El aguará guazú o lobo de crin (Chrysocyon brachyurus) es la especie de cánido más grande de Sudamérica. Crédito: © Rewilding Argentina
El aguará guazú o lobo de crin (Chrysocyon brachyurus) es la especie de cánido más grande de Sudamérica. Crédito: © Rewilding Argentina

Hasta hace poco tiempo, la ciencia contaba con escasa información acerca del aguará guazú, el enigmático can con aspecto de lobo que habita pastizales y zonas inundadas del norte argentino. Con el objetivo de conocer más acerca de este animal y ayudar a conservarlo, Fundación Rewilding Argentina comenzó un proyecto de monitoreo satelital de individuos en el Parque Iberá, Corrientes. En este marco, se lograron registros inéditos a nivel global para esta especie en estado silvestre: cachorros jugando, la madre llamándolos y dándoles de mamar, y regurgitando restos de una presa para que ellos los coman.

El aguará guazú o lobo de crin (Chrysocyon brachyurus) es la especie de cánido más grande de Sudamérica. Con llamativas patas largas que le permiten moverse por terrenos inundados con suelos flojos, es un animal esquivo y difícil de ver. En el pasado, su distribución abarcaba muchas más provincias de las que hoy habita, principalmente a causa de la degradación y fragmentación de su hábitat para actividades agropecuarias y urbanizaciones, los atropellamientos en rutas, el ataque y transmisión de enfermedades por perros, la caza furtiva y su persecución por estar asociados a mitos o creencias negativas. Sin embargo, si bien existen estudios previos realizados sobre la especie, los registros e información sobre la misma son escasos y poco precisos.

el aguará guazú controla especies de pequeño y mediano porte y dispersa semillas en los ecosistemas donde habita. Crédito: © Rewilding Argentina
el aguará guazú controla especies de pequeño y mediano porte y dispersa semillas en los ecosistemas donde habita. Crédito: © Rewilding Argentina

En 2020 se logró capturar al primer macho en el Parque Iberá y en 2021 a tres individuos más (1 macho y 2 hembras), para colocarles radio collares con tecnología VHF/GPS con conexión satelital. Estos collares envían varias veces al día la ubicación del animal, lo que permite conocer los movimientos diarios de manera precisa y fiable y obtener datos sobre su reproducción, alimentación y uso del territorio.

Todas las mañanas, Augusto Distel, naturalista y responsable del monitoreo de los aguarás se dirige a la zona del territorio de cada individuo con collar y con la ayuda de antena y receptor, logra encontrar a los animales para observarlos y tomar datos y registrarlos fotográficamente.

A inicios de agosto, tras varios días de monitorear a una de las parejas de aguarás, compuesta por una hembra llamada «Preta» y un macho llamado «Malevo», Distel pudo descubrir la presencia de tres cachorros en una zona de pastizal. “El primer avistaje de las crías fue cuando apenas tenían poco más de un mes de edad. La emoción de verlos por primera vez fue inigualable» cuenta Augusto, quien se define como un fanático de este animal.

Organizaciones en Argentina llevan adelante el programa de reintroducción multiespecie más ambicioso de Sudamérica. Crédito: © Rewilding Argentina
Organizaciones en Argentina llevan adelante el programa de reintroducción multiespecie más ambicioso de Sudamérica. Crédito: © Rewilding Argentina

Las crías al nacer y durante los primeros meses de vida se esconden en cavidades entre los pastizales a los que los padres les dan forma de «cueva» o de «túneles» inclinando los pastos. Así, los cachorros pueden moverse por estos lugares de manera segura sin ser vistos cuando sus padres se ausentan en busca de alimento, haciéndolos realmente difíciles de ver.

Por sus hábitos alimenticios, el aguará guazú controla especies de pequeño y mediano porte y dispersa semillas en los ecosistemas donde habita. La disminución y desaparición de roles ecológicos como éste genera desequilibrios en los ecosistemas. Por ejemplo, una disminución de un predador como el aguará guazú, provoca un aumento de poblaciones de sus presas, como los roedores. A su vez, un mayor número de roedores consume mayor cantidad de alimento o incluso dispersan a nuevos sitios aumentando la probabilidad de transmisión de enfermedades, incluso a humanos.

La disminución de sus poblaciones llevó a su extinción en algunas provincias. Crédito: © Rewilding Argentina
La disminución de sus poblaciones llevó a su extinción en algunas provincias. Crédito: © Rewilding Argentina

En el Parque Iberá, Corrientes, el gobierno provincial, la Administración de Parques Nacionales y Fundación Rewilding Argentina llevan adelante el programa de reintroducción multiespecie más ambicioso de Sudamérica. El oso hormiguero gigante, el venado de las pampas, el guacamayo rojo y el yaguareté son algunas de las especies que están impulsando un nuevo modelo de desarrollo económico basado en el turismo de observación de fauna. “Ante todo, trae esperanza sobre un futuro mejor, más armonioso, donde los seres humanos y el resto de los seres vivos podamos compartir este mundo, respetándonos y haciéndolo más completo y alucinante”, concluye Distel.

Más datos sobre el aguará guazú

Este animal cuenta con pelos alargados sobre el cuello de color negro oscuro que forman una crin; la cola relativamente corta es casi en su totalidad de color blanca. Posee patas muy largas que presentan una adaptación para moverse por terrenos inundados con suelos flojos o barrosos. Tiene como característica principal su forma de andar tan peculiar que se define como «ambladura» (acción que consiste en mover y apoyar en el suelo a la vez la pata delantera y trasera del mismo lado). Pueden llegar a pesar entre 20 y 34kg.

Una característica muy peculiar del aguará guazú son sus aullidos o ladridos, los cuales utilizan tanto para comunicarse entre individuos, como para marcar territorio. Otra forma que tienen para delimitar su territorio es con la orina y las heces, las cuales eliminan preferentemente en zonas elevadas del nivel del suelo para que su olor sea esparcido a mayor distancia.

Los cachorros de esta especie presentan al nacer un color negruzco que se va modificando conforme van creciendo. La hembra se reproduce una vez al año entre los meses de abril y junio y la gestación dura de unos 62 a 66 días. Sus hábitos son más marcados en el crepúsculo y durante la noche, no obstante, al ser un animal oportunista se lo puede ver en diferentes horarios y momentos del día.

La disminución de sus poblaciones llevó a su extinción en algunas provincias, como Salta, La Rioja, San Luis, San Juan, Mendoza, La Pampa, Neuquén y Río Negro. En otras provincias del país como Formosa, Chaco, Misiones, Corrientes, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero y Entre Ríos, la especie continúa presente, con poblaciones consideradas desde Vulnerables a en Peligro de Extinción.

Las amenazas que sufrió y sigue sufriendo abarcan desde la pérdida de su territorio, la degradación y fragmentación de su hábitat para actividades agropecuarias y urbanizaciones, los atropellamientos en rutas y caminos, el ataque y transmisión de enfermedades por perros, sumado a la caza furtiva y la persecución de estos animales al asociarlos a mitos o creencias negativas e incluso la venta ilegal de ejemplares como mascotas.

 

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