Crédito: © Reñihué Nature Conservancy
Crédito: © Reñihué Nature Conservancy

También conocido como Leopardus guigna, la güiña o kodkod, es la pantera más pequeña del mundo y uno de los felinos más difíciles de estudiar, dado sus hábitos nocturnos y elusivos. Un lugar único para su investigación es Reñihué, en la Región de Los Lagos, uno de los últimos grandes valles de Chile que no han sido intervenidos por el ser humano, uniendo flora, fauna y funga desde las más altas cumbres andinas hasta el océano Pacífico, sin interrupciones. 

Crédito: © Reñihué Nature Conservancy
Crédito: © Reñihué Nature Conservancy

La conservación de esta especie y la protección de este gran corredor biológico que se constituye en este valle de la Patagonia chilena es justamente la misión de Reñihué Nature Conservancy, fundación que trabaja desde la ciencia, la fotografía y la comunicación, monitoreando e investigando la biodiversidad de Reñihué de manera constante desde hace tres años para contribuir a su valoración y promover la conservación.

“Somos pioneros en la implementación de un monitoreo no invasivo a largo plazo, enfocado en mamíferos del bosque templado, como el puma, la güiña y el pudú. Para eso instalamos más de 120 cámaras trampa en medio del bosque y llevamos tres años ininterrumpidos, es decir, monitoreamos las 24 horas, los 365 días del año”, explica Thomas Kramer, coordinador de investigación de la fundación, con la misión de estudiar y monitorear la biodiversidad de Reñihué para asegurar su conservación y aplicar este conocimiento a toda la Patagonia.

Crédito: © Reñihué Nature Conservancy
Crédito: © Reñihué Nature Conservancy

Según la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación (UICN), la güiña se encuentra en estado vulnerable y su población decrece. National Geographic indica en un artículo reciente que, junto con el gato andino, la güiña es el felino americano más amenazado y su desaparición paulatina es consecuencia de la pérdida y fragmentación de su hábitat. Lo que a su vez tiene como consecuencia la disminución de servicios ecosistémicos como el control de la población de roedores—sus presas naturales— aumentando la probabilidad de la propagación del virus hanta. 

Al ser depredadores tope, cualquier problema en la cadena repercute en los felinos, por lo que se dice que son muy buenos bioindicadores. Esto quiere decir que su presencia o ausencia nos habla de la salud de los ecosistemas. Sin embargo, estudiar felinos es bastante difícil porque son animales crípticos, que viven de noche, se muestran poco y ocupan extensos territorios”, dice Kramer. 

Crédito: © Reñihué Nature Conservancy
Crédito: © Reñihué Nature Conservancy

Reñihué, en este contexto, es uno de los últimos valles en Chile donde los animales pueden recorrer desde las más altas cumbres en la Cordillera de los Andes hasta la costa del océano Pacifico, sin interrupciones. Un gran corredor biológico donde no hay carreteras donde los autos a alta velocidad atropellen güiñas, lo que permite que sus bosques sean parecidos a cómo vivían las güiñas 5.000 años atrás. 

A partir del monitoreo ininterrumpido con cámaras trampa, el equipo multidisciplinario de investigadores de Fundación Reñihué ha logrado conocer más de esta especie. “Llevamos 3 años trabajando en una nueva manera de utilizarlas, que llamamos el método Reñihué, que consiste en buscar una nueva perspectiva para conocer y estudiar a los animales. 

Crédito: © Reñihué Nature Conservancy
Crédito: © Reñihué Nature Conservancy

Casi todos los estudios de cámaras trampa en el mundo y en el país lo hacen de la misma forma, ubicando las cámaras desde una perspectiva lateral. El método Reñihué consiste en ubicar las cámaras de manera cenital, es decir tomar fotografías desde arriba apuntando hacia el suelo, capturando la espalda de los animales. ¿Por qué esto es tan distinto? Porque en animales con manchas como la güiña, hemos podido reconocer patrones característicos en sus espaldas, lo que nos ha permitido distinguir una güiña de otra”, profundiza el investigador.

Patrones Dorsales. Crédito: © Reñihué Nature Conservancy
Patrones Dorsales. Crédito: © Reñihué Nature Conservancy

Así, este equipo de investigación se ha convertido en el primero en encontrar un método certero para identificar individuos de güiñas a partir de fotografías de cámaras trampa, pudiendo reconocerlas, nombrarlas, saber quiénes son, dónde están, qué hacen, con quiénes interactúan. 

Thomas Kramer instalando una cámara. Crédito: © Reñihué Nature Conservancy
Thomas Kramer instalando una cámara. Crédito: © Reñihué Nature Conservancy

Esto permite conocer la densidad de su población y cómo se ve afectada frente a diversas amenazas. Además, desde la Fundación buscan impulsar la conservación no sólo a nivel de ecosistema, sino también a nivel de individuo, visión que pudiera ser clave para enfrentar la crisis de extinción de especies, al aplicar estrategias focalizadas y diferenciadas para la conservación.

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