiento del ciclo del agua y la vital función que tiene un humedal para todas las aves, insectos, plantas y obviamente el ser humano”, asegura.

Además recomienda visitarlo al menos dos veces al año, para poder visualizar los cambios que tiene. “Por ejemplo, en diciembre está bastante más seco, pero hay muchas aves distintas, algunas en periodo reproductivo con polluelos, así como también otras migratorias que utilizan el humedal como lugar de descanso y alimentación en sus largas rutas. Y en esta época debido a las lluvias está hermoso. En general hay menos aves, o sólo residentes, aunque después del retiro de aves exóticas han llegado bastantes aves nativas como las garzas, grandes y chicas, y se está reconfigurando la forma en que habitan el lugar”, explica.

© Amelia Ortúzar
© Amelia Ortúzar

Va a depender entonces de la época del año las especies que se puedan divisar. Pero según lo que indica Marcela, algunas de las aves presentes en este humedal son la garza cuca, el pato yeco, la tagua, el playero, el cisne, la garuma, el pitotoy, entre otros.

Con respecto a la flora, las especies más vistas generalmente son muy resistentes a la salinidad de agua, como por ejemplo cubresuelos nativos como la Seillera radicans, la Phyla canecens y la doca (frutilla de mar). También otras de mayor altura como la Tessaria absinthioides (brea), Frankenia salinaCistanthe grandiflora (pata de guanaco), Sarcocornia fruticosa, Palo de yegua, quebrachos, y una serie de juncos.

© Amelia Ortúzar
© Amelia Ortúzar

Para los que quieran visitar el humedal, deben saber que se llega por la ruta F 30. Hay que entrar al pueblo La Laguna de Zapallar y dirigirse al sur. Lo ideal es caminar por el borde del humedal, que es la desembocadura del Estero de Catapilco y La Canela, para luego llegar al mar. No se deben pisar las plantas, ni alimentar a las aves y es necesario botar en los basureros toda la basura y colillas de cigarro que cada visitante pueda dejar.

“Lo mejor es sentarse en silencio y contemplar, rápidamente se pueden ver las especies y si eres muy observador más de un coipo cruzará nadando”, asegura Marcela.

Mar: Surf para toda la familia 

© Escuela de Surf de Maitencillo
© Escuela de Surf de Maitencillo

“Las olas viajan miles de kilómetros antes de explotar en algún lugar. Pueden venir desde el Cabo de Hornos, de China o de Japón. ¿Puedes dimensionar lo increíble que es esto y lo satisfactorio que puede ser subirse a una de ellas?”, dice Matías Mediano, Gerente de Administración de la Escuela de Surf Maitencillo, inaugurada en el 2000 como la primera del sector.

La escuela que partió con la misión de satisfacer una necesidad de la gente local que quería aprender y divertirse, actualmente es una empresa líder dedicada a la enseñanza profesional del surf y su proyección turística.

Gracias a su trabajo profesional, seguro y vanguardista, afirman que se han posicionado como una institución de referencia en el mercado, siempre en armonía con la naturaleza, en un ambiente familiar y seguro.

© Escuela de Surf de Maitencillo
© Escuela de Surf de Maitencillo

Las clases pueden ser grupales o personales, pero lo más importante es que aquí aseguran que todos los clientes van a estar apoyados por los profesores en todo momento. Además, no hay condiciones para practicar el deporte, “hacemos clases hasta a niños de 4 o 5 años, pero con estos últimos hay que hacer un trabajo previo para que generen una amistad con el mar”, dice.

© Escuela de Surf de Maitencillo
© Escuela de Surf de Maitencillo

Lo bueno que tiene Maitencillo y que es justamente lo que destacan desde la escuela de surf, es que las olas son cortitas, por lo que el lugar es perfecto para aprender. “Además el sector cuenta con una protección de rocas, el fondo es de arena,  está cerca de Santiago y no hay contaminación”, explica Mediano. “Sumado a esto, el deporte es muy  completo, ya que trabaja todos los músculos y la conexión con la naturaleza es potente. Te empieza a gustar más estar al aire libre. Eso el surf te lo da muy rápido”, dice.

La escuela funciona todo el año y la única restricción que existe son los días de marejadas, cuando el deporte no se practica por seguridad. Hay cursos de 5 sesiones. Los grupales tienen un valor de $60.000 por persona y los individuales $100.000. Cada clase grupal vale $16.000, mientras que individual $25.000. Allí mismo cuenta con arriendo de equipo y otros elementos para sacarle el máximo provecho al mar.

© Escuela de Surf de Maitencillo
© Escuela de Surf de Maitencillo

Lo rico es que uno lo empieza a pasar bien desde el primer minuto y cuando te conectas con una ola, es una sensación de satisfacción muy rica. Lo recomiendo 100%», afirma Mediano.

Las clases se deben reservar con 24 horas de anticipación en los teléfonos que se encuentran aquí.

© Escuela de Surf de Maitencillo
© Escuela de Surf de Maitencillo

Dónde alojar

En Mi Segunda Vivienda puedes encontrar propiedades que se ofrecen en arriendo por temporada, en los sectores de Maitencillo y Laguna de Zapallar. Sólo debes ingresar en su página web y buscar la mejor alternativa, ya sea para los fines de semana largos, normales o vacaciones.

Comenta esta nota

Comenta esta nota

Responder...