La danta o tapir de montaña habita principalmente en la cordillera central de Colombia. Foto: © Daniel Restrepo Marín
La danta o tapir de montaña habita principalmente en la cordillera central de Colombia. Foto: © Daniel Restrepo Marín

Los tapires o dantas de montaña (Tapirus pinchaque) son considerados los ‘jardineros de los bosques’ y es una especie clave para el funcionamiento de los ecosistemas alto andinos. “Son los últimos megaherbívoros que tenemos en Latinoamérica y tienen un rol importante en procesos de depredación y dispersión de semillas para la regeneración de los bosques”, comenta José Fernando González-Maya, biólogo y director del Proyecto de Conservación de Aguas y Tierras (ProCAT).

ProCAT, junto a Parques Nacionales Naturales de Colombia y la Iniciativa de Conservación de Tapires de Colombia (CTC) del Grupo de Especialistas de Tapires de la UICN, fue una de las organizaciones que hizo parte del recién lanzado Programa de Conservación de la Danta de Montaña, que brinda una ruta de trabajo para conservar las poblaciones de este animal en Colombia, considerando a las áreas protegidas del sistema de parques nacionales como uno de los principales focos de atención, a la vez que se tienen en cuenta otras figuras e iniciativas de conservación públicas y privadas a nivel local y regional.

El plan para el tapir de montaña era de vital importancia para Parques Nacionales porque “en 2015 la entidad definió unas especies y ecosistemas que se conocen internamente como valores objeto de conservación del sistema [a través de los cuales se puede analizar la efectividad del manejo de las áreas protegidas]. La idea es tener para todos ellos un programa de conservación asociado. El primero fue el del oso andino, ahora está el de la danta de montaña y esperamos este año anunciar los programas de frailejones y tortuga charapa. En un mediano plazo queremos establecer programas de conservación para el bosque seco tropical, los corales y los manglares”, comenta Irene Aconcha del grupo de Planeación y Manejo de Áreas protegidas de Parques Nacionales.

“Colombia es el corazón del hábitat de la danta de montaña”, dice González-Maya, refiriéndose a que sus áreas más importantes de distribución están en el país. Además, es un animal en el cual se basa, en gran medida, la planificación y el manejo de varias áreas protegidas andinas. El director de ProCAT asegura que este programa de conservación era una urgencia debido a la situación actual de la especie, que se encuentra catalogada como En Peligro según la Lista Roja de la UICN.

Danta de montaña en el Parque Nacional Puracé. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.
Danta de montaña en el Parque Nacional Puracé. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.

Núcleos de conservación y conectividad

La danta o tapir de montaña tiene presencia confirmada principalmente sobre la cordillera Central de los Andes, entre los 1400 y los 4000 metros sobre el nivel del mar y se ha registrado en por lo menos 10 áreas protegidas del sistema nacional de parques: Los Nevados, Otún Quimbaya, Las Hermosas, Nevado del Huila, Puracé, Complejo Volcánico Doña Juana-Cascabel, Alto Fragua Indi Wasi, Churumbelos, Sumapaz y La Cocha.

El Programa de Conservación de la Danta de Montaña menciona que este animal se alimenta de brotes y hojas jóvenes de hierbas, árboles y arbustos de más de 140 especies de plantas. “Permite no solo la regeneración de los bosques a través de la poda y el rebrote de las plantas consumidas, sino que también permite la dispersión de semillas mediante la germinación de nuevos individuos de plantas a través de la digestión de semillas que terminan abonando y germinando en sus heces”, se lee en el documento.

El biólogo José Fernando González-Maya menciona que este gran herbívoro es una especie paisaje ya que requiere de grandes áreas para mantener sus poblaciones saludables y a la vez una especie sombrilla, es decir, que las acciones que se ejecuten para protegerlo terminan beneficiando a muchas más especies de flora y fauna.

Una de las primeras tareas del Programa de Manejo era identificar los principales núcleos donde habita la especie en el país para focalizar allí las estrategias de conservación. González-Maya cuenta que se hizo una aproximación, desde modelos matemáticos, donde utilizaron los registros conocidos de la especie en Colombia y, a partir de unos algoritmos, proyectaron cuáles eran las zonas que tenían la mayor idoneidad ambiental la danta. “A partir de eso se crean unos polígonos de distribución potencial y sobre eso definimos los núcleos. Para cada uno de los siete identificados buscamos que hubiera un parque nacional que fuera como su corazón y parte del Programa de Conservación es validar esa distribución potencial con la información científica que se vaya generando”, comenta.

La danta de montaña se alimenta de al menos 140 especies de plantas. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.
La danta de montaña se alimenta de al menos 140 especies de plantas. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.

Los siete núcleos a los que se refiere el biólogo son: Los Nevados – Otún, Las Hermosas, Nevado del Huila, Puracé, Doña Juana Cascabel, La Cocha y Sumapaz. Los primeros seis en la cordillera Central y el último en la cordillera Oriental.

Núcleos de conservación de la danta o tapir de montaña identificados en el nuevo Programa de Conservación.
Núcleos de conservación de la danta o tapir de montaña identificados en el nuevo Programa de Conservación.

El programa no solo busca la protección de la danta en estos sitios sino que pretende generar corredores de conservación que permitan que estos se conecten y, de esta manera, garantizar mayor área para que la especie se mueva. González-Maya asegura que las presiones por ampliación de frontera agrícola y otras actividades van aislando a las poblaciones de danta, dejándolas en “islas” en medio del resto del bosque intervenido. “A mediano y largo plazo se generan problemas de erosión genética, de endogamia, y esa población aislada tiene menos capacidad de responder a un cambio, es menos resiliente”, dice.

Irene Aconcha de Parques Nacionales añade que garantizar la conectividad “es muy importante para que la especie pueda mantener poblaciones viables en todo su rango de distribución”.

Las siete estrategias clave

El Programa de Conservación de la Danta de Montaña, con vigencia entre 2021 y 2031, estableció siete estrategias para recuperar las poblaciones y el hábitat de este mamífero.

La primera es la articulación de los resultados de investigación y monitoreo como parte del manejo adaptativo. Esto quiere decir, en palabras de Irene Aconcha, que se hará levantamiento de información para conocer cómo está la especie y comprobar las proyecciones de ocupación que se hicieron a través de modelos. “La academia por lo general está muy presta a apoyar la generación de información y desde Parques también tenemos profesionales que apoyarán”, dice.

La danta o tapir de montaña es una especie paisaje y sombrilla. Foto: Daniel Restrepo Marín ©
La danta o tapir de montaña es una especie paisaje y sombrilla. Foto: © Daniel Restrepo Marín

La segunda estrategia pretende posicionar a la danta de montaña como una especie bandera de conservación y ahí entrará en juego el tema de educación ambiental con las poblaciones humanas que comparten espacios con la danta. La tercera es la generación de alternativas socioeconómicas sostenibles para la conservación de la especie y su hábitat, es decir, trabajar con las comunidades locales en mejores prácticas productivas.

La cuarta estrategia es el fortalecimiento del ejercicio de la autoridad ambiental enfocado en la protección de la danta y su hábitat y, la quinta, el fortalecimiento de la gobernanza. Aconcha asegura que para ejecutarlas se necesita una articulación entre las autoridades ambientales para que se cumpla la normatividad, lo cual implica, no solo ponerlos de acuerdo, sino conseguir recursos para contratar más personal o tener más desarrollo tecnológico para vigilar, mientras que se garantiza la participación de las comunidades locales en los procesos de manejo y conservación de la danta.

La sexta estrategia busca el fortalecimiento de la conectividad ecológica de los hábitats de este megaherbívoro, lo cual se relaciona con los corredores de conservación entre los núcleos identificados.

Finalmente, la séptima estrategia se enfoca en la gestión para la sostenibilidad financiera del Programa de Conservación y este es quizás el reto más grande, según comentan los expertos, de este proyecto y de todos los proyectos de conservación en Latinoamérica.

La danta o tapir de montaña es considerada la ‘jardinera de los bosques’. Foto: © Daniel Restrepo Marín
La danta o tapir de montaña es considerada la ‘jardinera de los bosques’. Foto: © Daniel Restrepo Marín
Danta de montaña (Tapirus pinchaque). Foto: Diego Lizcano.
Danta de montaña (Tapirus pinchaque). Foto: Diego Lizcano.

“El tema de inversión en conservación siempre será un reto porque es limitado y muchas veces no está estratégicamente dirigido. Como los recursos son limitados, las autoridades deben analizar cuáles son las acciones más urgentes y las que generarán mayor impacto de conservación en relación al costo de su ejecución. Lo ideal sería ejecutar todo de una vez pero las realidades de nuestros países no lo permiten”, asegura González-Maya.

Por su parte, Irene Aconcha asegura que Parques Nacionales no tiene una proyección de recursos destinados puntualmente para mantener estos programas, más cuando cada año el gobierno recorta el presupuesto de las entidades ambientales. Sin embargo, la idea es que el Programa para la Conservación de la Danta de Montaña involucre a diferentes tipos de actores y a partir de esto se generen alianzas para su implementación.

Un ejemplo de esto es el programa Conservamos la Vida donde el sector privado se ha vinculado al sector público, comunidades locales y organizaciones científicas, creando un plan que busca conservar hábitat para el oso andino, a través de corredores ecológicos entre parques nacionales a lo largo de las cordilleras Central y Occidental de los Andes. “Hay que apostarle a la sostenibilidad financiera del programa, somos muy conscientes de eso”, afirma Aconcha.

González-Maya también menciona que con la Iniciativa de Conservación de Tapires de Colombia se busca articular fondos internacionales para ejecutar las estrategias. “Una de las limitaciones que tenemos para traer fondos internacionales es que no hay claridad de a dónde van dirigidas las acciones, pero en este caso tenemos un documento rector que nos indica los pasos a ejecutar para alcanzar las metas”, agrega.

Parque Nacional Puracé. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.
Parque Nacional Puracé. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.

La urgencia de enfrentar las amenazas contra la danta

La danta de montaña es un animal en vía de extinción y su situación es realmente preocupante pues enfrenta varias amenazas directas e indirectas. Entre las directas, González-Maya menciona tres: la más importante es la pérdida y fragmentación de hábitat, que está relacionada con la ampliación de la frontera agropecuaria pero también con actividades como la siembra de cultivos de uso ilícito o la minería. En segundo lugar están los cambios ecológicos en el hábitat, donde se ubican los efectos del cambio climático y la introducción de especies exóticas y domésticas, y, finalmente, la pérdida de individuos ya sea por cacería directa, por retaliación, deporte o subsistencia.

El documento llama la atención sobre los perros, pues se encuentran entre esas especies exóticas y domésticas que están poniendo en grave riesgo a la danta. “Y no solo a la danta. Son un factor súper crítico para un montón de especies. Hablamos de los perros domésticos mal manejados y también de los perros ferales que forman jaurías y andan libremente por zonas naturales. Hay bastante evidencia de ataque de perros ferales a dantas y se sabe que también están afectando al oso, al cóndor, entre otros”, dice González-Maya.

Según comenta el biólogo, este es un problema gigantesco en todo el país pero se intensifica en las zonas altas de los Andes, donde el perro se ha convertido en un nuevo depredador que es muy exitoso porque caza en grupos. También preocupa la trasmisión de enfermedades donde no solo por parte de perros sino de gatos, cabras, vacas, ovejas y otros animales domésticos, debido a la frontera, cada vez más difusa, entre zonas naturales y zonas productivas.

Todas estas amenazas, de acuerdo con el director de ProCAT se ven potenciadas por otros factores como el modelo de desarrollo socioeconómico actual; el hecho de que no hay una política clara de conservación; no hay articulación entre los actores claves para la conservación de la danta; hay baja efectividad en el ejercicio de la autoridad ambiental; no se invierte en control, seguimiento y vigilancia, y hay muy poca inversión.

La danta o tapir de montaña es considerada la ‘jardinera de los bosques’. Foto: © Daniel Restrepo Marín
La danta o tapir de montaña es considerada la ‘jardinera de los bosques’. Foto: © Daniel Restrepo Marín
Parque Nacional Puracé. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.
Parque Nacional Puracé. Foto: Gustavo Adolfo Pisso Flórez.

Precisamente, atacar todos esos factores es uno de los objetivos del nuevo Programa de Conservación. González -Maya dice que en este 2022 le están apuntando a la consolidación del programa entre las comunidades locales y las autoridades ambientales regionales, mientras que Irene Aconcha se muestra optimista pues, desde el año pasado, se han venido levantando datos de las poblaciones de danta de montaña en algunas áreas protegidas de la cordillera Central como Puracé, Nevado del Huila, Los Nevados y el Complejo Volcánico Doña Juana Cascabel.

Lee el reportaje en el enlace original en Mongabay Latam: Colombia ya tiene un programa de conservación para la danta de montaña, especie en peligro de extinción

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