La zona costera de la Región de Coquimbo acapara la atención por muchos motivos. Puede ser su belleza escénica, sus atractivos turísticos, los chungungos que retozan entre las algas o conflictos socioambientales que han dividido a la opinión pública. Sin embargo, algunos habitantes han pasado completamente desapercibidos entre las rocas, hasta que ojos curiosos y estudiosos han permitido que salgan del anonimato.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Hábitat de Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Algo así ocurrió luego de que un equipo de investigadores descubriera una nueva especie de planta para Chile, que por largo tiempo pasó “inadvertida” para la ciencia. Nos referimos a Nicotiana rupicola, un arbusto que sería endémico – exclusivo – de la costa de la Región de Coquimbo, y que fue presentado en sociedad a través de un estudio publicado hace pocos días en la revista científica PhytoKeys. Además, el mismo trabajo reportó oficialmente, por primera vez en el país, la presencia de Nicotiana knightiana, especie del mismo género que ha sido descrita solo para las costas de Perú.

“Las pocas especies descritas de Nicotiana – en tiempos más recientes – viven en lugares recónditos de la mata atlántica de Brasil o en el vasto continente australiano. Sin embargo, llama mucho la atención de que una especie como Nicotiana rupicola, que crece tan cercano al radio urbano de una de las principales ciudades portuarias de Chile, donde decenas de científicos y naturalistas pasaron y exploraron, no haya sido descrita hasta el día de hoy. Lo más destacable es que estos hallazgos nos invitan a seguir trabajando y explorando, incluso los sectores que creemos que ya han sido explorados, en busca de nuevas especies en el territorio nacional”, cuenta Nicolás Lavandero, investigador asociado de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Este hito nos recuerda, una vez más, la importancia de la naturaleza del Norte Chico, como bien destaca Ludovica Santilli, botánica, investigadora externa del herbario del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) y autora principal del estudio: “La zona costera entre Tongoy y Coquimbo es considerada un área de mayor interés para la conservación de la flora vascular (incluyendo las suculentas) debido a su alto grado de endemismo. Junto a Nicotiana rupicola crecen otras especies consideradas en alguna categoría de peligro de conservación, como el papayo chileno (Carica chilensis), el lucumillo (Myrcianthes coquimbensis) y el guayacán (Porlieria chilensis)”.

La científica especializada en taxonomía vegetal agrega que “esta área está afectada por una intensa expansión urbana que puede representar un peligro para la sobrevivencia de la biodiversidad local. Aún más controversial es la instalación del proyecto minero portuario Dominga, ya que sus instalaciones se proyectan en el área de ocurrencia de Nicotiana rupicola, cercano a su localidad más norteña”.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Un secreto entre las rocas

Todo habría comenzado luego de un paseo por la costa de Coquimbo, cuando Claire de Schrevel y Philippe Dandois avistaron por primera vez a la entonces desconocida Nicotiana rupicola. “A pesar de no ser botánicos de profesión, tanto recorrer y fotografiar flora en los últimos años les ha permitido entrenar el ojo y poder reconocer que esta planta, que crecía entre las rocas de Fuerte Lambert, tenía algo distinto al resto de las Nicotiana conocidas. Coincidimos de inmediato de que se trataba de algo desconocido”, narra Santilli.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Con esa motivación, viajaron al sitio del suceso durante noviembre del 2020, donde encontraron a la misteriosa planta floreciendo y con frutos. Como era de esperarse, colectaron muestras con el fin de estudiarla en profundidad y dilucidar las relaciones de parentesco que tenía con las demás especies de Nicotiana. Este grupo “ha llamado mucho la atención de los científicos, ya que a este género también pertenece la planta del tabaco (Nicotiana tabacum). Esto implicó que en el pasado hubo muchos esfuerzos y recursos disponibles para describir todas las especies existentes en el mundo, lo que facilitaría estudios de hibridación y mejoramiento del tabaco, buscando caracteres que pudiesen ser útiles para su cultivo (resistencia a pestes, hongos, sequía, mayores concentraciones de nicotina, etc.)”, detalla Lavandero, quien añade que la mayoría de las especies de Nicotiana fueron descritas antes del año 1950.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Por ello, los investigadores efectuaron los estudios morfológicos y moleculares de rigor, así como revisiones de la literatura científica y de todas las plantas colectadas que hoy reposan en herbarios como el del MNHN, CONC y EIF. “Este último nos permitió encontrar un espécimen de Nicotiana rupicola colectado por Nicolás García en 2003 en la localidad de Chungungo, a 50 km al norte de Fuerte Lambert”, puntualiza Santilli.

También recurrieron a registros fotográficos de la aplicación de ciencia ciudadana iNaturalist, donde vieron retratos de la susodicha, la cual solía ser confundida con otras parientes. En esa línea, la botánica precisa que “la principal característica que nos ayuda a identificar la Nicotiana rupicola de todas las demás especies de Nicotiana presentes en Chile es seguramente lo comprimido que está su inflorescencia, es decir, que las flores tienen un pedúnculo corto y no son muy péndulas como las otras especies. Además, sus flores no presentan pelos en los pétalos, a diferencia de las demás especies que sí están recubiertas por pelos”.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Flor de Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

De esa forma se dio con la identidad de Nicotiana rupicola, arbusto perenne que alcanza hasta los 2 m de altura, y que posee numerosos tallos. En la actualidad solo se ha registrado en dos localidades de la Región de Coquimbo. La primera es el Fuerte Lambert, donde estas plantas crecen entre las rocas de un acantilado cercano al mar, en compañía del lirio de campo (Alstroemeria magnifica), pata de guanaco (Cistanthe grandiflora) y pahueldum (Diplolepis boerhaviifolia). La segunda corresponde a Chungungo, que refugia a la ahora nueva especie en un acantilado rocoso que también mira hacia el océano, junto a las denominadas sosas bravas (Nolana crassulifolia y N. sedifolia), amancay (Balbisia peduncularis), entre otras.

Ilustración de Nicotiana rupicola ©Héctor Mondaca
Ilustración de Nicotiana rupicola ©Héctor Mondaca

Por lo mismo, bautizaron a la nueva especie como “rupicola”, nombre que proviene del latín rupes o rupis (roca) y colere (habitar), que alude al icónico hábitat rocoso donde reside.

A esto que suma que la planta se parece más al denominado tabaco cimarrón (Nicotiana solanifolia), aunque lo curioso es que está emparentada de forma más estrecha con la especie Nicotiana cordifolia que es endémica del Archipiélago de Juan Fernández.

Detalle de las hojas de Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Hojas de Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Pero si volvemos al tema de las fotos, éstas fueron claves para el segundo hallazgo, ya que durante la búsqueda de postales de la enigmática Nicotiana rupicola hallaron – para su sorpresa – a “otra Nicotiana, con flores de color verde, que tampoco se podía adscribir a ninguna especie registrada en Chile”, cuenta Santilli. Al igual que la vez anterior, los botánicos fueron a la desembocadura del Río Elqui a colectar a esta otra planta, para luego realizar una exhaustiva revisión bibliográfica y de herbario que les entregara pistas sobre su identidad.

Luego, vieron que estaba en otros sitios de la Región de Coquimbo, como en la ciudad de La Serena, y también en Huasco Bajo, en la Región de Atacama.

Así, llegaron a la conclusión de que se trataba de una especie oriunda de la costa del sur de Perú, que habita en los bordes de las vías, pastizales y fondos rocosos de quebradas. El camino de los botánicos se había cruzado con las ramas de Nicotiana knightiana.

Nicotiana knightiana en Elqui ©Ludovica Santilli
Nicotiana knightiana en Elqui ©Ludovica Santilli

Como bien podrán pensar las y los lectores, la gran interrogante es si Nicotiana knightiana corresponde a una especie nativa o introducida en Chile. Algunos podrían especular que, al igual de Nicotiana rupicola, pudo haber sido “ignorada” por largo tiempo, pero durante los últimos dos siglos de expediciones botánicas ni siquiera fue colectada ni ingresada a un herbario (como sí ocurrió con la nueva especie, aunque no hubiera sido identificada correctamente en un principio), mientras que las plantas “knightianas” que viven en tierras chilenas están a casi 1.500 km de la población más cercana de Perú.

Ilustración de Nicotiana knightiana ©Héctor Mondaca
Ilustración de Nicotiana knightiana ©Héctor Mondaca

Lavandero se inclina por la hipótesis de que no es nativa: “El artículo publicado es una forma de oficializar su presencia en Chile. Es muy probable que la presencia de Nicotiana knightiana en el país se trate de una introducción causada por el humano debido a dos razones. Primero, la zona en que se encontraron las plantas ha sido explorada en incontables oportunidades desde la fundación de la ciudad y no había sido registrada hasta antes del 2018. Desde entonces, el número de avistamientos ha ido aumentando rápidamente, tanto en la desembocadura del río Elqui, como dentro del radio urbano de La Serena, lo que nos dice que el número de ejemplares ha ido aumentando en muy poco tiempo. Además, Nicotiana knightiana es una especie originaria del Perú y entre su distribución natural y estas nuevas localidades, hay casi 1.500 km de distancia”.

Nicotiana knightiana en Elqui ©Ludovica Santilli
Nicotiana knightiana en Elqui ©Ludovica Santilli

Si bien el investigador de la Universidad Católica señala que existen casos en que la flora es dispersada varios miles de kilómetros por medios naturales, ya sea colada en el plumaje de las aves o incluso por tsunamis, “considerando que las semillas de Nicotiana son muy pequeñas (medio milímetro de largo), y que además los registros están asociados al radio urbano, sospechamos que quizás estas plantas ingresaron como semillas mediante acciones humanas, como movimientos de tierra o áridos, cargamentos portuarios, o semillas compradas por Internet para uso ornamental en jardines y que luego haya escapado del cultivo”.

Nicotiana knightiana en Elqui ©Ludovica Santilli
Nicotiana knightiana en Elqui ©Ludovica Santilli

Esto no es menor si consideramos que la introducción de especies exóticas acarrea riesgos que pueden generar desbalances en los ecosistemas, por ejemplo, al “competir por recursos y espacio con las especies nativas, lo que podría implicar el desplazamiento de especies nativas por especies exóticas, e incluso terminar extinguiendo local o totalmente a una especie nativa, lo que terminaría afectando a todo el ecosistema del Río Elqui y cualquier otro sector donde esta especie se pueda instalar. También es un problema para la agricultura, ya que toda especie capaz de perturbar un cultivo, requiere que se haga un esfuerzo extra por controlarla, lo que aumenta el uso de herbicidas y agroquímicos”.

Sin embargo, nada de eso está claro.

De lo que sí no caben dudas es que la nueva especie para Chile, Nicotiana rupicola, enfrenta un complejo panorama en las costas coquimbanas

Desde pisoteos hasta minería

Aunque Chile suma una nueva especie en el papel, una parte del país la ignora y borra del mapa sin miramientos.

Para Santilli, “el hecho de que nos hayamos encontrado con una especie nunca registrada en un lugar tan accesible nos indica la poca importancia que a nivel institucional se ha dedicado al conocimiento de la biodiversidad y esto es algo en lo que se debe invertir más recursos, ya que el riesgo es que estas especies se extingan antes de conocerlas y no sean incluidas en las evaluaciones de impacto ambiental”.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Lavandero coincide y subraya que “el estado del conocimiento de la flora de Chile es aún incompleto, a pesar de ser un país relativamente con pocas especies (más o menos 5.500 especies) en comparación a la megadiversidad que presentan los países aledaños. Hasta el 2018 no teníamos un catálogo actualizado de las especies de Chile, y el más reciente databa de los años 80. Como dato, solo en este período de pandemia 2020-2022, se han descrito 18 especies de plantas nuevas para el país”. Tal fue el caso de Schizanthus nutantiflorus en el desierto de Atacama, Miersia putaendensis en Putaeando y Alstroemeria esteparica en el Parque Nacional Patagonia, solo por nombrar algunas.

Todo lo anterior cobra extrema relevancia ya que, tal como lo dijimos previamente, las y los botánicos han encontrado a Nicotiana rupicola solo en dos localidades hasta el momento, lo que está muy lejos de ser auspicioso. Por lo mismo, en el estudio publicado en PhytoKeys se sugiere clasificar a este arbusto como “en peligro crítico” de extinción debido a su distribución restringida y fragmentada, su pequeño número poblacional y la amenaza que representan la urbanización y las actividades mineras para la biodiversidad local.

“Lamentablemente, ambas localidades presentan amenazas para la conservación de la especie y del ecosistema donde vive. Por un lado, la población del Fuerte Lambert se encuentra muy cercana al radio urbano de Coquimbo, lo que implica que la expansión urbana irremediablemente ha afectado y seguirá afectando el ecosistema, mientras se siga construyendo sobre sectores con vegetación natural. Por otro lado, Fuerte Lambert es un sitio al que muchas personas van a visitar o se usa para carretear. Al no haber sendero demarcado, la gente pisotea la vegetación nativa y deja basura en los alrededores, dañando al ecosistema completo donde esta especie habita”, señala Lavandero.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

De hecho, el mismo investigador visitó dicha población durante este año, con el fin de buscar semillas para su propagación.

Allí se encontró con la desagradable sorpresa de que “las rocas donde esta especie habita, en los roqueríos del Fuerte Lambert, se han abierto rutas de escalada y de boulder. Me encontré con ejemplares de Nicotiana rupicola pisoteados y con ramas rotas a los pies de estas rutas, además de algunos ejemplares que simplemente arrancaron de las rocas para ‘limpiar’ la ruta de escalada. Me gustaría aprovechar este medio para hacer un llamado a la comunidad de escaladoras y escaladores, para que tomen conciencia del impacto que la actividad puede tener en el ecosistema donde escalan. Probablemente se debería restringir el acceso a ciertos sectores donde hay más individuos de Nicotiana rupicola, desequipar algunas rutas y poner carteles para que la gente que vaya a escalar en ese sector tome conocimiento del daño que puede causar”.

Por otro lado, la segunda población de Nicotiana rupicola vive en Caleta Chungungo, a unos 50 km al norte de La Serena. “A pesar de no estar en el área misma de los proyectos minero-portuarios Dominga y Cruz Grande, se encuentran en el área de influencia, lo que implica que irremediablemente se dañará al ecosistema donde esta especie habita y lo fragmentará. También invito a reflexionar sobre el hecho que quizás esta especie sí se encuentre en el área de los proyectos, pero debido a que las líneas de base ambiental de ambos proyectos presentan deficiencias muy grandes, sumado a que esta especie no estaba descrita, quizás simplemente la pasaron de largo y obviamente no fue considerada durante la evaluación ambiental”.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

Por todo lo anterior, los investigadores esperan que comience el nuevo proceso de clasificación de especies del Ministerio de Medio Ambiente, para registrar a esta planta y solicitar que sea catalogada como “en peligro crítico”, “la más alta categoría de conservación, esperando que futuros proyectos tengan considerado el impacto que pueden ocasionar en esta especie. Lamentablemente, encontramos y describimos muy tarde esta especie como para que pueda tener un impacto relevante en ambos proyectos, ya que los procesos de clasificación de especies tardan un par de años en oficializarse y no son retroactivos”, puntualiza Lavandero.

En el intertanto, Santilli sostiene que “es importante que la gente que visita los lugares donde habita Nicotiana rupicola reciba información sobre cómo distinguirla, evite pisotearla o romperla, utilice senderos demarcados para evitar dañar el ecosistema donde habita y llevarse siempre su basura. Es importante que la comunidad escaladora que escala en el Fuerte Lambert sepa también que tiene que evitar dañar y pisotear los ejemplares que se encuentran en medio de sus rutas de escalada y boulder”.

Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero
Nicotiana rupicola ©Nicolás Lavandero

En definitiva, lo que buscan las y los botánicos es “que la ciudadanía conozca la biodiversidad y reciba educación sobre cómo cuidarla”.

Sin duda, ese es el punto de partida para asegurar la supervivencia de la (aún desconocida) flora de Chile.

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