Solo en dos oportunidades una forestal y minera han financiado trabajos de Almarza. Sin embargo, cuando esto ocurre y a diferencia de muchos otros, los proyectos han sido en base a una línea editorial personal, donde no permite la intervención de dichas empresas en sus textos ni en la manera de abordar los temas que trata, para lo cual se firma un acuerdo de “No Intervención”. Almarza plantea que, si de su trabajo resulta algo “reflexivo y útil”, las mismas empresas se verán en la obligación de cuidar los recursos que explotan o invertir más en la conservación. Y enfatiza que así ha ocurrido, siendo la selva valdiviana del Parque Oncol un claro ejemplo. Al respecto añade: “toda empresa que explota el medioambiente tiene la obligación moral de direccionar recursos para retribuir en investigación, educación y difusión de nuestra biodiversidad”
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